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Maratón
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—¿Desea pastel de arándanos o tarta de fresa para la cena?

Namjoon rodó ambos ojos, mientras apoyaba un codo sobre la mesa y elevaba una fria mirada a la anciana que tenía enfrente.

—Traiga lo que sea, me da igual —la mujer asintió pero no se movió.

—Le traeré una toalla para que se seque el abello, está todo húmedo y puede pescar un refriado.

—¡Qué no, joder! ¡no quiero nada! solo metase en sus asuntos.

Golpeó las palmas sobre la mesa, ¡estaba tan cabreado con todas las preguntas de la maldita vieja! tan solo queria tragar y la mujer estaba haciéndole una lista de preguntas y comentarios estúpidos, mientras su estómago hacia sonidos raros cada cinco segundos.

—Está bien joven Kim, como usted ordene —empezó a marcharse a pasos lentos.

Se habia pasado toda la tarde en su cuarto; fumando, durmiendo y hablando con todos los del instituto. Al parecer, habian atrapado a Jisung con el aparatito telefónico durante alguna clase y le habian echado del aula, pero esa no era su culpa ¿o si?

Soltó una carcajada aburrida. Al final, todos los profesores eran unos jodidos demonios arruina vidas, ¡todos eran igualt asi que iban a echar de la clase al estúpido adicto al deporte con o sin celular.

Su estómago se quejo de nuevo y estuvo a punto de gritar para que se apurase con la puta cena, pero terminó cerrando la boca cuando se percató de la persona que entraba con una bandeja en sus manos, la mirada en el suelo y una suave sonrisa en sus labios.

Esos malditos labios.

—Aquí tiene su cena —murmuro, colocando algunos platos sobre la mesa.

—¿Es tan difícil tutearme?

Cuando los ojos de Seokjin se encontraron con los de Namjoon, el mayor retemblo un poco, colocando las brochetas de langostinos sobre la mesa y ruborizandose totalmente al recordar las palabras que habia escuchado esa misma mañana. Inclino la cabeza, aún sonriendo.

Los oscuros ojos de Namjoon se encontraban clavados en él, sin moverse, mientras tenía su rostro apoyado sobre su mano, totalmente entretenido.

—Lo siento, crei que solo podía hacerlo cuando estuviera fuera de la casa.

—Claro que no, nene —tomó una brocheta y se la llevó a la boca—. Tuteame en todas partes, tienes todo mi permiso.

Los langostinos estaban tan calientes que lo sentía arder en su boca.

Se relamió los labios observando como el cabello de su criado caía sobre su frente y sus labios gruesos se entreabrian aunque sus ojos aún no se volvían a mirarlo.

—Está bien.

Recogió la bandeja y volvió a mostrar una sonrisa tímida, dirigiéndose nuevamente a la cocina. Los ojos de Namjoon recorrieron su camiseta blanca holgada y sus pantalones azules algodonados, moviendo rápidamente sus ojos hacia ese lugar que le atraia tanto.

Se pasó la lengua alrededor de sus labios.

—¿A dónde vas, Seokjin?

El menor se quedo quieto, regresando su confundida mirada hacia la de Namjoon. Sus ojos parecían tan buenos en comparación de los suyos ¡que lastima sería corromperlos!

—Iré a cenar también.

—¿Por qué no cenas aquí entonces? —Namjoon señaló el asiento frente al suyo— Conmigo. No quiero cenar solo.

❝𝐈𝐧𝐨𝐜𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐏𝐚𝐬𝐢𝐨𝐧𝐚𝐥❞ || 𝐍𝐚𝐦𝐣𝐢𝐧 || 𝐑𝐞𝐬𝐮𝐛𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora