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HATSUNNE—

Mi infancia podía decir que no fue de las mejores, el nacer en una familia desinteresada me había hecho madurar a tan corta edad, ver la verdadera forma del vivir me llevó a actuar con madurez y por esa razón no podía elegir ese mundo tan obseno qué ellos tomaron...

Amaba a mis hermanos, pero el quererlos no me iba a llevar a renunciar a lo que yo quería para mí, una vida digna que ellos no tenían.

Peleas, armas, prostitución, drogas, todo tipo de cosas ilegales era lo que ellos hacían y por supuesto no iba a arruinar mi vida así.

¿Cómo llegamos a esto? No lo sé, pero siento que el haber vivido en un ambiente de mierda no era razón para caer tan bajo, o simplemente Takeomi no supo criar de verdad a mis hermanos, y aunque trate de velar por Haruchiyo para que no se volviera alguien así no lo logré. Mi hermano se arruinó, no, los tres lo hicieron, pero ahora ya nada se puede reparar.

A mis 30 soy pastelera en Kawaguchi, lugar donde vivo desde los 18. No fue nada fácil llegar hasta donde estoy, pero con mucho esfuerzo logre tener todo lo que tengo; dinero, un trabajo digno y reconocimiento, aunque tampoco subestimo a los grandes pasteleros, más bien es admiración hacía ellos y eso es genial, hasta he salido en programas de TV.

Estoy orgullosa de lo que he logrado, es una felicidad indescriptible de la cual no fue fácil llegar y ahora que la tengo la aprovecho al 100%.

Pero... Aún siento la necesidad de buscarlos, aunque ahora teniendo en cuenta que son mafiosos es mejor mantenerme lejos y Rindou me aconseja siempre lo mismo.

— ¿Otra vez dorayakis? —miro a Rindou y el asiente sonriente— vaya... Tendré que poner los dorayakis con exclusividad para el señor Rindou Haitani.

Comento con gracia, haciéndolo reír. Era agradable tenerlo como cliente frecuente, su compañía me gustaba de algún modo.

— Mi jefe los ama, son los mejores ¿y cómo no? Un ángel los prepara. —comentó, haciéndome reír.

— Basta, ¿pero qué dices? —niego mientras aparto la mirada. Estaba nerviosa, él frecuentaba a ser coqueto y sé en que intenciones lo hace, pero yo siento que no estoy preparada para algo así, aún no.

— La verdad, linda. Una bella dama prepara los mejores postres qué he probado en mi vida, hasta Ran lo dice siempre. "Tu novia prepara los mejores postres de Japón", y tiene razón. —dice con orgullo.

— ¿Tu novia? —lo miro incrédula y Rindou asiente.

— ¿Por qué no? Haríamos buena pareja, aunque tampoco quiero ponerte en riesgo y tú sabes porque.

Me quedé en silencio, tenía razón en primer lugar él era un mafioso y aunque no lo mencione tampoco le gustaría arruinar mi vida en mi mundo "normal". Esto es complicado.

— Tienes razón... Pero... Yo puedo protegerte ¿qué dices? —me mira con una sonrisa llena de seguridad, esperando mi respuesta.

Lo miro por unos segundos y después suspiro.— Lo hablaremos luego Rindou Haitani. Ahora si ¿cuál es el verdadero pedido? —pregunto y él me entrega una gran lista de postres y pasteles que Manjiro Sano quería para su "gran fiesta". Sé que él no me haría daño, pero tanto cambió desde la muerte de Shinichiro, a él fue al qué más le afectó.— vaya que son muchos, en lugar de parecer una fiesta normal, parece como si fueran a coronar a Mikey como rey.

Rindou ríe por mi comentario y niega.

— La fiesta es el sábado, tienes tres días para hacerlo —me señaló el final de la lista y fue cuando gruñí y le di un golpe en el hombro a Rindou— ¡Auch! Grosera.

— Me lo traes hoy ¿es enserio? Estas loco, no lo haré —le devuelvo la lista y él me miró confundido.

— ¿Eh? ¿Qué haces? Sunne, no me hagas esto, eras mi última opción, todos me dijeron lo mismo, Manjiro hasta hoy me dió la lista —me miró con súplica— hago lo que sea sí.

Sonrío con maldad— ¿lo que sea?

Se queda en silencio y me mira con los ojos entrecerrados, ya sabía perfectamente cuál sería mi petición y esa no le gustaba para nada.

— Linda... No seas así, no voy a vestirme de mochi y promocionar la pastelería aunque te ame. —negó con frenesí.

Me cruzo de brazos y desvío la mirada hacía uno de mis empleados que estaba afuera promocionando mi pastelería, se veía tan lindo.

— Rindou, mira, haré los 400 postres de Ichigo, los 300 postres de Yokan, la sopa de Shiruko que será algo individual porque me imagino que ya tiene listo el como será su dichosa fiesta, en vez del tiramisú prepararé  macarrons y mousse, eso sí en mi cocina no creo que alcance todo eso, tú me ayudaras en eso ¿si? —Rindou me sonrió y asintió.

— No hay problema con eso linda, mañana mismo te traeré noticias y lo que espero a cambio por mi ayuda será un lindo beso de la chica más hermosa de Japón.

— ¿No te cansas de ser tan coqueto? —preguntó, él negó.

— Solo digo verdades señorita Akashi. —me guiñó el ojo— bueno, yo ya me voy, nos vemos mañana cariño y ten buen día.

Tiró un beso al aire y se fué. Miro mi reloj y eran las 4:50 de la tarde, dentro de poco había que cerrar.

La visita de Rindou me agradaba, me hacía tener un buen día y con cada charla se me iba el tiempo rápido, tal vez su presencia no era mala y me hacía querer compartir más tiempo con él, pero aveces sentía que mi trabajo y el suyo lo complicaba todo.

¿Podríamos ser una buena pareja aun en las circunstancias que estamos?

Fin del capítulo

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Gracias por leer hasta acá, nos vemos en el próximo capítulo
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TASTE | 𝑹𝒊𝒏𝒅𝒐𝒖 𝑯𝒂𝒊𝒕𝒂𝒏𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora