☽ • 𝐂𝐎𝐎𝐊𝐈𝐄𝐒 || 𝐑𝐈𝐕𝐀𝐑𝐈 𝐀𝐔 • ☾

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Ama terminó de amarrar la ultima pequeña liga de color en el cabello de Filis, ya tenía casi una hora haciendo pequeñas colitas en todo el cabello, encontró que esa era una buena forma de entretenerse y no pudo evitarlo cuando el mayor se recosto en sus piernas, su cabello tan sedoso y largo le daba la invitacion de hacerle miles de peinados.

- Aver, levántate - pidió la pelinegra con una enorme sonrisa.

Filis toco su cabello y supo que sus amigos iban a burlarse. Se levanto hasta quedar sentado en la cama y suspiró al ver la mueca burlona de los presentes.

- ¡Te ves hermoso, Filis! - exclamó entre risas, Juan.

- Si, muy adorable - dijo Spreen, aguantando la risa mientras veía como Filis tocaba con duda su cabello lleno de ligas de colores.

- Sé que me veo ridiculo, no saben disimularlo - rió brevemente - Envidiosos - se cruzó de brazos, fingiendo estar molesto.

- Te ves muy lindo, Filis, no les hagas caso - defendió la pelinegra, dejándole un tierno beso en la mejilla que lo sorprendio, haciéndolo sonreír hasta el punto de que sus ojos se cerraron.

- Ugh, ustedes son muy empalagosos - dijo Sam desde el suelo, mirando la escena con diversión y ternura.

- ¿Vas a decirme que con Ari no eres así? - preguntó la pelinegra, moviendo sus cejas de manera sugerente.

- Ari odia lo empalagoso, es muy gruñona y aburrida - dijo Filis, tratando de imaginar cómo se veria su amiga siendo asi, porque si bien la había visto sonreír mucho con Sam, no sabía qué tan cursi podria llegar a ser. Simplemente no se lo imaginaba de esa manera.

- De seguro, Spreen es todo un romántico y sensible, pero Sam no nos quiere decir.

- Silencio. - frunció el ceño la de anteojos, haciendo un puchero. Su amiga tenía razón, Ari podía llegar a ser muy dulce y atenta se lo había demostrado muchas veces, pero hablar sobre eso lo ponía muy nerviosa, no sabía exactamente qué era lo que tenían, ya se habran besado una vez y no hablaron de eso, así que se sentía en un punto medio, y eso no estaba bien, porque estaba segura de que le gustaba, pero no sabía cómo se sentía Ari, quería que fuera claro con ella

- Iré por algo de comer, vuelvo enseguidase levantó y salio de su habitación,

pensando en mil cosas debido a su agitado y enamorado corazón.

Ari tiró todas sus cosas dentro de su habitación sin mucha preocupación luego de llegar esa tarde a su casa, eran alrededor de las seis, debía ir lo más rápido posible hasta la casa de Sam.

Debido a que había estado demasiado ocupada con trabajos y reuniones de universidad, las horas ya no eran suficientes, tenía alrededor dos semanas en esa situación,

a penas veía a Sam unos pocos minutos antes de tener que regresar a su habitación y encerrarse como una ermitaña.

Por fin, ese viernes, terminó con todos sus deberes y adelantó otros para tener más tiempo, por lo que cuando supo que sus amigos estaban en casa de Sam, sabía que debía ir inmediatamente,