Se sintió cazado, perseguido. No comprendió en qué momento su intimidad se volvió de dominio público. Siempre fueron discretos, solo su familia y sus amigos más cercanos -Carlos y Fernando- conocían el estado de su relación con Max, y supo que este solo le contó a Charles, quién evidentemente terminó enterándose al saberlo Carlos, y a su hermana, Victoria. Su relación, que empezó en 2020 solo pudo permanecer en secreto hasta inicios de 2022, en el Gran Premio de Australia.
Para Sergio fue inconcebible que alguno de ellos hablará.
Eventualmente, Max y él se encontraron frente a un muy consternado Christian Horner y unos muy molestos Helmut Marko y Jos Verstappen. Sinceramente esa no era la manera en que Sergio deseó que el padre de su pareja se enterará de todo.
Las luces de la oficina de Christian Horner eran frías y estériles, iluminando la habitación de una manera que solo hacía sentir más intensa la presión en el aire. Max Verstappen y Sergio Pérez estaban sentados en sillas opuestas, ambos con las manos entrelazadas en sus respectivos regazos, como si cualquier contacto físico en ese momento pudiera ser visto como un error imperdonable. Frente a ellos, Christian Horner los observaba con el ceño fruncido, mientras Helmut Marko y Jos Verstappen, el padre de Max, permanecían de pie, cruzados de brazos, con expresiones que dejaban clara su desaprobación.
Las fotografías que se habían filtrado esa mañana eran íntimas, demasiado íntimas para que alguien las pudiera justificar como un simple malentendido. Max y Sergio, en un rincón del motorhome del equipo, abrazándose, besándose, completamente ajenos al mundo exterior, convencidos de que estaban solos. Pero no lo estaban. Y ahora, esas imágenes estaban en las portadas de los diarios y en las redes sociales, alimentando un escándalo que nadie en Red Bull Racing estaba preparado para manejar.
—Esto es inaceptable. —Dijo Helmut, su voz cortante. —No solo es una distracción para el equipo, sino que va en contra de todo lo que hemos construido. Si esto se salen de control, podría afectar el rendimiento y la imagen del equipo.
Jos asintió, con el rostro endurecido.
—Max, tienes que pensar en tu carrera. Esto no es un juego. No puedes dejar que algo así te arruine.
Max apretó los labios, y Sergio pudo ver el conflicto en sus ojos. Habían hablado de esto antes, de la posibilidad de que algo saliera mal, de cómo reaccionarían si su relación se hacía pública. Pero una cosa era imaginarlo y otra enfrentarlo en la vida real, con las miradas de las personas que decidían el destino de sus carreras fijas en ellos, como si esperaran que todo se solucionara con una simple disculpa.
Horner, que había permanecido en silencio hasta ese momento, suspiró y se inclinó hacia adelante.
—Quiero dejar algo claro. —Dijo, en un tono más suave que el de Helmut o Jos. —Max, tú eres como un hijo para mí. Y Sergio, tú eres una parte importante de este equipo. No se trata de que estemos en contra de su relación, pero esto se ha vuelto un problema que debemos resolver. Helmut ha sugerido que sería mejor dar una imagen más... controlada. Es decir, una distracción. Podríamos contratar a alguien para que se presente como la novia de Max, y así calmar los rumores.
Sergio sintió un nudo en el estómago al escuchar esas palabras. Sabía que algo así era posible, pero escucharlo en voz alta lo hizo sentir como una traición. Antes de que Max pudiera decir algo, se levantó de su silla, sintiendo la adrenalina corriendo por sus venas.
—No, no vamos a hacer eso. —Dijo, su voz firme. —Max y yo estamos juntos, y eso no va a cambiar. No vamos a fingir lo contrario solo para complacer a los demás o para proteger la imagen de la escudería.
Helmut levantó una ceja, incrédulo.
—¿Y qué sugieres, entonces? ¿Que aceptemos que dos de nuestros pilotos están en una relación y dejemos que la prensa se aproveche de eso?
Sergio lo miró directamente a los ojos.
—Sí, eso es exactamente lo que sugiero. Porque, ¿sabe qué? No tenemos nada de qué avergonzarnos. Lo que Max y yo compartimos es real, y no pienso esconderlo solo porque ustedes piensen que podría ser una distracción o perjudicial para el nombre del equipo.
La tensión en la sala se intensificó. Max, que hasta ese momento había permanecido en silencio, finalmente levantó la mirada y miró a Sergio. Había algo en sus ojos que hizo que el corazón de Sergio se acelerara: un atisbo de admiración y gratitud, como si, por primera vez en esa conversación, Max viera una salida.
—Estoy de acuerdo con Sergio. —Dijo Max, con un tono calmado pero firme. —No quiero fingir que no tenemos algo. No voy a aceptar que contraten a alguien solo para ocultar lo que realmente siento.
Jos apretó los puños, visiblemente molesto.
—Max, estás siendo ingenuo. No entiendes las consecuencias de esto. Estás poniendo en riesgo tu carrera, tus campeonatos. Todo por una... una relación que podría no durar.
Max lo miró con dureza.
—No me importa. Estoy con Sergio, y estoy dispuesto a enfrentar lo que venga.
Christian Horner observó a Max por un momento, como si intentara leer en sus ojos si realmente estaba seguro de lo que decía. Luego, su mirada se desvió a Sergio, y en ese instante, algo en su expresión cambió. Vio la sinceridad, la determinación en la postura del piloto mexicano. Y, más que eso, vio amor. Un amor que, a pesar de toda la presión, de las críticas, y de las probabilidades en su contra, permanecía intacto.
—Por favor, no digan nada. —dijo Horner en dirección a Helmut y Jos Verstappen, con un tono que indicaba que había tomado una decisión. —Entiendo sus preocupaciones, pero si Max y Sergio están dispuestos a enfrentarlo juntos, creo que debemos apoyarlos. No vamos a esconder esto ni vamos a fingir que es algo diferente a lo que es. Max ha sido uno de los mejores pilotos que hemos tenido, y si él dice que esto no lo distraerá, debemos confiar en él.
Helmut frunció el ceño, pero no dijo nada más. Jos, por su parte, pareció querer protestar, pero finalmente se quedó en silencio, mirando a su hijo con una mezcla de decepción y resignación.
—Lo que sí haremos... —Continuó Horner— es encontrar la manera de manejar la situación con la prensa. Haremos un comunicado oficial apoyando a ambos. Y a partir de ahí, ellos decidirán cómo quieren llevar su relación de cara al público.
Sergio sintió un alivio recorrer su cuerpo, como si una carga inmensa se hubiera liberado. Horner les estaba dando una oportunidad para ser ellos mismos, para vivir su relación sin esconderse. Max le sonrió, un gesto pequeño, pero lleno de significado. Sabía que había sido una lucha llegar hasta ese punto, y aunque el camino por delante sería complicado, al menos lo enfrentarían juntos.
Al salir de la oficina, Max tomó la mano de Sergio, ignorando las miradas de Helmut y de su padre. Caminaron juntos por el pasillo, sintiendo que, aunque todo había cambiado, al final del día seguían siendo ellos dos, unidos en algo más fuerte que cualquier escándalo mediático.
—Gracias por defendernos. —Dijo Max en voz baja, mientras apretaba la mano de Sergio.
Sergio sonrió, mirándolo con cariño.
—Siempre lo haré, Max. No voy a dejar que nadie nos haga sentir que lo que tenemos está mal.
Max lo atrajo hacia él en un abrazo rápido, pero lleno de ternura. Y, por primera vez en mucho tiempo, Sergio sintió que, a pesar de todo lo que se había dicho en esa sala, las cosas empezarían a mejorar. Porque sabían que, sin importar lo que sucediera, siempre encontrarían un lugar en el que estar juntos, lejos de las miradas curiosas y de los juicios.
Sergio pensó, mientras caminaban juntos por los pasillos del edificio, en lo maravilloso que sería tomarlo de la mano e ir a lugares donde nadie pudiera encontrarlos. Lugares donde nadie los juzgaría, donde podían ser libres. Y en ese momento, supo que, con Max a su lado, estaba dispuesto a enfrentarse al mundo.
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1989 » chestappen's version
Fanfiction»Inspirado en 1989 (taylor's version) »Situaciones y hechos adaptados para la trama.. »Escenas +18 »Si alguno de los pilotos mencionados ve esto, por favor no me demanden...