Capítulo 2

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El Quinto día del nombre de Daerys Stark, fue celebrado meses después. Una celebración tan grande como la del mismísimo heredero del Norte y eso había puesto furiosa a la señora de Winterfell que solo podía ocultar su disgusto.

Desde que la niña había llegado solo había traído problemas o eso pensaba ella. El gran parecido que tenía con los dragones daba mucho de que hablar, pero todo se calmó cuando llegó la carta del Rey Robert Baratheon, dónde se nombraba por decreto del Rey de los siete reinos a Daerys Sand, como Daerys de la Casa Stark, hija legítima de Lord Eddard Stark Señor de Winterfell y Guardián de las Tierras del Norte.

La niña se había llevado todo la atención según ella y más lo creyó, cuando Sansa la hermosa niña de cabellos rojizos llegó al mundo y tuvo que compartir la atención de su padre con la hija bastarda.

El odio de Catelyn no se podía ocultar, despreciaba a la niña y eso creció más cuando llegó el primer día del nombre de la pequeña Sansa. Ese día el Lord de Winterfell no estuvo con su hija menor, hasta que no estuvo seguro de que su hija de cabellos plata podía estar sin problemas sobre el caballo que él le había regalado.

La ira de Catelyn fue tanta que cuando vio a su hijo de ya 5 años jugando en el patio del castillo con Jon y Daerys, no se contuvo a la hora del regaño, que terminó con un fuerte golpe en el rostro de la pequeña.

Eddard no dijo nada sobre eso, solo mando al maestro para que cuidará de la niña y él mismo fue quien esa noche unto una mezcla de hierbas en la mejilla y el labio partido de la pequeña. Catelyn no habló con su señor esposo por un par de días y se sentía feliz de que él no la enfrentara por lo sucedido, pero lo que pasó después ella solo vio como una señal de los Dioses.

Ella había jurado amar a Jon, se lo había jurado a los Dioses y no cumplió, no había podido amar a ese niño sin madre y demostraba odio puro a una pequeña que no era más que un ser puro.

Por eso los Dioses hicieron de las suyas y su pequeña Sansa se enfrentaba a la misma fiebre que algún día atacó a Jon cuando ella deseó que el niño muriera. Rogó y lloró todos los días por la vida de su hija, pero cada día se veía peor.

Fue el día que él maestre dio la noticia de que tal vez la niña no pasaría la noche, que Eddard entro al cuarto con Jon tomado de su mano y Daerys de la otra. Ambos niños reflejando miedo en sus inocentes ojos al ver a la pelirroja, ella no dijo nada, se sentía muy débil por los días sin dormir, ni comer bien y solo se quedó callada viendo cómo la niña de cabellos como la Luna se soltaba de la mano de su señor esposo y caminó hasta la cuna de la pequeña Sansa.

__ Sansa... Soy yo, Daerys, cada día rezó más a los Dioses en el bosque para que te mejores. Eres mi hermanita y siempre he esperado poder jugar contigo... Así que por favor, no te vayas __ la niña pasó su pequeña mano entre las barandas de la cuna y tomó con cuidado la mano de su hermana, mientras una lágrima resbalaba por su mejilla __ Hermanita por favor no te vayas, he estado mucho tiempo con la Septa aprendiendo a ser una buena dama para ser un ejemplo para ti y ayudarte. Así que por favor no te vayas __ la niña lloró mucho ese día y Catelyn lo hizo más al ver la escena, no dejaba de sentirse culpable. Se dijo así misma que cambiaría su forma de ser con la niña o lo intentaría. A la mañana siguiente todos en el castillo dieron un suspiro de alivio al ver salir al Lord del castillo y a su hija mayor con una sonrisa llevando la noticia de que la fiebre había bajado.

Los años pasaban y los cuatro niños crecieron con personalidades y pensamientos diferentes, pero lo que los tres mayores siempre tenían  presente era el honor y la lealtad hacia los suyos. Los tres eran iguales a su padre y unos años después se sumó la pequeña Arya Stark a la familia.

Después de su séptimo día del nombre, Daerys por orden del mismo Eddard Stark comenzó a ser instruida en el arte del combate, siendo entrenada junto a sus hermanos. Con el paso del tiempo la joven fue dejando su niñez atrás mostrando la imagen de una joven hermosa y con inteligencia que se destacaba en sus deberes como una dama, bordaba y cosía a la perfección, tocaba el arpa, hablaba Alto Valyrio como si fuera su lengua materna, postura derecha, el andar y expresar de una dama, bailaba y cantaba, siempre estaba perfectamente vestida y aseada,
y sobre todo siempre cumplía su palabra. Su máxima prioridad eran Sansa y Arya.

Sangre De Dragón +21 ~ Jaime Lannister Donde viven las historias. Descúbrelo ahora