Seis meses transcurrieron desde la separación, pero el dolor aún seguía latente. En las noches silenciosas, cuando el mundo se apagaba, sus pensamientos viajaban de regreso a lo que una vez habían sido: risas compartidas y el brillo en los ojos de Max. Pero también recordaba la distancia que se había ido acumulando, las palabras no dichas y los silencios que los separaron.
Ojalá apareciera en su puerta y le dijera cómo debió enloquecer cuando lo dejo completamente solo. Pero nunca le diría por qué.
Y así es como funciona. Así es como lo perdió.
Era una noche oscura y lluviosa, y la tormenta parecía reflejar su estado emocional. Afuera, las gotas caían pesadamente contra el cristal, y el sonido del agua lo envolvía en una especie de trance. Se acurrucó en el sofá, envuelto en una manta, mirando cómo el mundo se desvanecía bajo la lluvia. En su mente, las imágenes de su relación pasaban como un carrete de fotos.
Mientras su mente divagaba, se encontró imaginando un escenario irreal. Imaginó que alguien tocaba la puerta. La idea era absurda, pero no podía evitarlo. Era un deseo oculto, un anhelo por lo que había perdido. Un ligero golpe lo obligó a levantarse, un susurro de esperanza creció, sin explicación alguna, en su interior, y caminó hacia la entrada.
Al abrir la puerta, su corazón se detuvo. Allí estaba Max, empapado por la lluvia, con la mirada intensa y los ojos llenos de una emoción que hacía tiempo no veía.
-Sergio. -Dijo Max, su voz casi ahogada por el sonido de la tormenta. -Lo siento. He sido un idiota. Pero... te quiero de vuelta.
Sergio sintió como si el tiempo se detuviera. La lluvia caía a sus espaldas, pero en ese instante, el mundo exterior se desvaneció. Las palabras de Max resonaron en su mente, como un eco que lo envolvía. Cada sílaba era un bálsamo para su corazón roto.
-¿Qué? -Preguntó Sergio, su voz temblando de incredulidad.
-Quiero reparar tu corazón. -Continuó Max, dando un paso adelante. -Quiero quedarme a tu lado, en las buenas y en las malas. Por favor, permíteme volver a ser parte de tu vida.
Y así es como funciona, así conquistas y recuperas al chico.
Un torrente de emociones lo abrumó. Era justo lo que había deseado, y no podía evitar que las lágrimas brotaran de sus ojos. Recordó todos los momentos en que deseó que Max regresara, y allí estaba, en su puerta, con una oferta de redención.
-Si. Te espere tanto. Te esperaría por siempre -respondió, sintiendo que cada palabra era un compromiso profundo. Casi como si el tiempo y la distancia nunca hubieran existido.
Te quiero en la alegría y en la tristeza, esperaría por siempre y siempre.
Max sonrió, y en ese instante, todo parecía perfecto. Sergio podía imaginar cómo sería su vida si Max realmente regresara. Las pequeñas cosas cobraban vida en su mente: desayunos juntos, paseos en coche, momentos de complicidad que les habían hecho tan felices. Se visualizo con Max, compartiendo sueños, construyendo una familia juntos.
Mientras hablaban, la tormenta comenzó a disminuir, y la luz de la luna se filtró a través de las nubes. Sergio sentía que todo estaba bien. La idea de un futuro juntos se convertía en una realidad tangible.
-Prometamos que esta vez lo haremos bien. -Dijo Max, acercándose un poco más.
-Lo prometo. -Sergio respondió, sintiendo que el peso del pasado comenzaba a desvanecerse.
Sergio se imaginó a sí mismo apoyando a Max desde la tribuna, gritando su nombre con todo el aliento que tenía en cada carrera ganada. Visualizaba los abrazos después de cada competencia, el orgullo en los ojos de Max cuando lograba un podio, y las noches de celebración donde ambos se entregarían por completo.
Mientras hablaban y reían, Max le tomó la mano, un gesto simple pero poderoso. La conexión entre ellos se sentía como un rayo de luz atravesando la tormenta.
-Estaré contigo en las buenas y en las malas, Sergio. No importa lo que pase. -Dijo Max, su mirada firme.
-Y yo contigo, leoncito. -Sergio respondió. Sabía que había dificultades por delante, pero esta vez estaban dispuestos a enfrentarlas juntos.
Sin embargo, a medida que la conversación avanzaba, una sensación extraña comenzó a invadir a Sergio. Las palabras de Max parecían un eco de lo que una vez había sido, y aunque deseaba que fueran reales, un pequeño rincón de su mente comenzó a dudar. ¿Podía realmente ser así de fácil? ¿Podían simplemente retomar donde lo habían dejado?
De repente, la escena se tornó borrosa, y Sergio sintió que todo comenzaba a desvanecerse. La imagen de Max, su sonrisa y su promesa de amor se alejaban lentamente. La lluvia, que antes había sido una banda sonora esperanzadora, ahora sonaba distante y apagada.
Despertó de golpe, sentado en su sofá, el corazón latiendo con fuerza. La habitación estaba en silencio, y la lluvia aún caía, pero ahora era un ruido sordo que resonaba en el fondo. La realidad lo golpeó con fuerza: todo había sido un sueño.
Se pasó las manos por la cara, sintiendo el sudor en su frente. El alivio y la desesperación se mezclaron en su pecho. Había anhelado que Max volviera, había deseado su regreso con toda su alma, pero se dio cuenta que tenerlo cerca lo lastimaba. Él ya no quería sentir más dolor.
Se levantó del sofá y miró por la ventana, observando la lluvia caer. La tormenta afuera era real. El ruido constante de las gotas de agua golpeando contra la ventana lo convencieron de que esa era su realidad. Max y sus palabras de arrepentimiento no fueron más que un movimiento sucio de su propio inconsciente.
La realidad era así, nada podría cambiarla.
El recuerdo de Max nunca se desvanecería, pero era hora de aceptar que la vida continuaba. E incluso aunque aquel sueño le provocó una bruma de serenidad, sabía que no podía aferrarse a fantasías. Debía aprender a encontrar su propia felicidad, incluso sin Max a su lado.
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1989 » chestappen's version
Fanfiction»Inspirado en 1989 (taylor's version) »Situaciones y hechos adaptados para la trama.. »Escenas +18 »Si alguno de los pilotos mencionados ve esto, por favor no me demanden...