6: La llamada de Riki

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Cuando Jake escucho aquellas palabras no pudo evitar tragar saliva, en un intento desesperado de no parecer nervioso.

"Tu eres mío"

Por un momento, el menor recordó aquellos días cuando Sunghoon actuaba tan maniático como ahora, cuando Sunghoon haría todo para que Jake ni si quiera respirara el mismo aire que alguien más.

— Sunghoon. — Jake hablo suavemente haciendo que Sunghoon lo mirara fijamente. Tal vez la suave caricia que Jake ofrecía al mayor en su mejilla lo calmó un poco, sus ojos se veían más relajados. — No soy tuyo, de acuerdo?

Aquel mentón relajado volvió a ser fruncido.

— Pero quiero que lo seas, no quiero que nadie más te toque o que tan si quiera te mire. — Sunghoon negó acercándose más a Jake. — Quiero gritarle al mundo que eres mío.

— No puedes... — Antes de que pudiera terminar el mayor pego sus labios a los suyos, en un beso fuerte, intenso y desesperado.

En ese momento el pensamiento de Jake se bloqueó al sentir nuevamente los labios que por muchos años había olvidado.

Aunque mentiría al decir que Jake no lo recordaba, a veces en sus vomitos sentimentales y noches melancólicas terminaba pensando en un solo chico.

Park Sunghoon.

Y si ambos estaban tan obsesionados con el otro por qué no salir?

Por qué limitarse? Si podrían tener todo lo que quisieran, solamente debían arriesgarse.

Las finas y frías manos de Sunghoon descendieron hasta la espalda de Jake y fue hasta ese momento en el que Jake se percató que a pesar del espacio reducido del coche el mayor lo estaba jalando para que se situara en su regazo. Con pequeños tactos sutiles pero bruscos al mismo tiempo, como si la piel de Jake quemara pero al mismo tiempo se alimentará de ella.

Jake siempre fue demasiado prohibido para Sunghoon, como un juguete que siempre ansiaba tener y del que estaba seguro en algún momento tendría aunque eso implicaría deshacerse de todos sus otros juguetes.

— Sunghoon, debemos parar.

El menor posiblemente había dicho aquello para convencerse a sí mismo de aquella decisión que sus últimos pensamientos concientes habían tomado. Sunghoon intento negarlo, negar lo que decía pasando sus fríos labios hasta el cuello de Jake, Jake sentía que quemaba, sentía que debía detenerlo.

— Jaeky. — Park habló en un leve suspiró, aún posicionandose en el cuello del menor. — No quiero parar.

El movimiento del coche se detuvó tan pronto como formuló aquellas palabras, habían llegado a el pequeño departamento de Sunghoon que escondía de los demas y por pequeño me refiero a lo que parece ser una casa.

Y aunque con pasos torpes ambos caminaron hacia el interior del lugar.

Jake no podía creer lo cambiado que estaba el lugar, Sunghoon lo había amueblado más agradable, incluso sentía una vibra familiar. Tal vez, Jake hubiera preguntado si Park no se hubiera abalanzado hacia el nuevamente, sus labios volvieron a estar unidos y está vez, tenían espacio de sobra.

Cómo si el destino los odiara el teléfono del menor comenzó a vibrar, detonando un claro "Riki" en la pantalla, se maldijo por lo bajo al todavía no encontrar una solución del como decirle que se quedaría un año aunque su cerebro también estaba más ocupado en el chico alto que lo estaba devorando.

— No me gusta que ese chico te llamé tan tarde.

Jake asintió alejándose un poco, solo así pudo tomar el teléfono y contestar.

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