3: Días negros

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La noticia de la muerte del gran señor Lee Shim se escuchó por todo el mundo.

Reporteros, políticos, civiles. Todos habían hablado de ello, que pasaría después? Heeseung se quedaría al mando, pero eso perjudicaría el negocio?

El hijo mayor de el señor Lee Shim lograría lo que su difunto padre logro? Llevaría a la ruina el negocio?

Todo a su tiempo.

Lo primero en afrontar era el funeral.

Aquel día no hubo lágrimas.

Heeseung, Jake y Sunoo habían mantenido la calma ante la muerte de su padre, sonriendo y agradeciendo a todos los invitados. Más que un funeral parecía un evento social.

Esa era la magia de los funerales de la alta mafia.

Iban todos los enemigo, cualquiera podía intentar destruirte. Los guardespaldas eran más que el número de invitados y la seguridad se reforzaba.

Pero nadie haría un movimiento contra Heeseung.

Heeseung tenía la fama de ser tan despiadado que dejaba fríos a sus oponentes. Cuando tenía tan solo 16 años mató a uno de los mayores enemigos de su padre, tal vez desde ahí se creo la fama del Heeseung despiadado, de un chico analítico y controlador pero a la vez, soberbio.

— Mi más sentido pésame.

Jake miró a los señores frente a el, el señor y la señora Park.

El señor Park se veía frío, duro. Aunque Jake estaba seguro que estaba destrozado.

El señor Park y su padre habían crecido como mejores amigos desde pequeños debido a las cercanías de las familias. En ese entonces su padres, los abuelos de Jake y Sunghoon, establecieron una regla entre familias.

No traiciones, no alianzas.

Esto había ayudado a que su amistad siguiera, el señor Park le tuvo mucho cariño el señor Shim, incluso una vez ya casados y con hijos ellos llevaban a sus hijos mayores para que fueran amigos, tal cual como ellos lo habían hecho.

— Gracias por haber venido. — Jake hablo dando una ligera sonrisa.

— Oh Jake. — Está vez fue la señora Park quién hablo, tomando las manos de Jake. — Querido, estás tan grande. Es una lástima que nos encontremos en estás situaciones tan desagradables. No vuelvas a desaparecer, ahora más que nunca Heeseung necesita a su hermano, está solo sin ti.

Jake tuvo que tragar en seco al escuchar sus palabras.

Jake odiaba cuando los demás parecían ignorar a Sunoo.

Jake solo sonrió.

(...)

— Te estaba buscando.

La horrible voz que el menor conocía lo asusto.

No lo iba a negar, Sunghoon se miraba extremadamente bien en ese traje negro. Aunque Sunghoon pensó lo mismo cuando vio a Jake. Gracias a la danza y el ejercicio el pequeño cuerpo del menor era fornido, no era alto pero sus brazos y espalda ancha destacaban. Al contrario de Sunghoon, con un porte si bien con músculos era demasiado alto lo que lo hacia ver más delgado ocultando sus músculos.

Jake llevaba el cabello tenido en un lindo rubio, Sunghoon lo llevaba negro.

— Ocupas algo?

— A ti.

Jake casi vomitó al escuchar aquello.

— Si vienes a hacer bromas te puedes ir.

— Vamos, no seas aburrido. — Sunghoon reprochó dejando ver una sutil sonrisa.

Sunghoon era demasiado serio para sonreír, pero con Jake no.

— Es un funeral, lo olvidas?

— Vayamos a otro lado. A mí departamento.

Jake negó.

— Eres demasiado intenso.

Sunghoon frunció los hombros, sin dejar esa sonrisa.

— Lo soy por qué tu me importas.

Sunghoon no se despegó de Jake en toda la noche, siguiéndolo en cada momento, incluso cuando Jake se alejo lo siguió con la mirada.

Sunghoon siempre asumió que Jake era suyo.

Como un pequeño juguete que podía manejar a su antojo, sin embargo con los años dejo de poder controlarlo y eso lo volvió loco. Jake se convirtió en un chico guapo y la gente lo comenzaba a mirar, ya no solo era "el bebé" "el niño tierno" el cuerpo de Jake comenzó a formarse.

Jake comenzó a salir con personas y eso casi mata a Sunghoon.

Jake solo era de el.

Cómo si para Sunghoon, Jake tuviera una estampita con su nombre en la frente. Nadie más la podía ver?

Después de un par de horas Jake entro al baño, tan abrumado con la cantidad de personas que había.

Recordó por qué se quería alejar de todo ello.

Se sentó en el piso del baño.

El baño era individual, no como ese tipo de baños con muchos cubículos. Solo un espacio grande.  El piso se veía limpio y tampoco era como que le importará mucho, quería sentarse sin hablar con nadie.

Momento de paz.

Inclino levemente su cabeza recargando la en la pared.

— Demasiado lindo. — Una voz lo hizo levantarse de golpe.

Otra vez, Sunghoon.

Jake se relajo al ver qué era el.

— Como entraste?

— Digamos que la puerta ya no tiene cerradura.

— Eres un maniático.

— Estás cansado? Debería llevarte a casa o tal vez a mi departamento...

El más alto caminó lentamente hacia Jake, dejándolo acorralado contra la pared. Acarició suavemente la mejilla del más pequeño, como si quisiera guardar esa mirada de Jake para el, solo para el.

El menor mirándolo con confusión pero evidente nerviosismo en su mirada.

— Déjame en paz, Sunghoon.

— Te extrañe, no sabes cuánto. — El mayor lo besó. Uniendo sus labios, al principio Jake protestó pero Sunghoon no se detuvo, Jake cedió. Besando ligeramente como si los labios de Jake fueran vírgenes, como si fuera la primera vez que lo besaba. Tocandolo tan suavemente como si la piel suave de Jake lo quemará. — No te volverás a escapar de mi, Jake.

Un nuevo beso comenzó.

Esta vez Jake no protestó y se maldijo internamente por no hacerlo.

Sunghoon sabía cómo controlarlo y eso le molestaba, lo odiaba.

Sunghoon tenía la piel fría, mientras Jake solía tenerla tan tibia como un cachorro. Aquello siempre le había gustado a Sunghoon, su pequeño cachorro.

— Debería irme.

— Me besas y te vas?

— Tu me besaste, idiota. — Jake se alejo de el, caminando hacia la puerta.

— Tengo una nueva propuesta.

El mayor hablo antes de que Jake pudiera salir del baño.

— Que propuesta?

— Se mi novio.

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