Cambiemos de dinámica... ¡Ahora es Link quien se ha transformado en zora por error!
***
Sidon no habría imaginado, ni en sus mejores sueños, que la piedra mágica azul que encontraron en aquel cofre perdido iba a transformar a Link en un zora. Al principio ambos se habían asustado terriblemente. Sobre todo Link, cuyo cuerpo se había hecho más grande y se había cubierto de escamas amarillas. Habían descubierto que era un hechizo que se acabaría pasando con el tiempo, así que, tras el estado de pánico, Sidon había estallado de ilusión al ver a su novio de aquella manera. Link era, claramente, un zora muy atractivo. De ojos azules y unas aletas algo diferentes al resto de los zora. La cola de su cabeza también era peculiar y muy bonita. El príncipe seguía siendo más alto que él, pero ahora el espadachín le llegaba un poco por debajo del pecho.
Así que, mientras Link se adaptaba a aquel nuevo cuerpo de dedos palmeados, escamas y aletas, Sidon lo arrastró fuera de la cueva donde habían encontrado la piedra y lo llevó hasta la playa.
—¡Sidon, espera! A-aún no me acostumbro a esto —pidió Link, intentando seguir su paso.
—¡Link tenemos que aprovechar cada segundo de esto! ¡Las diosas han querido que experimentes lo que es ser un zora como yo, mi amor! —dijo el príncipe, estallando de emoción. Entrelazó su mano con la del espadachín, cosa que ahora podían hacer más fácilmente—. ¡Tengo tantas cosas que enseñarte!
—¿Qué vamos a hacer? —preguntó el más bajo, contagiándose un poco de la emoción del príncipe.
—Ya lo verás —respondió, con su típica sonrisa brillante mientras doblaba el codo.
Ambos se detuvieron frente al agua. La espuma de mar les rozó los pies y el zora rojo pudo observar cómo Link miraba hacia el horizonte. Ahora, como zora, Link iba a descubrir una nueva conexión con el agua. Algo que solo la raza acuática experimentaba.
Atravesando la espuma de mar, ambos corrieron cogidos de la mano hasta introducirse en el agua, entre risas de plenitud y alegría por aquella nueva y curiosa aventura que iban a recorrer juntos.
Tras el contacto del agua, Sidon empezó a respirar por sus branquias inconscientemente, y quiso enseñar a Link a hacerlo antes de que pudiesen explorar juntos las profundidades del mar. No le pasó desapercibida la manera en la que el espadachín miraba sus branquias, y adivinó sus pensamientos.
—Hazlo... Ahora puedes. Respira conmigo.
—¿Seguro que puedo...? —dijo el más bajo, un poco dudoso. Era normal, estaba acostumbrado a respirar aire y aquello era muy ajeno para él.
El zora rojo se enterneció con aquello y cogió las manos de Link mientras ambos flotaban entre las olas.
—Confía en mí. Cierra los ojos y suelta el aire. Olvídate de tus pulmones y solo siente el agua tocando tu cuerpo. Siente tu conexión con ella y previsualiza cómo se abren tus branquias para respirarla. Deja que el instinto te guíe.
Su novio asintió y soltó el aire mientras cerraba los ojos. Sidon entrelazó sus manos con las suyas y sonrió. Tras unos instantes, Link empezó a respirar el agua con lentitud y cierta timidez. Al principio se asustó un poco así que abrió los ojos, pero ahí estaba el príncipe para calmarle con una cálida sonrisa.
—Oh...
—¡Lo hiciste, mi perla! ¿Cómo te sientes? —dijo con una risa mientras acariciaba sus mejillas.
—Es... raro... Pero agradable también —contestó Link, agarrándose a sus hombros. Sidon soltó una risa.
Ambos se observaron entonces con una mirada llena de amor. A pesar de que ahora tenía un cuerpo completamente distinto, aquel seguía siendo su Link, el hombre del que se había enamorado. Lo podía ver en sus ojos, como si toda su esencia estuviese recogida allí. También en su voz, en sus gestos, y en esa manera de agarrarse a sus hombros como si fuera su único lugar seguro. Por eso, el príncipe se inclinó y pegó sus labios a los del héroe mientras lo rodeaba con sus brazos.
El espadachín se sorprendió al principio pero más tarde le devolvió el gesto al tiempo que pegaba su cuerpo al suyo. Entre olas y espuma, Sidon y Link compartieron el beso más largo que habían tenido en su vida. Como al espadachín ya no le hacía falta el aire, este pareció durar una dulce eternidad. En aquel momento solo escuchaban el sonido del mar mezclándose con el de sus labios enredándose.
Cuando se separaron, ambos se miraron con una enorme sonrisa de complicidad y dulzura. Se dieron cuenta de que su amor iba más allá de lo físico o las apariencias; era una conexión más profunda que trascendía lo material. Algo único que solo les pertenecía a ellos dos.
—¿Exploramos el mar juntos, mi perla?
—No hay nada que desee más, Sidon.
De esta manera, el príncipe y el espadachín se sumergieron en el agua sin una palabra más. Y, de la mano, descubrieron las maravillas del fondo marino, hallando nuevos tesoros y creando nuevos y maravillosos momentos que perdurarían para siempre en sus mentes.
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Octubre Sidlink. Softober 2023.
FanfictionUna recopilación de pequeños relatos sidlink que he hecho para el reto de octubre: softober o suavitober propuesto por @ arienvega (twitter). ❀ Los personajes no me pertenecen, son de la saga The Legend of Zelda. ❀ Contenido Sidon x Link. Si no te...