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Él es un lobo muy fuerte y cascarrabias, seguramente es el lobo más fuerte de todas las tribus, confirmado por el padre de Necrof y Draskar.
Pero también es el lobo más odiado de todas las tribus y no le importa, prefiere la soledad porque nunca conoció el amor de alguien más, no siquiera el de su familia.
Excepto por esa pequeña loba a la que tanto había maltratado y ahora se arrepentía, él solo quería que regresará bien, no importaba si no lograba destacar en nada.
Sin embargo el sabía que Aurora tenía un potencial muy prometedor, solo debía dejar el miedo.
La arrogancia de Krigar y su falta de habilidad para socializar hace que hasta miembros de su trono lo desprecien pero el respeto y el miedo les impiden desafiarlo.
Ya que tres años seguidos fue desafiado por guerreros formidables para quitarle el puesto de alfa, más todos quedaron muertos.
El orgullo de Krigar le impedía perder una batalla pero había una razón aún más grande.
En la tribu del sur habitaban los lobos más egoístas y traicioneros de todos, También eran los más fuertes según ellos mismos.
Krigar era el peor de ellos porque así debía ser el alfa pero no siempre fue así, antes Krigar no era Krigar.
Cuando nació su madre se sintió muy feliz, era su primer hijo y lo cuidaría de cualquier cosa
Fue un niño muy amado pero y lleno de felicidad, en especial cuando tres años después nació su hermana “Akita” nombrada así por la diosa de los lobos Akita
Pero su padre era distante y agresivo como si fueran una amenaza potencial, en efecto así veía a sus hijos.
Porque su esposa ya no era la loba obediente y tímida que se dejaba golpear y abusar cuando a él le diera la gana.
Su esposa se llenó de valentía y enfrentó a su esposo cuando esté intentaba hacerle daño a sus hijos, aunque siempre terminara con moretones y algunos cortes.
Las heridas eran muy notables _mamá ¿Por tienes la cara roja?_ dijo el pequeño observando el moretón rojo que tenía en la mejilla.
_No te preocupes mi querido niño, tu padre solo es brusco cuando me ama_ su sonrisa es amplía y sincera solo para no preocupar a su hijo.
Kudrot su padre se estaba cansando de una esposa desobediente y desafiante, los demás lobos lo veían muy mal y si no se detenía, se volverá una burla.
Así que un día. Krigar tenía seis años y era un niño muy carismático y amable, su madre le había enseñado a respetar a todos, en especial a su hermana y a las hembras.
Ella le dice que son la base de toda la tribu y merecen respeto, pero Kudrot junto con otros lobos rodearon a Weyra y a sus dos hijos.
_Kudrot ¿Que estás haciendo?_ la loba cubría a sus hijos lista para cualquier cosa _es momento de que todas las hembras nos den el respeto qué merecemos puta._
