Capitulo 7

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Jaime Lannister se describía a sí mismo como una persona que tomaba las medidas necesarias ante cualquier situación sin sentir culpa o remordimiento.

O por lo menos así le gustaba tratar de verse a sí mismo.

Lo del niño Stark había sido una de esas medidas, no podía arriesgar todo lo que tenían por un simple niño y por más que no quiso sentirse culpable no podía negar el sentimiento que lo invadió al escuchar tan doloroso grito, un grito que demostró el más puro dolor que había llegado a presenciar.

Pensó que se sentiría así por la mujer Tully, la madre del niño, pero por más que la escucho llorar y sufrir no pudo sentir lo mismo que recorrió su cuerpo entero cuando vió y escucho la reacción de la chica de cabellos plata que había estado negándose a salir de su cabeza.

Siempre pensaba en ella, por más que quería negarlo ella siempre estaba ahí y ya se había vuelto una rutina para él observarla, ver lo bien que se desenvolvía dirigiendo ese castillo y ayudando a su padre. Desde la primera vez que la vio dando órdenes a unos hombre supo quién gobernaría Winterfell cuando Eddard Stark no estuviera.

Cuando por fin había convencido a Cersei de tener otro de sus encuentros con la esperanza de por fin sacar a la joven de su cabeza, sucede otra cosa que hace que ella siga viviendo libremente en su mente y para su desgracia ya no eran imágenes que le agradaran, eran los recuerdos repitiéndose una y otra vez como si fuera un ciclo infinito con el único objetivo de volverlo loco.

Al recordar eso él rubio bebió de golpe el vino en su copa sin apartar la mirada del fuego de la chimenea, faltaba poco para el amanecer y solo había dormido unas dos horas como mucho. 

Dormía tranquilamente hasta que los recuerdos lo golpearon en forma de pesadilla terminando su pacifico sueño. Era la segunda vez en su vida que se sentía de esa manera y todo gracias a esa joven que solo parecía atormentarlo, lo único que hacia que se sintiera tan culpable por lo del niño era ella, solo ella. Era la manera en la que esa joven que siempre tenía una mirada tan fría se había quebrado frente a todos derramando lágrimas y dando gritos de dolor mientras los más cercanos a ella intentaban calmarla, sin lograr nada.

Por lo poco que la conocía había notado que no era muy expresiva y dejar que tantas personas la vieran tan débil lo hacía sentir extraño porque él más que nadie la entendía, sabía lo que era siempre tener una armadura de seriedad y frialdad para mantener a todos lejos y por culpa de sus actos la armadura de esa joven de ojos violetas había caído dejándola expuesta ante los cuervos que de seguro la seguían desde hace años y él no tenía a nadie más a quien culpar que a sí mismo, porque si nunca le hubiera puesto un ojo encima a esa joven, nunca habría terminado con su hermana en esa torre y nunca hubiera empujado al niño.

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Todo había pasado muy rápido ese día, recuerda entrar corriendo al salón de Winterfell y ver a su pequeño Bran tirado es esa mesa con sangre saliendo de la herida en su cabeza, no le importo nada y solo lloro.

Recuerda como Robb y su tío Benjen trataban de sacarla de ahí para que se calmara, pero ella solo quería estar con el pequeño pelinegro, para ella Bran y Rickon eran sus hijos y ver la situación de Bran le había dolido en lo más profundo, aun pasadas dos semanas todavía lloraba amargamente en su cama siendo abrazada por Robb. Desde ese día ni Robb, ni Jon la habían dejado sola y ella solo trataba de seguir cumpliendo su deber con el norte para después ir a la habitación de Bran a solo verlo o tratar de que Catelyn descansara.

En esas dos semanas extrañamente la reina había mostrado preocupación por ella y siempre le pedía que fuera a desayunar con ella. Para su sorpresa la mujer había tratado de llevarla a la capital junto a la comitiva del norte a lo que se negó, ella no saldría de Winterfell a menos que fuera necesario y menos con el estado de Bran.

Sangre De Dragón +21 ~ Jaime Lannister Donde viven las historias. Descúbrelo ahora