𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ↻ Aemond Targaryen © [+18]

26-- 𝐒𝐄𝐄 𝐈𝐓 𝐖𝐈𝐓𝐇 𝐓𝐇𝐄 𝐋𝐈𝐆𝐇𝐓𝐒 𝐎𝐔𝐓

Advertencia: Contenido y lenguaje sexual. Leer bajo responsabilidad. Este escrito no me pertenece yo solo me encargué de traducirlo.

Autor original: https://archiveofour
own.org/works/43033527

Traducción por: Lya
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No eres alguien que le guarde secretos a tu marido. Desde el comienzo de su matrimonio, ambos acordaron ser abiertos y comunicarse entre sí. 

Aemond creció en Desembarco del Rey, rodeado de mentirosos. No quería casarse con ninguna. Estuviste de acuerdo de buena gana. 

Tu familia no era de las que se metían a menudo en política, pero tu padre te ocultó cosas hasta el último minuto. 

Realmente no querías ocultarle secretos a Aemond. Pero no estás segura de poder contarle esto.

El, por supuesto, te asegura que puedes contarle cualquier cosa, pero que te da mucha vergüenza.

Amas todo sobre tu marido. 

Su cabello, su sonrisa, su forma alta y ágil, la cicatriz cortante en la cara que tanto odia. Ese ridículo zafiro con el que reemplazó su ojo, y hasta su arrogancia que a veces te vuelve loco. 

Pero te encantan especialmente sus manos. 

Te encanta verlos apretar la empuñadura de su espada mientras él pelea en el ring de entrenamiento, no puedes apartar los ojos de ellos mientras aprieta su copa de vino durante la cena, y te encanta especialmente la sensación de sus manos en tu cuerpo.

No debería ser tan vergonzoso, pero ¿cómo se supone que le vas a decir a tu marido que te empapas sólo con verlo apretando el puño?.

Pero el secreto te está volviendo loco. Odias ocultarle cosas y has estado actuando de manera tan extraña que él está empezando a notar que algo anda mal. 

Además del hecho de que casi se te cae la baba cada vez que hace algo con esas malditas y deliciosas manos suyas, pero guardar el secreto te está devorando por dentro. 

Aemond finalmente te confronta al respecto una noche cuando ambos se están preparando para ir a dormir. 

Estás sentada en la cama, agarrando nerviosamente tu camisola entre tus dedos. 

Aemond se desnuda hasta quedarse con su ropa pequeña y se para frente a ti. Él no dice nada, simplemente se queda ahí mirándote. Te inquietas inquietamente bajo su mirada. 

Finalmente, habla. 

"¿Qué podría estar molestando a mi dulce esposa?" Pregunta en voz baja, levantando una de esas hermosas manos para acariciar con un dedo largo y elegante tu clavícula. Sigues el movimiento con tus ojos y dejas escapar un pequeño escalofrío cuando su dedo deja un rastro de calidez detrás. 

"Nada, mi señor esposo", dices. Tus ojos todavía están en su mano, que ahora se ha movido desde tu clavícula para acariciar hacia arriba y hacia abajo a lo largo de tu brazo. 

"¿Tienes algo que decirme?" pregunta Aemond. Levanta la otra mano, la coloca debajo de tu barbilla y acerca tu cara a la suya. Sus ojos violetas son penetrantes, pero brillan de diversión.