[Parte 2]
—Y hay mucho más que debo contarte. —murmuré al separarnos del abrazo.
—Tengo todo el tiempo del mundo. —respondió, deslizando sus manos por mis brazos hasta llegar a las mías y unirlas.
Sonreí.
—Ya es tarde, ¿no lo crees?
—¿Y qué tal si pasas la noche conmigo? —él corrió un mechón de mi cara, que había terminado allí por culpa del viento.
No sé ni por qué lo pensé, quería pasar esta y todas mis noches con él.
—Bien. —acepté—Pero, ¿cómo haré para que Aaron no le diga a mi tía que iré a tu casa?
—¿Quién dijo que iremos a mi casa aún? —él frunció el ceño, juguetón.
Yo repetí su acción, pero con confusión.
—Iremos a la playa. —anunció con una sonrisilla.
Sonreí en un suspiro.
—¿En pleno marzo? —levanté mis cejas.
El subió y bajó sus hombros.
—Dile que iremos a la casa que están rentando nuestros amigos. —hizo una pausa—A partir de aquí, yo cuido de tí.
Asentí. Mientras Payton volvía al asiento del piloto, yo caminé unos pasos hasta el Mercedes negro que estaba detrás de nosotros. Toqué tres veces con mi nudillo la ventanilla y esta comenzó a bajarse lentamente.
—¿Señorita? —preguntó Aaron, quien estaba en el asiento de copiloto junto al chófer.
—Iremos a la casa de nuestros amigos, Aaron. Payton se encargará de mí a partir de aquí. —dije.
—¿Su tía está al tanto? —preguntó.
Asentí, mintiendo.
—Pueden irse a casa, Aaron.
El asintió. Volví al auto de Payton y me subí al asiento del copiloto nuevamente.
—¿Lista? —me preguntó y asentí.
(....)
Cerré la puerta del auto, y una sonrisa se formó en mi rostro al ver la playa vacía. Sola, con el ruido del mar.
Escuché la puerta de Payton cerrarse y segundos después su mano entrelazandose con la mía. Levanté mi vista hacia él por un segundo y luego volví a mirar la playa.
Caminamos durante unos minutos, hasta que decidimos sentarnos en la arena.
—Entonces, ¿que no esas otras cosas que tenías que contarme? —me preguntó, jugando con mis manos.
Suspiré.
—Es... —hice una pausa, desviando mi mirada—Son muchas cosas. Me da miedo que no lo entiendas. —murmuré.
—¿Y cómo vas a saberlo si no me lo cuentas? —cuestionó.
Me quedé callada por unos segundos, pensando en como empezar a hablar.
—Luego de todo aquello, de verdad no me reconocía. —hice una pausa—Me costaba mucho levantarme de la cama, hacer tareas cotidianas como comer, bañarme, lavarme los dientes... Pero sin embargo siempre me mostré indiferente ante la situación frente a los demás, y eso lo hizo peor. Nadie se daba cuenta que me estaba... —hice una pausa, buscando la palabra correcta—desmoronando. —hice otra pausa—Los meses siguientes, me dí cuenta que estaba sola. Los rumores en mi escuela se habían esparcido como el agua y nadie me apoyaba. Y las personas que eran mis amigos, tampoco parecía importarles mucho el tema porque durante mi relación me había alejado de ellos sin darme cuenta. Así que, al mudarme aquí, me prometí a mí misma nunca volver a perderme de esa manera por una persona.
Una ráfaga de viento me dió en el rostro.
—Creo que ahí puedes entender por qué me da tanto miedo. —murmuré cabizbaja.
Silencio.
—Sabes que yo jamás te haría algo así. —dijo él.
—Lo sé. —lo miré—Y trato de no pensar que podría ser así pero ese demonio sigue dentro mío, Payton. Me cuesta confiar, y mucho. —hice una pausa, sintiendo un nudo en mi garganta—Y no puedo estár contigo siendo así. Siendo yo.
—¿Y si te digo que no me importa?
Silencio.
—Te quiero demostrar que puedes confiar en mí. —hizo una pausa—Déjame hacerlo.
Bajé la cabeza unos segundos y cuando volví a mirarlo, el me tomó de la mejilla y acercó mis labios a los suyos con delicadeza.
Una lágrima se deslizó por mi mejilla mientras nuestros labios se movían. Lo quería, mucho, y me daba terror hacerlo. No por él, sino por mí. Por miedo a de nuevo no poder demostrarle a alguien tanto amor como para que se quede conmigo.
Sus labios sabían exactamente como lo recordaba, y tenían la misma suavidad. Se movían de tal manera que me daba escalofríos, que me hacían querer más de él.
En un momento llegamos a estár tan cerca que terminé sentada sobre él, con mis piernas a los costados de su cadera sobre la arena. Estábamos el uno tan acelerado como el otro, necesitando más y más.
El apretaba mi cintura y yo tenía mis dedos enredados en su cabello. Me movía sobre él lentamente, y sabía que pasaría si seguíamos, pero no me detuve.
En cambio, el que se detuvo fue él. Su rostro quedó tan cerca del mío que nuestras narices se rozaban.
—No. —susurró—No hasta que no confíes en mí.
Asentí.
(....)
Un rato después, volvimos a caminar tomados de la mano, y sin darnos cuenta, se hicieron las cuatro de la mañana, así que decidimos volver al coche e ir a su casa.
—¿Hay alguien? —le pregunté mientras entrábamos.
El negó con la cabeza.
—Solos. —respondió.
Subimos a su habitación y dejamos nuestros zapatos junto a la puerta. Enseguida, Payton fue hacia su armario y me buscó algo de ropa con la que pudiera dormir. Le agradecí y fuí al baño a cambiarme.
Al salir, ya incluso desmaquillada, lo ví acostado mirando su celular. Llevaba puesto un pantalón gris, sin camiseta. Sonreí mientras iba y me metía entre sus brazos, antes de que él pudiera dejar su celular sobre la mesita de noche.
Payton soltó una pequeña risa antes de acomodarse en mi espalda y abrazarme por la cintura. Me dí la vuelta y lo miré.
Nuestras miradas se conectaron unos segundos antes de que él dejase un beso en mi frente, luego otro en mi mejilla, y luego otro en mis labios. Sonreí al sentir su suavidad.
Volví a darme la vuelta, dejando mi espalda contra su pecho, y cerré los ojos.
Y no tardé en darme cuenta que me sentía tranquila.
A salvo.
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Locos enamorados [Reescrita] [Payton Moormeier]
FanfictionEsa batalla entre lo que quieres pero no debes, entre lo que sientes y lo que tienes que ocultar y entre lo que amas y termina por matarte. -Elena Poe.