Estaba agotada. Todavía no sabía si era algo mental o físico, solo sabía que no podía más. Sabía que solo ella era la culpable de esa situación. Había sido idea suya entrar en el bosque, así que era su culpa estar tan cansada como para volver a casa. Conocía perfectamente el camino para regresar. De hecho, el bosque era su segundo hogar, había descubierto cada rincón, había visitado tantas veces aquella tierra que la conocía como la palma de su mano. Era difícil sorprenderla allí, aún así, sabía que no debía confiarse. El enemigo podía estar en cualquier parte y podía aparecer en cualquier momento.
Ahora, se sentía como una completa estúpida, tan cansada como para no poder levantarme del suelo. Por lo menos el bosque parecía tranquilo, disfrutar de un momento de paz así era difícil. Últimamente su familia parecía estar más pendiente de ella de lo normal, constantemente vigilandola, como si les preocupase que ella cometiese una imprudencia, como si fuese un criminal en potencia. Odiaba esas miradas cargadas de desaprobación, pero eso ahora no importaba, se dijo mentalmente. No quería pensar en ellos en ese momento. Solo se escuchaba el viento meciendo las ramas de los árboles, acompañado del canto de los pájaros. Los rayos del sol se colaban entre los árboles, pero aún así había una misteriosa oscuridad entre los árboles. Esa sombra oscura del bosque profundo. Ojalá pudiera quererse allí para siempre. No era la primera vez que pensaba hacer algo parecido, pero sabía que no podía. Si desaparecía irían a buscarla y la arrastrarían de nuevo a casa. Sabía que la encontrarían, casi como si tuviera un radar.
Sabía perfectamente donde me encontraba, sabía que a mano derecha, a unos cuantos metros había un pequeño riachuelo, sí agudizaba el oído podía escuchar el agua seguir su curso. A mano izquierda, un poco más lejos que la distancia donde se encontraba el riachuelo, había una pila de piedras, una pirámide de piedras que había construido cuando era más pequeña como un punto de referencia. Así que para volver a casa solo tenía que seguir andando en dirección hacia la pila de piedras.
Suspiro, mientras recostaba su espalda en el tronco del árbol. Descansar un rato antes de seguir no iba a hacerle daño. Había entrenado muy duro, intentando ser mejor en cada entrenamiento y aún así, sentía que no era suficiente. Daba igual cuánto tiempo fuese al bosque para entrenar e intentar ser más fuerte, más rápida; nunca estaría a la altura del resto. Era como si el resto de la familia siempre estuviese un paso por delante. Apretó los labios conteniendo la frustración. Estaba cansada de ser siempre la última, de no ser suficiente. ¿Acaso llegaría el momento en qué fuese como el resto? ¿Merecía la pena tanto esfuerzo? Supongo que llegará el día en que sus preguntas tendrán respuesta.
Había permanecido unos minutos perdida en su mente, no se había percatado del silencio. Es normal que el bosque esté en calma, pero nunca en silencio. Siempre hay sonidos en el ambiente, desde el canto de los pájaros, hasta un pequeño roedor. El bosque estaba repleto de vida. Sin embargo, ahora había un silencio aterrador, no escuchaba ningún ser vivo, solo el viento. Inconscientemente su cuerpo se puso alerta, mirando hacia los árboles, entre las sombras como si esperase que algo se asomará. Podía sentirlo, era una sensación extraña en su interior, como si algo se removiese.
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Clan Iekami (Satoru Gojo x OC) (Jujutsu Kaisen)
FanfictionLa escuela de hechicería de Tokio, siempre ha sido un lugar de oportunidades para los hechiceros. Sayuri está dispuesta a tomarla, siempre que se aleje de su familia. El clan Iekami, está lleno de misterios y secretos que aún no conoce, pero que sol...