Capítulo 12: plata, ojos azules y juegos de dioses

112 15 6
                                    

Entre todas las cosas que había pasado para llegar a, finalmente, sentirme parte de los Vengadores, estaba: curarme las heridas de una forma asquerosa y casi diría horrorosa para mí y mi cerebro que sueña ahora sin necesidad de que cierto Dios haga acto de presencia, seguir algunas dietas en ciertos días específicos. 

Y la peor: Entrenar. 

Cuando decidí que tenía que ponerme a entrenar - y por decidí me refiero a que un día mi madre simplemente sonrío y me dijo "si quieres ser parte de ésto, tendrás que hacerlo" - también decidí que no tenía por qué desprobar una materia en el instituto para ser infeliz. 

Realmente no entendía cómo era que Steve hacía esto por gusto. Un tipo que tiene literalmente un suero mágico en su cuerpo, que tiene setenta años congelados de tiempo, que tiene... ¡por Dios! Todo lo necesario para ser feliz ¡Y más si se quiere! ¿Por qué saldría a correr? ¿Por qué entrenaría? Carecía de sentido. 

Durante una semana, -que fue lo que duró mi entrenamiento hasta que un día no pude pararme de la cama y decidí que salir a correr no era lo mío- estos fueron todos mis pensamientos. 

Lo intenté todo. Resulta que, para los que no saben, ni tienen por qué saberlo... todos los Vengadores tienen una "cosa".

¿A qué me refiero con ésto?

Pues a que Tony tiene sus Marks - por ende no entrena, lucky man. - Thor tiene su martillo y su magia, Kate (la hermosa Kate) tiene el arco y la flecha, al igual que Clint. Steve siene su superfuerza y super todo, James tiene su brazo de metal, Bruce es Hulk, mi madre es una súper soldado... creo que ya lo tienen, ¿cierto? Bueno. Pues, ¿yo? No tengo nada de todo eso. 

Yo intenté todo, lo juro. Clint y Kate intentaron enseñarme arquería, pero fracasé sobremanera, Steve y sus salidas a correr... SIMPLEMENTE NO. No puedo transformarme en Hulk, no puedo crear un hombre de metal y definitivamente no voy a ponerme un brazo de metal. 

Así que ahí estaba. Entrenando en la sala de entrenamientos. Vacía (la sala, no yo) Aunque sí estaba sola. 

Como dije, estaba. 

─Buen día. ─ Loki. El Dios de cabello negro utilizando lo que por primera vez se veía como ropa normal. Habían muchas cosas que estaban ocurriendo por primera vez. Entre esas: Loki había anunciado su entrada a una habitación, y yo estaba despierta a las cinco de la mañana. Motivo el cual me llevó a pensar que tendría una hora, mínima, de sala para mí sola. 

Fallé. 

─Buen dí- ¿Tan temprano? ─ pregunté, yo también hubiera alzado las cejas de la forma en la que él lo hizo. ─ ¿Hay jet-lag en Asgard-tierra?

─¿Qué es jet-lag? 

─Olvídalo, diré que no hay. ¿Siempre entrenas a ésta hora?

─Generalmente. Lo que no sabía era que tú entrenabas a ésta hora. ─ dice él, y en ese momento una espada salió de su mano. O eso fue lo que vi, al menos. No dí un paso atrás, pero sí me generó cierta inquietud que el tipo frente a mí saque un arma blanca sin necesidad de mover nada más allá de sus dedos.

─No entreno a esta hora. Es decir, hoy sí, pero no es algo habitual. 

─Okay. ─ dice, y comienza a hacer cosas que no puedo describir, porque la mitad de mi cerebro estaba dormido, y la otra mitad solo podía decir "¿recuerdas sus manos sobre tí? ¿recuerdas cómo se sentian sus labios en tu cuello? sus suavecitos labios, que te besaban tan bien... ¿no lo recuerdas? Pues recuérdalo" Solo deseaba que él no estuviera en mi mente en ese momento. 

No me dolía la cabeza. No estaba dentro de mí. Bueno... podría haber elegido mejores palabras. El caso es que Loki no se encontraba indagando en mi cabeza. 

¿Por qué? 

¿Será que aquello que le dije había significado algo para él? Había dicho que quería conocerme más, pero jamás había preguntado nada sobre mi. Y ahora, entrenaba frente a mí con una camiseta negra que era casi ofensiva de ver. ¿Podía ser más insoportable este tipito? Cada día me caía peor, eso estaba por seguro. Sin embargo... no podía dejar de mirarlo. Y de la nada, la rara era yo. 

─¿Quieres aprender o algo por el estilo? ─ dice en un punto. Yo, que no pensaba caer en el más mínimo aprieto, hablé. Mejor dicho, mentí. 

─Si. No sé hacer demasiadas cosas, es decir, pelear... creo que lo tengo resuelto, pero me dieron catorce puntos en diferentes partes del cuerpo así que creo que tendré que mejorar en algunos aspectos si pretendo que esto funcione. ─ hablo.

─Así que... te dejaron quedarte. 

─¿Me subestimabas? 

─Era obvio que te iban a dejar quedarte. 

─¿Si? ¿Tan obvio para tí? ¿Por qué? 

─Natasha es tu madre. Es, históricamente, la persona que más te quiere en el mundo. Al menos eso es lo que crees ─ dice en lo que tira unos espadazos al aire. 

Bastante atractivo, a decir verdad. 

─Bien ─ sigo. Sigue utilizando información que vió en mi cerebro, pienso. 

─¿Crees que no se llenaría de orgullo-

─¿Después de escucharte? 

─No. Me da igual cómo reaccionaba ante lo que sea que le dije, cosa que ya no recuerdo. Solamente... era obvio que tarde o temprano lo harías. 

─Supongo que lo era. Ahora solamente me queda concervar el dichoso puesto. 

─Cosa que tú sabes que harás. 

─Deja de hablar como si tuviera toda la vida comprada y arreglada. 

─Es sencillo para ustedes. 

─¿Los héroes? ─ bromeo 

─Los humanos. 

─Oh... cierto que tú eres un Dios.

 ─Lo soy, en realidad. 

─¿Lo eres?

─¿Lo dudas?

─Entre algunas de mis flaquezas, está ser bastante excéptica en lo que a Dioses conlleva. Digamos que no puedo creerte a la primera, ¿qué me dirás? 

─No te diré nada. ─ suelta. ─ Pero dime, ¿qué otro mortal se ha metido en tu cabeza de la forma en la que yo he hecho? ─ por un momento, uno muy pequeño, creo que habla del hecho de que no puedo dejar de pensar en él. Luego caigo en cuenta de lo que habla. 

─Oh- no. Pero... tampoco había visto un hombre que se metiera dentro de un traje de lata, y ocurrió. Ni me hubiera imaginado que mi madre era parte de un grupo de personas bastante controladoras, mafiosas y peligrosas, y también lo fué. 

─Si, si... ─ dice Loki, como quién calla a un niño. ─ Pero quién, en tu vida... en toda tu vida, Avery Barnes Romanoff, ¿te ha hecho cuestionarte si los dioses son reales? 

Se me eriza la piel. 

Me recorre un escalofrío, por todo el cuerpo. 

Está cerca, está bastante cerca. Jamás creí que nadie pudiera estar así de cerca de mí sin sentir un paro cardíaco. Pero él está muy cerca, y yo no puedo dejar de mirarlo. 

Quizás es parte de su hechizo. Quizás así lo quiso. Quizás eso que yo me cuestioné durante tanto tiempo, en realidad era real, y Loki era la única fuente segura de que eso existía. Quizás, Loki era un mensaje de que los dioses existían. Quizás se estaban riendo de mí, donde fuera. Porque Loki estaba cerca. Estaba ahí. Estaba frente a mí. 

Y lo único que sabía yo, era que humano, como quién dice humano, no era. 

───

NOTA: ¡Y hasta aquí en este lluvioso día de viernes! ¿Qué opinan de la historia hasta ahora? ¿Cómo están? ¡Interactuemos un poco!

Daylight | Loki LaufeysonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora