Un sabor metálico la devolvió a sus sentidos. Abrió los ojos con pesadez, descubriendo que se encontraba en un prado lleno de flores blancas, algunas de las cuales se habían manchado a causa de sus heridas. Suspiró cansada e intentó alzar el vuelo, pero antes de que sus sentidos estuvieran al cien por cien, sintió un retumbar de la tierra demasiado cerca como para poder analizar la situación.
Presintiendo el peligro, saltó hacia la derecha para poder coger altura y alzar el vuelo, pero sintió una descomunal fuerza que le agarraba del pie y la empujaba hacia el suelo, rompiéndole más de una costilla en el camino. El dolor era tan desgarrador que le fue imposible levantar la mano para alzar su arma antes de que aquel oni de dimensiones descomunales, pisara sus extremidades y abriera su tórax como si fuera una piña.
Despertó de golpe, asustada y escupiendo sangre que se le había acumulado en la boca. Intentó enfocar si vista para saber dónde se encontraba. Su sorpresa fue mayor cuando se vio en el mismo paisaje que en sus sueños, rodeada de flores blancas teñidas con su sangre.
Sin pensar mucho más se levantó, aun y el dolor de las heridas de Naraku, y sacó su arma apuntando hacia su derecha. Segundos después, un temblor característico azotó el suelo y de entre las ramas escarpadas, apareció el mismo oni que recordaba de aquella pesadilla. Alzó el abanico y, con todas sus fuerzas, lanzó el ataque, acabando con aquel demonio de un solo plumazo.
Cayó al suelo de rodillas, agotada, mirándose las manos temblorosas por el esfuerzo.
¿Qué narices estaba pasando con ella?
-.*-.*-.*-.*
—Es una vida que no merezco vivir —susurró Kohaku desconcentrándola por un momento. Miró al muchacho con una mirada ida, sin saber muy bien que responder—. Perdón, no quería ser irrespetuoso —agregó para volver a mirar al frente y no hacer ningún otro comentario.
Kagura suspiró y decidió dejar ahí la conversación. Desde hacía meses, la domadora de los vientos entraba en una especie de trance que la inducía a un sueño despierto, pero que la desconectaba de la realidad. Ese sueño, le mostraba un suceso que estaba a punto de pasarle y en el que ella acababa desmembrada y devorada por cualquier otro ser.
Aunque sabía que no podía morir hasta Naraku lo decidiera, la sensación de ser separada de cada uno de sus miembros no dejaba de ser desagradable. Por ello, no dejaba de estar alerta, casi sin dormir, angustiada por cada pequeña cosa que sucedía en cualquier momento.
Por eso eligió dejarse caer por aquel rio aun a riesgo de morir ahogada, porque sabía que podría ver a Sesshomaru una vez más.
Por esa misma razón, había convencido a Naraku hasta ahora de que ella era una pieza clave en la recolección de los fragmentos. Porque sabía que era la única manera de poder mantenerse viva y encontrar la manera de luchar contra su creador.
Tenía miedo de haber burlado a la muerte demasiadas veces, pero si el destino quería que ella lo supiera antes de que sucediera... ¿Cómo no intentar cambiarlo? ¿Por qué si no tendría ese poder?
Pero aquel sueño que había tenido, a diferencia de los demás, no estaba relacionado con ella, si no con el joven que se encontraba sentado en su pluma. Había visto la muerte del Kohaku, a manos de Mōryōmaru, al robarle el trozo de perla incrustado en su cuello.
Ella no era una heroína y nunca se había considerado como tal, pero que ellos dos tuvieran alguna ventaja con los trozos de la esfera, no supondría un golpe duro para Naraku, más bien sería una forma de facilitarle las cosas. Además, el niño tenía mucho más en común que ella, al odiar a aquella araña infecta, que cualquiera de las otras extensiones.
Sabía lo que tenía que hacer.
Kohaku perseguiría a un demonio menor que poseía los cuerpos de sus víctimas, siguiendo las órdenes de Naraku.
No podía dejar que él venciera, aunque su vida estuviera condenada.
Sintió el corazón palpitar por primera vez en su pecho, provocándole una alegría genuina en todo su cuerpo. Se puso la mano en el pecho y lo saboreó por unos segundos. Pensó que, reunirse con Naraku después de todas las acciones cometidas, sería una muy mala idea, pero todo había valido la pena si, al final, volvía ser libre.
—¿Ha vuelto? —preguntó retóricamente sin poder creérselo.
Kagura abrió los ojos, impresionada por lo que había visto. ¡Por fin era libre! No sabía por qué ni como, pero Naraku al fin le había concedido aquello que tanto deseaba. Las manos le temblaban de la emoción contenida, controlándola para no perder ningún detalle. Pero, lo viera por donde lo viera, Naraku le entregaba su corazón, así de simple.
Por eso, se encaminó, decidida a su encuentro. Viendo como todo ocurría igual que en su sueño. Era su destino volver a ser libre.
Hasta que Naraku la envenenó.
En un principio, supuso que podría ser capaz de luchar contra ese veneno, que podría sobrevivir si se esforzaba un poco más. Se dejó caer en un prado conocido, lleno de flores blancas que se teñía con su sangre. Sonrió entristecida, al final iba a morir en el primer lugar donde cambió su futuro.
Porque nunca puedes huir de destino, por mucho que te aferres.
¡Hola!
Bueno, me aparezco por aquí porque es martes y porque ¡Esta es nuestra noche! Llevamos un mes preparándonos para este día y por ello no podía solo traer un fic, me lo he podido organizar y he hecho dos xD
Decir que este segundo no considero que sea mucho de terror, pero con Kagura me pasa. No sé a qué le puede tener pavor alguien que vive día a día sabiendo que puedes ser asesinada de un plumazo y aun así, no acabar loca. Por eso cuando vi el tema de "Destino" me vino la idea de este tipo de premoniciones que anunciaban un destino al que no se puede escapar, muy tragedia griega todo (si conocéis el mito de Edipo, pues eso xD)
Por el otro lado, el de Cantos de Sirena también hace referencia a un mito griego. En la Odisea, las sirenas, monstruos con cabezas de mujer y cuerpos de ave, eran seres que embaucaban a los navegantes y los asesinaban (no cofundir con las Mermaids nórdicas, que son las típicas que conocemos). El otro, sin embargo, es un universo alterno.
¡Gracias a Inuyasha Fanfic por crear la dinámica. Está siendo una bendición poder desconectar de la vida adulta. Muchas gracias de verdad.
Pasad una buena noche de los difuntos, cuidado con la Santa Compaña, comed muchos panellets y castañas asadas y, sobretodo, bebed mucha Queimada xD. (vaya rebujito me ha salido)
¡Feliz Halloween!
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Cuentos del Guardián del Pozo
HorrorSerie de historias que intentarán no dejaros dormir por las noches. Estos relatos participan en la actividad de #el Festin de Horror de la Página de Facebook Inuyasha Fanfics.