El cielo lloraba a cántaros esa mañana, el lodo ensuciaba las botas de los que habían salido para ver la ejecución de un hombre tan noble, como lo era Lord Ricark Karstark.
Catelyn cerró sus ojos por unos segundos cuando el hombre fue arrastrado frente a ella, el ruido de las armaduras siendo ahogados por la fuerte lluvia. Apretó sus manos enfundadas en guantes, sintiendo el frío calar profundo en sus huesos a pesar de estar cubierta por un toldo junto a la esposa de su hija y su hermano.
Los estandartes de ambas casas se veían más oscuros por el agua que la tela había absorbido. Los pasos de Robb se escucharon ahogados por todo el patio cuando se acercó al avejentado hombre, quien ese día daría su último respiro.
__ La sangre de los primeros hombres fluye en mis venas, tanto como en las tuyas, niño. Peleé contra el Rey Loco por tu padre, peleé contra Joffrey por tí __ Robb miraba fijamente al hombre, sintiendo como la lluvia caía con fuerza sobre ellos __ Somos uno. Stark y Karstark __ habló con su frente en alto, su voz ronca rompiendo el silencio en el patio.
__ Eso no te detuvo para que me traicionaras y no te salvará ahora __ respondió Robb serio con su ceño profundamente fruncido, sus manos hechas puños por la ira en su pecho.
__ No quiero que me salves. Quiero que te agobie hasta el último de tus días __ la expresión en su rostro era de seriedad, torciendose en una mueca de molestia __ Perdí toda fé en ti cuando caíste como un niño sin esa bastarda. Tal vez fue parte de una traición, pero siempre voy a asegurar que esa mujer tuvo más agallas y valentía que tú. Fue a ella quien debimos coronar esa noche, no a ti. Hubiera tenido paz con la muerte de mis hijos, porque ella si llevaría al Norte en un buen camino.
Robb enfureció, sus guantes rechinaron por la presión mientras él Karstark se dejaba caer de rodillas.
El pelirrojo imitó esa pose que había visto en su padre cientos de veces, su espada estaba lejos de ser tan grande como Ice. Él mismo estaba a mil años de poder recibir el honor de usarla, no como Daerys lo había tenido. Todo lo recordaba a ella, a lo inferior que era junto a ella y eso solo hacía hervir su sangre.
Ni siquiera sabe de dónde sacó la calma para hablar y dejar la clara la sentencia del hombre. Solo recuerda la espada en su mano cortando la piel y carne del hombre.
Recuerda salir de allí queriendo paz, queriendo respirar aire fresco mientras era consumido por la decisión que había tomado, había rendido al Norte solo con una muerte.
__ Ni siquiera escuchaste a la mujer que elegiste como tu esposa __ él ojiazul se detuvo en medio del bosque cuando esas palabras llegaron a su oído, tan suaves como el canto de la muerte misma.
Ella estaba allí, derrochando tanta paz sentada sobre esa gran roca. Con el vestido gris que le había dado a Bolton destrozado, hecho tirones, la tela húmeda pegándose a su cuerpo. Sus pálidas manos cubiertas de sangre rodeaban su vientre con delicadeza.
__ ¿Qué haces aquí? __ preguntó con sus ojos llenándose de lágrimas. Quería ir hacia a ella y gritarle, soltar lo dolido que estaba por no tenerla a su lado. La tristeza convirtiéndose en furia porque solo había una sola culpable para todo lo que le estaba pasando.
__ Vine a despedirme __ Robb palideció, acercándose a ella tan rápido como una exhalación y apartó sus manos para ver su vientre, su pecho hundiéndose en un sentimiento que no podía describir. Allí estaba su hijl, abultando el vientre de la mujer que más había amado en su vida.
Allí estaba ella, con una daga hundiéndose en la pálida piel de su vientre abultado.
__ Tu no puedes irte, no puedes dejarme __ su voz se rompió con cada palabra, sus manos temblaron cuando ella lo abrazó dándole esa calidez que había anhelado desde que escuchó de su traición.
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Sangre De Dragón +21 ~ Jaime Lannister
FanfictionDaerys de la casa Stark. La loba blanca de Winterfell. La que trae libertad. Así era llamada la hija bastarda del Guardián del Norte. Conocida como la belleza de Winterfell, los rumores de su belleza viajando por los 7 Reinos. Creando cada vez más...