Echado sobre la improvisada cama que sus primos hicieron con el sofá de la sala de la suite que Levy había reservado para su familia en uno de los hoteles cinco estrellas que había en Nagoya, Akira repasaba lo sucedido esa noche. El recuerdo de Mika riendo entre sus brazos mientras bailaban en la privacidad que les daba el balcón donde se refugiaron, retirados del resto de asistentes a la cena de festejo por la graduación de ambos, era tan cálido que aún le hacía sonreír de lo feliz que se sentía, de lo feliz que ella lo hacía, de lo feliz que él la hacía a ella. «Y sin proponérmelo, la hice llorar tanto que terminó con un espasmo del sollozo», Akira volvía a llorar porque tras el recuerdo de Mika sonriendo, aparecía de inmediato el rostro de su amada lleno de asombro, duda y tristeza, expresión tan dura que le rasgaba el alma porque él nunca quiso ser fuente de dolor, de sufrimiento para ella, sino de gozo, alegría y felicidad.
«¿Cómo puede ser que tenga un hijo con Valery?», era la pregunta que se hacía una y otra vez al no entender cómo pudo suceder si él siempre fue precavido y se protegió, por más que ella le dijera que no era necesario porque tomaba un método anticonceptivo. «El primer error en el que cae un hombre que no quiere tener hijos es dejar en su pareja toda la responsabilidad de la anticoncepción, por eso siempre usé condones, y hasta me venía fuera de ella, aunque estuviera protegido. No entiendo cómo ella pudo quedar embarazada», él trataba de encontrar la lógica a lo que ella y su hermano habían confesado sin pensar en las posibles consecuencias al no reparar en quién escuchaba lo que tenían que decir.
«No entiendo por qué tuvieron que aparecer en plena celebración para soltar esa bomba. Valery tiene mi información de contacto, por lo que pudo llamarme, enviarme un mensaje, un e-mail, y citarnos en algún lugar más discreto para darme la noticia. Siento que el llegar de esa manera, usando las influencias que les da tener pasaportes diplomáticos estadounidenses, fue a propósito. ¿Por qué? ¿Acaso querían hacer escándalo?», Akira no entendía el comportamiento que tuvieron esos dos. «Además, Peter se portó de una manera tan altanera, sin respeto ni prudencia. Él no era así. Recuerdo que siempre nos daba buenos consejos, y que una vez me dijo que no siguiera el juego de su hermana porque creía que estaba un poco loca al ser tan liberal habiendo apenas dejado de ser una niña. Ahora se presenta de esa manera tan amenazante, prepotente, que agotó la paciencia de mi padre», el joven Müller no reconocía a Peter, quien era cinco años mayor que él.
«¿Las personas podemos cambiar tanto en pocos años? Peter es otro, y Valery también. Se le veía más seria, más recatada. Ya no traía el cabello con esos mechones morados que se hacía ni las uñas pintadas de negro. Hasta su energía era otra, muy diferente a la que emanaba cuando estábamos en la escuela. Quizás todo lo que ha sufrido porque le quitaron a su hijo y el deseo de recuperarlo la hayan hecho madurar, y por eso ahora parece en verdad una hija de buena familia y no la rebelde que siempre fue porque nunca le gustó que le digan cómo comportarse», concluía Akira, sin querer justificar a Valery, pero no podía negar que la estadounidense tenía un motivo muy fuerte para llegar a Japón y, sin importarle nada, pretender regresar a la vida de Akira con tal que este le ayude a recuperar a su hijo, aunque eso implique que él tenga que ser infeliz al no poder hacer feliz a Mika.
«Digamos que ese niño es mi hijo. Está bien, lo reconocería y empezaría a trabajar para pasarle una manutención, así como pediría el poder verlo para conocerlo y que nuestra relación no sea fría y distante, pero casarme con Valery, eso jamás lo haré. Yo no me veo compartiendo la vida con nadie más que no sea Mika. Ella es mi amor, mi hogar, la dueña de mi corazón, y no la pienso perder –por un momento Akira calló sus pensamientos y empezó a llorar-. Lo siento Mika, si sigo esta clase de pensamiento, te voy a hacer mucho daño porque voy a ser egoísta. Quizá lo mejor es dejarte ir, que rehagas tu vida con otro. ¡Pero qué mierda estoy diciendo! Mika es solo mía, es solo para mí. Ella no va a estar con ningún otro porque después de esto va a volver a encerrarse entre murallas que alzará para evitar que la dañen. Tengo que encontrar la forma de saber si ese niño es mío o no porque a la persona que más daño le haré si tengo un hijo con Valery es a Mika, y eso no me lo perdonaré jamás».
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El amante mestizo
RomanceAkira, hijo mestizo de un matrimonio germano-japonés, al conocer a la mujer que sería su hogar estuvo a punto de vivir una pesadilla cuando se percató que esa maravillosa y única chica llamada Mika era la hija del primer amor de su madre. Sin embarg...