Hay cinco cosas que vuelven loco a Namjoon.
1; La forma en la que el rostro inocente de Seokjin se torna carmesi cuando el le susurra cosas indebidad al oido.
2; Como Seokjin desciende la mirada cada vez que lo siente cerca.
3; Como Seokjin se resis...
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Seokjin elevó los ojos y dejó caer la mandíbula, colocándose la camiseta al instante y sonriendo con alivio al notar quién había entrado al dormitorio,
—¡Namjoon! me has asustado mucho —dijo, desviando la mirada.
—¿Por qué?
—Porque abriste la puerta de la nada.
Namjoon se acercó lentamente y se asomó hacia las ventanas. Ahora que se encontraba con el ridículo de Seokjin, la furia que sentía por no haber encontrado tragos estaba desapareciendo. Lo observó colocarse las medias de espaldas y en un mínimo movimiento, lo tomó de la cintura y lo atrajo posesivamente hacia si. El menor se sobresaltó y suspiro un poco.
—¿Ah, si? ¿debería tocar antes?
—No, no te preocupes, yo debi asegurarme de que la puerta estuviese cerrada.
Inhaló todo el aroma de su cabello, mientras cerraba sus brazos con fuerza sobre su cintura. Olia a frutas como la primera vez.
Olía tan jodidamente bien.
—¿Y qué ibas a hacer, eh?
Hundió su nariz en su cabello y la fue descendiendo hasta el inicio de su cuello. Su piel también estaba empapada de ese mismo aroma.
—Iba a tomar una ducha —mencionó el muchacho rápidamente y descendió un poco su cabeza— ¿Por qué viniste tan rápido?
—Porque no había lo que quería, pero ahora hay otra cosa que se me ha antojado.
—¿Qué?
Sus labios se mantuvieron hacia el lado lateral de su cuello y cerro sus brazos con más fuerza sobre su delgada cintura, empezando a depositar lentos besos sobre su lechosa piel para finalmente cerrar sus dientes sobre ella de un solo golpe. Sentía que la respiración se le aceleraba hasta doler.
—Joonie... —Seokjin retembló y ladeó la cabeza, intentando alejarse un poco, mientras se volvía hacia el con el rostro enrojecido y la misma ingenua sonrisa de siempre— ¿Quée... qué sucede?
Namjoon encargó una ceja y tiró hábilmente de su mano hasta tener su cuerpo entre sus brazos de nuevo.
—¿Cómo me has llamado? —preguntó con sus labios adheridos a su oído.
Seokjin descendió la cabeza con una sonrisa y estuvo al borde decir algo, pero el sonido de la puerta abriéndose y cerrándose lo paralizó.
—¿Seokie, estás acá?
Namjoon abrió los ojos antes de exhalar y tomar al menor del brazo y casi arrastrarlo afuera de la habitación. Seokjin camino algunos pasos hasta la sala de estar, encontrándose con la presencia de Hoseok, que traía algunas bolsas en sus manos y le sonrió cuando lo vió.
—Hola —saludó, sacudiendo su mano con una suave sonrisa.
—Qué bueno que estás acá... he traído comida. Bueno, solo son bizcochos. Y te he traido esto. Vi que lo estaban vendiendo, así que compré muchos para mis hermanas y también pense que te gustaría tener uno