XX. ASTRONOMÍA

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Hasta el viernes siguiente pudo Draco salir del trabajo a la misma hora que Hermione, pero él sentía que habían pasado años sin verla y quería aprovechar el mayor tiempo posible con ella esa noche, especialmente porque el sábado en la mañana debía regresar a Lauterbrunnen y no sabía cuándo podría volver a Londres.

Esa noche de fin de semana habían ido a cenar al Borough Market, uno de los mercados más antiguos de Londres, una experiencia completamente nueva para él, donde habían comido asado de cerdo y cerveza artesanal de Alemania.

Durante esa cena, Hermione le había comentado que en algún momento quería llevarlo a un lugar que para ella era muy especial, pero que tenía que ser un jueves; fue así como la semana siguiente al fin probó el tiramisú de Marie Helene's Bakery. Supo que era el postre favorito de sus padres y que ellos la llevaban cuando era pequeña a ese lugar con frecuencia; acudir a esa cafetería era su manera de sentirlos cerca. Él la abrazó cuando ella se puso sentimental, diciéndole que quizá debiera visitarlos con más frecuencia.

La siguiente vez que pudieron verse fue el miércoles de la semana siguiente y ella propuso «ver una película en casa»; Draco se preguntó qué significaba eso, pues sabía lo que era el cine pero no imaginaba cómo podía hacerse en una casa. En todo caso, para él,cualquier plan era perfecto si estaban juntos, especialmente cuando vivían en países diferentes y el trabajo los acaparaba; verse una vez por semana estaba empezando a ser una tortura.

Habiendo explicado la logística sobre el alquiler de películas en DVD y del por qué era primordial acompañar la acción con un tazón gigante de palomitas de maíz mixtas —extra mantequilla y caramelo—, dedicándole una sonrisa traviesa, Hermione le dijo con picardía:

—Veremos Ocean's Eleven, una de mis favoritas porque además del argumento, que es muy bueno, salen como tres o cuatro actores muy guapos.

—¿Alguna actriz guapa para mí? —le preguntó siguiendo el mismo tono jocoso de ella.

—Sí, creo que podría gustarte la protagonista.

—¿Solo una versus «tres o cuatro actores muy guapos»? Eso no me parece justo.

—No te quejes —le dijo empujándolo al sillón con cariño—, otro día podemos ver alguna con más actrices guapas para ti.

Era casi irreal la forma en que ambos habían logrado congeniar en tan pocos días que llevaban compartiendo tiempo juntos; la complicidad, las bromas que se hacían, pues se trataban como si tuvieran años conociéndose. Su mundo se limitaba a ellos dos cuando estaban juntos. Además, sin planearlo, habían creado un pequeño ritual: se encontraban en un lugar previamente acordado, se sonreían, Draco besaba tiernamente una de sus mejillas y luego se tomaban de las manos. Era al final de la velada que con cierta timidez, que día con día iba mermando, se besaban como si no hubiera un mañana para luego despedirse, nuevamente con Draco besando su mejilla, con la ansiedad al tope por no saber cuándo podrían volver a verse.

Esa tarde de miércoles se habían encontrado directamente en la casa de Hermione, ella se había puesto ropa cómoda para estar en casa y se habían sentado uno al lado del otro en el sillón de tres plazas de la sala de estar. Luego de media hora de película y varios encuentros de manos en el tazón de las palomitas de maíz, fue que Hermione se aventuró a poner su cabeza en el hombro de Draco, quien entrelazó su mano con la de ella, adorando que ella hubiera tomado la iniciativa.

Más tarde, Draco sintió cierta pesadez en el ambiente. Hermione había dejado de comentar las escenas y no había reído en una situación graciosa, lo que lo extrañó.

—¿Estás bien? —preguntó deteniendo la película con el botón que ella previamente le había indicado para prestar su atención completamente en la joven, quien tenía un gesto de preocupación en su rostro.

—¿No tienes miedo de lo que dirán los demás cuando se enteren de... esto? —preguntó Hermione haciendo un gesto con una mano que los señalaba, temerosa de su respuesta.

—¿Acaso estamos haciendo algo malo?

—No, pero...

—Lo resolveremos cuando suceda... ¿te parece? —dijo en tono suave que tenía la intención de calmarla. Había esbozado una pequeña sonrisa para posteriormente tomar una de sus manos y apretarla con cariño—. ¿O es que deseas que les contemos a todos ya? Porque por mí, puede ser ahora mismo.

—¡No! —la sintió tensarse en sus manos—. Sé que tus padres no lo aprobarían... los prejuicios de sangre y todo eso...

—No me importa lo que piensen, Hermione... No hemos hablado de eso, pero sabes perfectamente lo que siento por ti y eso no ha cambiado... Más bien, en estas semanas se ha profundizado. —Hermione se había quedado de una pieza ante la mención del tema, su corazón latiendo rápidamente ante la declaración de sus sentimientos, esta vez cara a cara—. No sé qué sientes tú, pero evidentemente no te soy indiferente, o si no no estaríamos teniendo esta conversación. Tampoco te lo he pedido formalmente porque no quiero presionarte, —llegado a este punto había bajado la voz—, pero ahora o más adelante, cuando estés preparada para eso, quiero hacer de lo nuestro una relación formal, quiero presentarte al mundo mágico como mi novia.

—¿Tu... novia? —balbuceó con un gesto de asombro.

—Bueno...

Draco sintió que se había caído en picada desde la Torre de Astronomía de Hogwarts hacia el abismo. ¿Había estado ella jugando con sus sentimientos? ¿Acaso todo había sido producto de su imaginación? ¿Había estado ella planeando su venganza todos estos años esperando solamente dar el golpe final?

Inmediatamente se levantó como si la sola cercanía de ella lo quemara. De un pronto a otro, el lugar se le hacía demasiado pequeño para poder respirar con facilidad y necesitaba poner distancia, necesitaba irse de ahí lo más pronto posible.

Hermione no sabía por qué Draco estaba reaccionando de esa forma, pero lo que fuera que estuviera pensando, probablemente andaba a años luz de la realidad. Su rostro con expresión devastada estaba lívido y se había levantado repentinamente como si de nuevo fuera a huir de ella, algo que no podía permitir. Le agarró fuertemente la mano para retenerlo y él la volvió a ver con el miedo reflejado en sus ojos.

—Draco... —Su nombre en sus labios pareció calmarlo. Ella estaba presionando su mano tan fuerte que empezó a sentir dolor—. ¿Puedes volver a sentarte, por favor? —Ese pedido tuvo el efecto de una orden para él—. Como bien dices, no sabes qué siento yo porque no me has preguntado, pero quiero decírtelo ahora... —Suspiró, llenándose de valor aunque sintió el golpe de calor en su cara—. Me gustas desde hace mucho tiempo, mucho antes de recibir tu carta. —Draco abrió la boca con asombro. ¿Cómo podía ser eso posible?—. Eres alguien importante para mí, disfruto mucho de tu compañía y, si bien es cierto no estoy enamorada... aún..., creo que podría llegar a sentir algo muy intenso por ti dentro de poco tiempo. Ahora... respondiendo a tu pregunta, sí, me gustaría ser tu novia...

Hermione estaba sonriendo con sus mejillas muy sonrojadas y ojos brillantes. Había hecho un drama interno sin ningún motivo y ahora no cabía en sí de la alegría. Ella quería lo mismo que él, y estaba dispuesto a ganarse su corazón hasta lograr que ella quisiera compartir su vida con él, tanto como él lo deseaba.

Poniéndose de pie, la alzó en sus brazos y ella rodeó su cintura con las piernas; quedando más alta que él, Hermione tomó su rostro entre las manos y lo besó apasionadamente, un beso ardiente que marcaba el inicio de una nueva etapa en su relación. 

 

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Dulce sufrimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora