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Luna

Al siguiente día trás el despertar del sol me levanté y lo primero que vi fue a mi amado hermado en un profundo sueño a mi lado, una sonrisa se formó en mi expresión facial. Al ver mi célular marcaba las siete y media lo cual indicaba que en una hora empezaba mi primera clase de la Universidad, tomé una ducha rápida que utilizaba para despejar mi mente por un período de tiempo.

Últimamente tenía un afán de vestirme de manera diferente, algo que incluya faldas cortas y no ese pantalón holgado con un cardigan o sueter era lo habitual. Opté por una falda corta de color negro, un top del mismo tono pero sin despegarme de mi tan querido abrigo café oscuro, esta vez sin cerrar para lucir mi vestuario. Terminé poniéndome unas botas y tomé mi celular para tomar una foto y publicarla en Instagram, era un gusto oculto ya que no era mucho de publicar fotografías sin embargo esta fue la excepción.

Antes de subirme al carro con el conductor personal que contrataba todos los días para garantizar un traslado seguro, trás un corto período de tiempo aproximadamente cinco minutos que yo aproveché para comer una malteada de desayuno, me subí sobre...

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Antes de subirme al carro con el conductor personal que contrataba todos los días para garantizar un traslado seguro, trás un corto período de tiempo aproximadamente cinco minutos que yo aproveché para comer una malteada de desayuno, me subí sobre el automóvil y durante el transcurso mandé un mensaje para Kobi, no quería preocuparlo más de lo necesario.

Kobi

Iré a la Uni, regreso a las cuatro en punto.

Dejé el mensaje y justamente terminó el transcurso hasta el Instituto, salí del dicho vehículo unas cuadras lejanas a la ubicación, disfrutaba dar una corta caminata antes de entrar al lugar. Durante este tiempo todo fue relativamente bien, la primera vez dejé en claro que no estaba para chistes de idiotas pero al parecer uno se saltó esa parte y visualice a un hombre de mi edad acercándose hacia mí, aceleré el paso pero escuché su voz hablar.

-Hey, linda- Dijo él en un tono para amenazarme, traté de ignorarlo -Puta madre que buena estás- Dijo el y una expresión de desagrado se formó en mis adentros.

-Que asco...- Susurré

Continué caminando pero me detuve debido a que él tomó mi brazo bruscamente obstrullendo mi paso, era un hombre moreno con su piel tapada por tatuajes, se notaba que tenía un gran nivel de drogas o alcohol en su sangre. Tomó mi mentón con fuerza obligandome a verlo fijamente, yo simplemente quería acabar con todo esto.

-Sueltame- Le dije sin rastro de temor, en estas situaciones lo más importante era no mostrar debilidad a pesar que por dentro sentía mis alma querer morir.

-¿Tan rápido te vas? - Reserve mis comentarios. -Asi me gusta, calladita sin gritar- Cada comentario aumentaba el nivel de odio en mi ser.

Junté todas mis fuerzas con tal de librarme de aquel amarre que tenía en mis manos sin embargo él me empujó bruscamente contra la pared golpeando mi espalda con fuerza. A pesar de mover mi cabeza él me besó y yo simplemente sentía un creciente sentimiento de asco sin comparación al ver su expresión de placer después de tocar lentamente mi cuerpo.

-Vuelveme a tocar y mañana estarás muerto, cabrón- Lo amenace pero él continuaba, no sabía cuanto más podría mantener mi fachada de no tener temor.

Yo tenía una gran fuerza sin embargo en este justo momento me encontraba debilitada, sumado al fuerte agarré no tenía otra opción más que forcejear con esperanza de que por obra divina saliera de esa situación y así fue, me animé y liberé mi brazo derecho pero rápidamente fuí detenida por un golpe mandado con fuerza que se posicionado mayormente en mi ojo derecho acompañado de otro localizado cerca de mis costillas, me desacomodaron haciendo que no viera con claridad y tener ese un creciente dolor.

No estaba en estado de defenderme por lo que me resigne a sentir sus manos al rededor de mi cuerpo y el como bajaba la falda en mi cintura, el abrigo que poseía estaba tirado en el suelo. Cada intento de movimiento era compensado con otro fuerte golpe que ahora eran incontables los que tenía por todo el cuerpo magullado. Comenzaba a imaginarme siendo abusada por este extraño y generaba un gran rechazo por el trauma que me generaron anteriormente.

Hace unos años, para ser exactos ocho años cuando yo solamente era una niña inocente fui vendida a cambio de un poco de dinero por mi propio padre. Me levanté como era costumbre pero esta vez acompañaría a mi padre en su trabajo no sabía cual era y los peligros de este. Me pidió quedarme en una habitación, yo le creí fielmente apesar del miedo que me generaba me quedé y fue cuando ese señor tomó mi cuerpo sin límites y lo hizo completamente suyo. Estaba llena de heridas tanto físicas como mentales sin un descontrol, a mi padre le dió igual y mi madre me dió la espalda, el único que estuvo presente para sanar mi corazón roto fue Kobi... Me ofreció su apoyo incondicional cuando nadie más lo hizo...

Las lágrimas que soltaba se convirtieron en ríos, luego mares y mi mente se despegó de mí... Ya no sentía nada solo las lágrimas caer y la sangre derramarse. Sin embargo justo cuando creí no tener salvación escuché una voz que por alguna razón conocía pero no lograba distingir de quién provenía, gritó con una voz fuerte.

-¡¡Sueltala!!- Levantó la voz para que lo escuchara, estaba lejos sin embargo se acercó.

Él se encontró con una escena donde me encontraba tirada en el suelo sin ningúna prenda cubriendo mi cuerpo ensangrentado y el hombre encima mío siendo dueño de mi alma, de inmediato llegó y lo empujó para alejarlo de mí. Mis ojos desenfocados no lograron captar la escena con claridad pero él hombre que llegó comenzó a golpear al otro con fin de protegerme, se acercó y logré ver su cabello de un color azulado.

-¿Estás bien?- Dijo él en un tono casi susurro pero que lograba escuchar -¡¿Luna?!- Exclamó y fue cuando tomé conciencia de quien era mi protector.

Intenté formular una palabra pero mi corazón no dejaba de latir y temblar sin control, estaba en un estado de shock, sumado al cansancio y dolor que sentía invadir mi alma, él se levantó del piso donde estaba y buscó el abrigo que era cercano, lo colocó para taparme no sin antes dar una mirada la cual dejaba ver el deseo que sentía por mí.

-¿No que muy vergas? ¿Cómo terminaste tirada en el suelo después de ser abusada? - Pensé que quería ayudarme pero eso me demostró la poca empatía que sentía -Ponte tu ropa rápido, no quiero ser yo quien te vuelva a hacer sufrir- Tiró mi ropa que se encontraba en el suelo y me la dió - Es broma ¿si? No te haré nada- Dijo al notar la expresión que tenía trás decir eso- Llamaré a una ambulancia y ellos ya sabrán que hacer- Tomó su celular y con una cara de frustración realizó la llamada.

Él se notaba en cierta manera ¿enojado? Pero la culpa era mía en por un lado, detuve su recorrido y ahora llegará tarde a su destino. Con todas las fuerzas que me quedaban me moví para colocarme únicamente mi abrigo el cual era lo suficientemente grande como para abarcar la mayoría de mi cuerpo y me senté recargada contra la pared esperando la mencionada ambulancia.

-Te dejaré con ellos- Dijo al escuchar las sirenas acercarse -No te metas en problemas, a la siguiente no te ayudaré- Dijo y sin más que hablar desapareció de mi vista.

Una amable señorita me ofreció ayuda, me ayudó a subir dentro del vehículo para regular mis niveles de sangre y evaluar el estado en el que me encontraba. Hizo algunas preguntas pero ninguna palabra salía más allá de unos cuantos balbuceos inconclusos, la escena se repetía una y otra vez en mi mente y cada vez me hacía sentir peor. Llamaron a mi hermano y él me recogió en la sala de espera del Hospital trás una rápida consulta médica.

Compañeros... (Ritorukai) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora