Después del éxito que había tenido en sus misiones anteriores, el profesor Yaga no podía dejar de darle vueltas a la misma idea. Sayuri era diferente al resto de sus compañeros. No porque tuviese una enorme cantidad de energía maldita en su interior, ni por su técnica maldita tan poco común. Ella provenía de un clan de hechiceros con sus propias costumbres y rituales...
El clan Iekami era todo un misterio para los hechiceros, lo único que sabían con certeza, es que eran antiguos guerreros, por lo que la mayoría de sus técnicas y rituales estaban destinadas a destruir y matar. Veneraban la muerte, la consideraban como un paso más en el ciclo de la vida... Unos hechiceros preparados para la guerra, sin miedo a la muerte, no había un clan más temido como ese.
Es cierto que también eran considerados los herreros del mundo del hechiceria. Sobretodo con el fin de la era heian, un período lleno de guerras entre hechiceros. El último momento donde el clan Iekami pudo ser libre, el momento donde se llevó a cabo el pacto y tuvieron que vivir escondidos.
A partir de ese momento demostraron que no solamente eran buenos guerreros, también eran unos excelentes herreros. Todas las armas que usaban los hechiceros para matar maldiciones habían sido creadas en el pasado por ellos. Era normal que hubiera muchas expectativas en ella, pero Yaga solo podía ver a una niña, una adolescente que intentaba encontrar su lugar en el mundo.
Misamichi Yaga había convocado a profesores y alumnos en la pista de entrenamiento que había al aire libre. Todavía no tenía muy claro que es lo que iba a hacer. Mandarla a misiones acompañada o en solitario era como desaprovechar parte de su potencial.
Todos los alumnos de la escuela se encontraba ante ellos, estudiantes de todas las categorías lo observaban confundidos. Incluso algunos profesores tenían la misma expresión: ¿Qué planeaba hacer? Ni siquiera él lo tenía aún del todo claro, tenía una idea en mente pero podía no salir bien...
Sayuri se sentía animada, el cielo estaba cubierto por nubes blancas y se había levantado una brisa fría que la atravesaba, recordándole la llegada de la primavera. Había una mesa larga con distintas armas desde katanas y hachas, hasta dagas y lanzas, así que muchos suponían que era un nuevo tipo de entrenamiento físico. El entrenamiento cuerpo a cuerpo lo adoraba, para ella era como un baile, una danza mortal llena de elegancia y peligrosidad. No sé consideraba tan buena como otros miembros de su familia, pero igual le encantaba practicar. A pesar del dolor, de las agujetas, de las caídas y los golpes, por qué cada una de esas cosas la acercaban a la grandeza.
- Imaginó que sabéis porqué estamos aquí. -dijo Yaga, sus ojos recorrieron a los alumnos uno a uno hasta que se detuvo en ella. Sintió un escalofrío como si hubiera sido elegida para una prueba perversa.- Iekami, ven aquí.
Satoru palmeó su hombro, animándola sin decir ni una palabra. Sayuri estaba desconcertada, pero avanzó. Se colocó al lado del profesor mirando al resto de alumnos. A la mayoría ni siquiera los conocía, sentía que reconocía el rostro de algunos, pero nada más.
-Vamos a realizar un entrenamiento de vuestras habilidades en artes marciales. Empezamos contigo Sayuri, veamos quién será tu oponente. -Yaga miró al resto de alumnos hasta que se detuvo en uno.- Empecemos con alguien conocido, Geto. Adelante.
Suguru avanzó con seguridad, se colocó en el otro extremo del profesor Yaga, le dedicó una sonrisa calmada a su amiga que lo miraba preocupada.
- La ultima vez se emocionaron mucho así que tenemos estos talismanes para suprimir su energía maldita. -Yaga mostró dos pulseras de cuentas rojas.
Suguru se colocó una y Sayuri otra, evitando que ambos pudieran usar sus técnicas.
-Ahora quiero un duelo limpio. -avisó Yaga mirándolos brevemente.
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Clan Iekami (Satoru Gojo x OC) (Jujutsu Kaisen)
FanfictionLa escuela de hechicería de Tokio, siempre ha sido un lugar de oportunidades para los hechiceros. Sayuri está dispuesta a tomarla, siempre que se aleje de su familia. El clan Iekami, está lleno de misterios y secretos que aún no conoce, pero que sol...