Cuando mira a Atsumu, él ya lo está mirando.
Cuanto más tiempo pasan juntos, más nota aquellas barreras que el rubio tiende a alzar dentro de su tranquila pero carismática fachada. Y en este momento, esas barreras están abiertas de par en par. Sin embargo, el problema es que nunca puede descifrar lo que el boxeador le intenta demostrar con exactitud. Porque Atsumu, incluso cuando está emocionado, es ilegible.
Kiyoomi no entiende los sentimientos que se arremolinan a través de esos ojos mieles, así como tampoco puede entender el movimiento repetitivo en su mano sana. ¿Es un tic nervioso? ¿Intenta calmarse? ¿Trata de contenerse? Y si es así, ¿de qué? ¿De no tocarlo, como cuando llegó a su puerta aquella madrugada? Y mientras todas esas preguntas pasan por su mente, sólo una sale de sus labios.
—¿Por qué lo hiciste? —pregunta, su voz saliendo apenas como un susurro, como si hablar más alto rompiese la atmósfera entre ambos. Atsumu toma un sorbo de agua ansioso, tratando de encontrar las palabras exactas.
—Necesitaba el dinero. Que Ushijima me diera una paliza, era mejor que rendirme ante él. No podía darle la satisfacción de rendirme antes de intentarlo.
—Eso... —el pelinegro suspira, tratando de recordarle a sus pulmones cómo respirar— Eso es ridículamente idiota y orgulloso, entre muchas cosas más. Pero, no es a lo que me refería... —y mientras desviaba su mirada de aquellos ojos mieles, más se acobardaba de volver a verlo. Desearía sonar más como un adulto, y no como un niño—. Realmente me preguntaba... Por qué te fuiste esa mañana, después... después de pasar la noche en mi casa.
Y por primera vez desde que llegó, son los ojos de Atsumu los que se desvían de los suyos, dejando caer su mirada en su mano herida en silencio. El pelinegro, toma eso como una señal para continuar.
—Te había dicho que estaba bien que te quedaras. A la mañana siguiente te fuiste, sin despertarme, sin decir nada... Y tu nota... ¿En serio? ¿Eso es todo lo que tenías que decirme? —Kiyoomi pregunta y el boxeador se aclara su garganta, comenzando a golpear su muslo con su mano buena.
—No es todo lo que quería decir, pero no podía decirlo todo a través de una nota.
—Pero tampoco me llamaste, ni me mensajeaste... Al menos para decirme que estabas bien ¡o algo! Y la siguiente vez que te vi, estabas siendo golpeado hasta casi morir. Eso... Eso no es justo —con esa palabra, los ojos mieles de Atsumu se abren de par en par, retorciendo su rostro en una expresión que Kiyoomi identifica como incredulidad.
—¿Justo? —repite de manera marcada— ¿No es justo? Nada en la vida lo es. No te llamé porque no soy de tu propiedad, ni tú de la mía. Me permití fingir un poco esa noche, mientras estaba borracho, pero está claro que no debí hacerlo. Si hay algo por lo que deba disculparme, es por eso.
Kiyoomi no se consideraba una persona altamente sensible, pero sin duda alguna sus palabras dolieron, y con su estómago apretado, sintió sus ojos arder, conteniendo el inmenso malestar que se propagó por su pecho.
—Así que apareciste en mi departamento en medio de la noche, sangrando, herido y borracho. Pasas la noche allí para asegurarme de que estés bien ¿y de lo único que crees que tienes que disculparte es de fingir? —Kiyoomi sacude su cabeza antes de continuar— ¿Qué significa eso?
—Significa que ni siquiera debí estar allí en primer lugar. Y después de que me presenté, debí haber sido más cuidadoso. Debí tener más autocontrol —Atsumu vuelve a mirar sus manos, no para evitar su mirada, sino para recordar los sucesos de aquella noche—. No debí haberte hablado como lo hice, no debí indagar en tu vida, ni haber cruzado los límites que me puse hace meses. Pero lo hice, y lo siento.
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Nothing fucks with my baby; sakuatsu (adaptación)
FanfictionKiyoomi Sakusa es el nuevo enfermero que entra a trabajar en el gimnasio donde Atsumu Miya entrena y compite en peleas ilegales. Esta historia no es mía, la historia original es un fanfic de Harry, su autoría está en tumblr; -sunflowervolvimp3, tra...