𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ↻ Aemond Targaryen © [+18]

11-- 𝐓𝐇𝐈𝐆𝐇 𝐑𝐈𝐃𝐈𝐍𝐆

Advertencias: Contenido y lenguaje sexual. Leer bajo responsabilidad. Este escrito no me pertenece yo solo me encargué de traducirlo.

Autor original: https://archiveofour
own.org/works/50620141/chapters/127874089

Traducido por: Lya
_______________________

Si alguna vez te preguntaran, jurarías que no tenías la menor idea de cómo terminaste en los aposentos del príncipe, o que estabas allí simplemente como un favor para tu dama, la princesa.

Negarías, negarías, negarías que hubiera sucedido algo adverso, que le devolviste un libro que ella tomó prestado y que le pediste que la acompañara al pozo del dragón a la mañana siguiente.

Nunca admitirías que te encontraste a horcajadas sobre el muslo del príncipe mientras él chupaba marcas oscuras en la piel de tus senos.

"Issa prūmia, qué hermosa estás". Aemond ronronea, su ojo de zafiro se revela, su expresión hambrienta, sus manos vagando, incapaces de dejar de buscar tu forma.

"Aemond, por favor..." Te quejas, frotándote contra su musculoso muslo, tus manos sobre sus hombros, tus rodillas hundidas en la lujosa tela de su cama.

"¿Necesitas ayuda, dulce T/N?" Pregunta, sus dedos ágiles tiran de tus pezones hinchados, deleitándose con los pequeños sonidos que haces.

"Por favor, mi príncipe". Te has vuelto cansado, desesperada y necesitada, tu clímax está tan cerca pero tan lejos.

Aemond inclina la cabeza, sus labios suaves contra los tuyos, el sabor de la menta estalla en tu lengua.

Te derrites en su abrazo, con una mano enredada en sus rizos plateados.

"Te ayudaré, pero debes jurarme que mi nombre será la única palabra que saldrá de tus labios". Presiona su pulgar contra tus labios y los separas. Sus ojos se oscurecen por la lujuria y su mano libre deja tus pezones para marcar un ritmo de castigo en tu clítoris.

Tus caderas giran hacia adelante en respuesta, persiguiendo su toque, mientras comienzas a cantar su nombre.

"Bien, bien, dulce niña, tan necesitada de tu príncipe, qué lástima". Él arrulla, deslizando su mano desde tus labios hasta tus caderas con una lentitud devastadora, llamas placenteras que se arrastran detrás de su toque.

"Aemond..." Te golpeas contra su muslo, desesperada por más estimulación.

Aemond no pierde el tiempo. Él te agarra por las caderas y te arrastra, tratándote como si fuera una muñeca de trapo, te tira hacia adelante y hacia atrás, de lado a lado, cada movimiento proporciona alivio a tu clítoris hasta que te retuerces en su agarre, maullando y gimiendo su nombre. tirando de su cabello.

Él gime, en lo más bajo de su garganta, cuando haces tal cosa, y eso envía calor directamente a tu núcleo. El deseo de montarte a horcajadas sobre él, de sacar su polla y meterla en tu núcleo te recorre, pero el fuerte agarre de Aemond en tus caderas te mantiene en tu lugar.

"Descarada, deseas volverme loco". Él gime, sus ojos se cierran cuando tiras de su cabello una vez más, oleadas de placer te invaden cuando comienza a flexionar su muslo.

"Aemond, Aemond, Aemond". Cantas, arqueando la espalda, las caderas rodando contra su muslo, el enrollamiento en tu estómago se tensa cada vez más.

Muerde tu cuello, calmándolo con su lengua, sus palabras bajas y oscuras. "Te volveré loca issa prūmia, no desearás a nadie más que a mí. ¿Crees que cualquier otro hombre te produciría tanto placer? ¿Que cualquier otro hombre te tendría goteando sobre su muslo, empapándolo?, No dulce, soy sólo yo. Nadie más puede sentirte ni oírte, eres mía y sólo mía".

"Sí, soy tuya". Desobedeces su orden, rompes tu promesa, pero a él no parece importarle. En cambio, parece llevarlo más lejos, sus dedos en tu clítoris envían estrellas disparadas detrás de tus párpados, y él pega sus labios a tus pezones, su lengua prodiga los brotes de placer, gimiendo contra tu piel.

"Ven por mí dulce t/n, entonces tendrás mi polla. Sé que has anhelado desearlo, como yo he deseado sentir tu calor a mi alrededor". Dice, empujándote más allá del límite hasta que ya no puedas aguantar más.

Caes, estrellándote en el placer, tu visión se vuelve blanca, tu voz resuena en las paredes de sus habitaciones mientras él termina dentro de ti, maldiciendo en valyrio.