Capítulo V.

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—Patrick, no puedes hablar en serio —el dueño del gimnasio lo mira con atención mientras expulsa el humo del cigarro.

—¿Parece que soy de los que bromean, doc? —la boca de Kiyoomi se abre por un momento, y su agarre se aprieta en la silla de la oficina.

—Atsumu no puede pelear esta noche, tiene su mano lesionada ¿no escuchaste lo que te dije?

—Honestamente, doc, tan sólo me centré en el mismo Miya diciéndome que estaba bien —Patrick le da una mirada aguda al pelinegro—. Si quiere pelear, lo hará.

—Pero es tú jodido gimnasio —responde casi de manera inmediata, sintiendo la ira pesar en su estómago, pero conteniéndose con mucho autocontrol—. Dile que no —y mientras le da una calada a su cigarro, Patrick niega una vez.

—No lo haré. La gente pagó para ver pelear a Miya, y eso es lo que tendrán.

—No sólo verán a Atsumu pelear —Kiyoomi escupe con sus dientes apretados—, lo verán perder.

—Eso no es asunto tuyo —su jefe se encoge de hombros con descuido, como si no estuvieran discutiendo cómo el boxeador salpicará su sangre en su pérdida—. Ganaremos el dinero de cualquier forma.

—Y eso sí es asunto tuyo ¿no? —el rizado responde mordaz, soltando la silla enojado— No te importa quién se lastime, siempre y cuando recibas tu dinero —ante sus palabras, Patrick se levanta de su asiento, demostrando que también se está agitando.

—No soy el malo aquí, Sakusa. Atsumu dice que está bien para luchar, y lo hará. Yo no soy su niñero, ni tampoco su padre. Es lo suficientemente adulto para tomar sus propias decisiones.

Kiyoomi abre la boca, pero nada sale de ella. En su lugar, le da a Patrick una última y furiosa mirada antes de salir de la oficina, cerrando la puerta sin cuidado alguno al marcharse.

Debería haberlo sabido. Debió intuir que el terco boxeador intentaría luchar esa noche, a pesar del esguince en su mano que ha tenido menos de dos días para curarse. Con toda honestidad, la idea de que él trataría de luchar no se le había pasado por la mente hasta que entró en el gimnasio esa noche y escuchó a unas personas hablar con emoción al respecto.

Cuando escuchó por primera vez el apellido de Atsumu, creía que escuchado mal. Pero entonces sucedió de nuevo. Y otra vez. Y cuando ya estaba seguro de que el teñido tenía planeador pelear, estaba tontamente seguro de que Patrick cancelaría el combate cuando le explicara la situación. Y ante eso, sólo puede culparse de creer que sus palabras importarían.

Si pensara que hay alguna posibilidad de convencer a Atsumu de cancelar la pelea, irrumpiría en su vestuario en este mismo instante. Pero era un arma de doble filo. Ahora que lo conoce, y que se preocupa por él, sabe de antemano que no se echará para atrás.

Kiyoomi sabe que irá mal cuando Atsumu sale con su mano sostenida torpemente en un costado, mientras que su rostro tiene esa habitual calma. Pero sabe que será un baño de sangre cuando luego sale Ushijima. Mientras Atsumu hace todo lo posible por no mostrar dolor o debilidad en su rostro, Ushiwaka lo mira desde el otro lado del ring con ojos furiosos dentro de su "inexpresivo" rostro. Está claro que Wakatoshi quiere vengarse de la humillación que Atsumu le causó en su primer partido.

Mientras que la mayor parte de la corta batalla la observa ansioso y sin tanto detalle, Kiyoomi no se pierde los momentos importantes.

Atsumu de rodillas, escupiendo sangre sobre el cuadrilátero. Atsumu apenas esquivando un puñetazo en su rostro, sólo para luego recibir uno en el pecho que le quita el aliento. Atsumu apretando los dientes mientras su puño se conecta con la mandíbula de Ushijima, no lo suficientemente fuerte para herirlo, pero sí lo suficientemente fuerte como para hacerlo enojar. Atsumu boca abajo en el suelo del ring, con una respiración superficial entrando y abandonando su cuerpo, mientras que la sangre corre tanto de su cabeza como de su nariz.

Nothing fucks with my baby; sakuatsu (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora