Capítulo 8: oscuridades, pensamientos y soldados

119 17 0
                                    

Pues Loki no había quedado muy feliz por el hecho de que mi padre le acabara de agradecer su acto generoso. Claramente, porque no había sido un acto generoso. Estaba dispuesta a decirlo, sin embargo, luego de que su rostro cambiara por completo, sonrió y le dijo a mi padre "un placer"

Un.

Placer. 

Era definitivamente un idiota. 

─¿Y a tí que te ha nacido esto de ir por la vida escondiéndote de tu madre y metiéndote en misiones? ─ pregunta mi padre en cierto punto. Lleva su arma delante, lista para atacar. Solo espero que nadie se aparezca delante de nosotros por accidente. 

─Oh, ya sabes, me aburro un poco desde que terminé el instituto. ─ respondo. 

Lo cierto, es que no le estoy mintiendo. Me aburre sobremanera el pensar en estudiar cualquier carrera. Me aburre sobremanera el pensar en una vida por fuera de ésto. Me aburre tener que pensar en exámenes, materias y estrés por el que ya pasé. 

─¿Y arriesgar tu vida por ésto es algo que vale la pena para tí? ¿Lo ves... en tu futuro?

─Sabes que siempre lo vi en mi futuro ─ digo. Durante toda mi vida siempre quise ser como mi madre. Aprecio muchísimo que James pregunte las cosas de ésta forma. Me gusta mucho que se preocupe por mí, pero que a la vez pregunte por esas cosas que no sabe. Él siempre ha sido así de considerado. Así no esté de acuerdo con lo que tengo para decir, él me escuchará. Papá siempre lo ha hecho. 

Para mí, es algo completamente normal. James es así desde que tengo uso de razón. Siempre preguntando, siempre intentando estar lo más presente en mi vida. Sin embargo, no siempre lo logra. 

Vivimos lejos, es la realidad. La distancia se ha convertido en un importante factor en nuestra relación. Se ha convertido quizás en lo que más distancia nuestras almas. Mamá lo ama, pero está ocupada. No puede responder a las llamadas de su esposo, ni puede encargarse de que nosotros nos comuniquemos como deberíamos solamente porque somos padre e hija. Él, es un averiguador compulsivo, y yo soy una terca cerrada. No es algo que conngenie muy bien. Ambos utilizamos a mamá como filtro. Y al no tenerla constantemente en nuestro día a día... se dificulta un poco, en realidad. 

Pero lo intentamos. 

Ahora no le tiembla el pulso cuando tiene que apuntar al frente, sé que tampoco le temblará en caso de que tenga que disparar. 

Eso, supongo, que es amor. 

Al menos es lo que me han enseñado como tal. 


María sigue diciéndome hacia dónde tengo que dirigirme. Me guía a través del intercomunicador sabiendo ahora que no voy sola. Loki, al igual que mi padre, me siguen a sol y sombra por cada uno de los pasillos del lugar. Sin embargo, luego de su presunto acto heróico, el Dios no había vuelto a hablar. Cosa que, honestamente, agradezco. Toda la misión se había tornado ya bastante tenebrosa, pero no obstante, lo estaba controlando. 

Intentaba concentrarme lo suficiente como para no pensar en que estaba encerrada en ese lugar, específicamente con mi padre, al que no veía en un largo tiempo, y junto a Loki, el Dios que se había metido en mi cabeza durante días y me había quitado las ganas de irme a dormir. 

Tenía que concentrarme bastante si pretendía no pensar en todo eso, a ser honesta. 

Como sea, Loki insistía en ser la persona más jodida de este planeta tierra. Definitivamente se lo había propuesto como una especie de meta en la vida, sino no se explicaba.Entendía que estuviera molesto, pues su maquiavélico plan no había funcionado, él había quedado como el bueno de la película, pero, ¿qué tenía que ver yo en todo eso? Pues aparentemente, todo, porque el muy jodido volvió a meterse en mi mente. 

Esta vez, no lo hizo con buenas intenciones. Sino que se concentró aún más en mis pensamientos. Fue como si él mismo intentara avergiaur qué era esa cosa que yo no quería ver para volverla realidad. 

Y ahí estaba, caminando por el pasillo que más miedo me había provocado en toda mi vida. Alzada en armas, al igual que mi padre, caminando, precisamente junto a mi padre, y al Dios no se le da mejor idea que provocarme cierto pensamiento. 

No sé cómo lo hizo. es algo que me he preguntado desde que ocurrió, pero no llego a saber cómo o por qué, siquiera. Solo sé que en cierto punto de la caminata en ese espacio, yo pensaba en él. Si que pensaba en él.

En mi cerebro, Loki, el Dios imbécil que caminaba a mi lado como si nada estuviera pasando, me tocaba. Cierta parte de mi mente sabía que eso no era asi, que lo estaba imaginando. Yo podía ver lo que mis ojos veían. Veía la oscuridad, veía los pasillos. Pero mi cuerpo lo sentía a él. 

No voy a ser deshonesta, no era un mal sentimiento. No me provocó el rechazo que creí que me provocaría. Sin embargo, hubiera deseado que a mi lado no se hubiera encontrado mi padre, el cual no tenía idea de mi condición. 

─¿Qué te dice María? ─ me pregunta James. Y yo, no puedo pensar en María en este momento. No puedo pensar en nadie. Intento pegarle un manotazo a mi buen amigo Loki antes de perder absolutamente toda mi cordura, y entonces, lo veo - o lo imagino, a esta altura ya no puedo definirlo con certeza - sonriendo. No es una sonrisa normal. No es la clase de sonrisa que uno utilizaría en una fotografía. Es lo más cercano a una sonrisa diabólica que he visto en mi vida, y la está usando él. Un Dios. Vaya paradoja. 

Finalmente, Loki para. Pero el recuerdo de sus manos me sigue en toda la misión. 

Sus manos y su aliento imaginario en mi cuello solo me abandona cuando delante de ambos se para la mismísima Black Widow. Es decir, mi madre. 

Ahora sí que estoy en un aprieto mayor a la situación de recién. 



Daylight | Loki LaufeysonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora