Al llegar a casa, Muichiro se despojó de lo que más le incomodaba: los zapatos y la chaqueta. Había sido un día agotador, y la ausencia de su hermano solo lo había empeorado.Yuichiro había tenido que salir temprano para una cita médica, y Muichiro no sabía exactamente de qué se trataba.
Pensó que serían unas seis horas,
tiempo durante el cual podría refugiarse en la biblioteca o el baño durante el recreo, lugares casi desiertos.En esos rincones encontraba el silencio necesario para sumergirse en sus lecturas, lejos de las miradas ajenas.
Sabía que debería esforzarse por socializar más y depender menos de su hermano, pero no era una tarea fácil.
Desde el momento en que alguien lo conocía, era etiquetado como un 'rarito' con 'manías extrañas' .
No entendía por qué su peculiaridad se señalaba, mientras que los comportamientos ajenos pasaban desapercibidos.
Parecía que la diferencia era lo que más llamaba la atención de los demás.
Dejó que su mente se liberara del sobreestímulo acumulado durante el día y se sumergió en un estado de calma.
Entonces, pensó en el chico que lo había llamado la atención.
¿Cómo se llamaba? ¿Tanjiro? Sí, era ese el nombre.
El chico se había acercado, lo miró y le habló, su sonrisa era deslumbrante y sus ojos, que le recordaban a cerezas, le resultaban agradables.
Ahora que lo pensaba, le gustaban las cerezas. Pero se preguntaba por qué alguien como Tanjiro se fijaría en él.
Aquel gesto le había parecido amable y prometedor. Cuando Yuichiro regresara, le contaría sobre el encuentro y vería qué pensaba al respecto.
Quizás eso marcara el comienzo de un nuevo capítulo en su vida social y personal.
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El sonido de la puerta abierta por el joven pelirrojo hizo que los infantes del hogar se lanzarán a abrazar al mayor sonrientes y agarrándose a su cuello.Para después desquitarse de prendas como el abrigo y zapatillas, dejandolas en el cajón de zapatos que compartían.
Se dirigió a su habitación a realizar sus tareas escolares pendientes que a la vez domésticas, ofreciéndose a ayudar a su madre a ayudar en la cocina.
—¿Y cómo te fue en la academia, hijo? —preguntó Kie mientras removía el curry en la olla.
—Todo bien, madre. No hubo cambios en mis notas ni en mis estudios... —respondió Tanjiro, concentrado en cortar los vegetales.
—¿Nada nuevo? —insistió Kie, alzando una ceja y mirando a su hijo con curiosidad.
Tanjiro murmuró con nerviosismo, —Bueno...
—Dime, ¿es algún chico? —preguntó ella con tono juguetón, notando la incomodidad de su hijo.
—Sí... es un chico que vi en mi clase hoy... —admitió Tanjiro, sintiendo el rubor en sus mejillas.
—¿Cómo es? ¿Cómo se llama? Dame más detalles, hijo. No seas tímido... —insistió Kie, inclinándose hacia adelante con interés.
—Se llama Muichiro, Muichiro Tokito... —Tanjiro se sonrojó aún más. —Es de piel clara, tiene el cabello largo, de color negro con un degradado a verde menta, y sus ojos son...
—Oh, cariño, estás tan enamorado... —dijo Kie con una sonrisa de complicidad.
—¡Mamá! No digas eso, apenas he hablado con él y no lo conozco bien, no te adelantes... —Tanjiro se sonrojó profundamente, sintiéndose aún más incómodo.
—Las madres tienen un sexto sentido para estas cosas... —dijo Kie con ternura, mirando a su hijo con afecto. —Tienes un brillo especial en el rostro, te lo aseguro. Este chico será alguien importante para ti. Eres un encanto, te pareces mucho a tu padre cuando era joven. Te mereces encontrar a alguien que te haga feliz, y me alegraría mucho verlo.
—Gracias, madre... —Tanjiro sonrió, aunque todavía se sentía algo inseguro. —Aunque creo que necesitaré algunos consejos para empezar a hablar con él...
—Ojalá tu padre estuviera aquí para darte algunos consejos... Era un hombre muy sabio y espiritual... —dijo Kie con un tono melancólico pero cálido.
—Gracias, madre... pero el y yo ahora somos amigos—dijo Tanjiro, sintiendo el apoyo de su madre.
—Voy a avisar a los niños de que la cena está casi lista.
Kie asintió con una sonrisa, mientras Tanjiro se alejaba para cumplir con su tarea.
Mientras tanto, Kie pensaba en su difunto esposo con una mezcla de nostalgia y gratitud, deseando que su sabiduría hubiera podido ser transmitida a su hijo en momentos como este.
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Eran las siete de la tarde y ni mamá ni Yuichiro habían regresado aún. Había intentado llamarlos sin éxito; no respondían y no entendía por qué habían ido al médico.
El miedo lo invadía al pensar en lo que podría haberles pasado. Aunque le dolía admitirlo, su preocupación por Yuichiro era mayor que por su madre.
No es que no la quisiera, pero el vínculo con Yuichiro era más fuerte; él era la persona a la que más quería en toda su familia. Imaginar su vida sin él le producía un nudo en el pecho que le dificultaba respirar.
En momentos como estos, su mente se precipitaba hacia los peores escenarios, aunque sabía que no debía dejarse llevar.
Se repetía que lo más probable era que estuvieran atrapados en el tráfico o que la cita se hubiera prolongado.
El silencio en sus teléfonos solo incrementaba su ansiedad.
De repente, el sonido de llaves girando en la cerradura interrumpió sus pensamientos. Se preguntó si finalmente eran ellos mientras se acercaba a la puerta, sintiendo el corazón latir con fuerza.
—Papá, ¿sabes qué ocurrió con mamá y Yuichiro? No han llegado todavía —preguntó con voz temblorosa al ver a su padre entrar.
—No te preocupes, hijo. Tu madre llegará pronto. Pero Yuichiro... tendrá que quedarse internado unos días —respondió, dejando su abrigo en el perchero. Su tono era seco, pero mantenía una calma controlada.
—¿Qué...? —exclamó, incapaz de ocultar su shock.
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𝙌𝙪𝙞𝙚𝙧𝙤 𝘾𝙤𝙣𝙤𝙘𝙚𝙧𝙩𝙚 || 𝗧𝗮𝗻𝗺𝘂𝗶 ||
FanfictionTanjiro nota por primera vez a Muichiro Tokito,al verlo queda prendado y absorto,no sabe la razon,pero siente deseos de acercarse y conocerlo mas. Muichiro en cambio,se ve sorprendido,no esperaba que alguien como Tanjiro se fijara repentinamente en...