Suicides //[ Shin soukoku][Omegaverse ]

Volver a empezar

Atsushi detestaba ser sensible, se sentía tan inferior cuando lloraba frente a alguien, simplemente era horrible. Sin embargo, ahí estaba, contemplando a su competencia y deseando que la tierra se lo tragara.

—¿Qué sucede Akutagawa? —musitó el pequeño omega con esfuerzo mientras se cubría el rostro.

—Quería...—dijo mientras se acercaba a Atsushi—disculparme por lo que dije—dijo quedando frente al albino. —sé que fui muy duro contigo—dijo mientras se agachaba hasta quedar a la altura del más bajo.

—Perdón.

Atsushi no sabía qué hacer ante esta situación, ¿Lo perdonaba?, ¿Lo golpeaba y salía corriendo? O simplemente le decía que no; después de todo Akutagawa había sido cruel con él.

Tic tac, tic tac

Sin duda era un momento muy vergonzoso, Akutagawa en esos momentos deseaba desaparecer, el simple hecho de que Atsushi no le respondiera le preocupaba.

«¡¿Qué hago?! No pienso quedarme como tonto aquí esperando...» Pensó Akutagawa.

Akutagawa miró hacia ambos lados tratando de cambiar el tema, pero se percató de algo, de las mejillas del más bajo salían pequeñas lágrimas. Inconscientemente Akutagawa agarró con delicadeza las manos del menor, dejando ver las finas lágrimas que bajaban por las mejillas del menor.

Atsushi se veía tan indefenso, Akutagawa sentía que le recordaba a su hermana, en aquellos momentos que él la defendía de los bullyings. Sin darse cuenta, ambas miradas se encontraron; Akutagawa nunca se había fijado en Atsushi, en su mirada se notaba inocencia, pureza, amabilidad, y para nada alguien que quisiera robar puestos. En ese momento Akutagawa se dio cuenta de algo, Atsushi era lindo.

—Atsushi, quiero que empecemos desde cero—incitó Akutagawa—Te juzgué mal, sin siquiera conocerte—dijo con arrepentimiento.

Atsushi se sentía muy confundido, hace unos minutos lo trató de lo peor y ahora se encontraba ahí, frente a él, rogándole empezar de nuevo.

—Pero... ¿Cambiarás? —preguntó con inocencia.

Akutagawa asintió.

—Entonces... creo... que... está bien—dijo con inseguridad mientras desviaba la mirada.

—Gracias.

Inesperadamente, ingresó a la habitación cierta pelirrosa, esta se encontró con una peculiar escena; Akutagawa y Atsushi estaban más cerca de lo que debían y ambos se estaban sosteniendo de las manos. Sin duda alguna, Lucy no se esperaba esto.

—¿Qué está pasando acá? —dijo con sorpresa.

Ambos jóvenes sintieron un escalofrío recorrer por su cuerpo e inmediatamente se separaron.

—Hola Lucy—dijo muy nervioso Atsushi.

—Hola.

Lucy alzó una ceja—Bueno, hablaremos de esto después—tosió dos veces —Quería decirles que en el comedor se encuentra una crítica de comida. —dijo Lucy.

A Akutagawa y Atsushi se les heló la sangre, todo en esos momentos era un desastre; la cocina se había quemado, Gin no se encontraba, el señor de los udones estará quejando con los meseros y ellos dos, se encontraban en una tranquila charla en medio del trabajo.

—¡¿QUÉ?! —exclamó Akutagawa con mucha preocupación.

—¡¿Ah?! —dijo Atsushi un poco alterado.

—Avancen, los espero en la cocina. —dijo Lucy para luego retirarse.

Ambos jóvenes se miraron con miedo, como si se tratara de su fin; porque ellos saben que, si Dazai se llegara a enterar de alguna mala experiencia del restaurante, pues estarían en serios problemas.

—¡HAY QUE APURARNOS! —dijeron ambos a la vez, para luego dirigirse a la cocina.

Ambos jóvenes se dijeron a la cocina lo más rápido posible.

—¡Ya llegamos! —interrumpió Atsushi en la cocina.

—Jinko y yo arreglaremos la cocina, y ustedes le prepararan la orden de la señorita—dijo Akutagawa.

—Pero Lucy y yo ya arreglamos la cocina—dijo Kenji mientras ladeaba su cabeza.

—Ah... Entiendo, entonces... ¿Qué hacemos? —preguntó Atsushi.

—Nada. —dijo Lucy mientras flameaba unas verduras.

—Mejor vayan a atender a la señorita—sugirió Kenji.

Atsushi y Akutagawa intercambiaron miradas y asintieron.

—Está bien—dijeron ambos.

Akutagawa y Atsushi se dirigieron a atender a la señorita.

—¡Muy buenos días señorita! Bienvenida a Suicide's, uno de los mejores restaurantes de todo Japón. Sin más que incomodarle—dijo Atsushi mientras sacaba la carta del restaurante—Le entregamos la carta del restaurante. —dijo entregándole la carta.

Akutagawa estaba un poco sorprendido por lo que dijo Atsushi, ya que el esperaba algo más simple, como "Bienvenida, acá está la carta del restaurante"; pero fue completamente lo opuesto.

—Mmm... Se me apetece un exquisito plato de sashimi—dijo la joven con una sutil sonrisa.

—En unos minutos sale señorita—dijo Atsushi con una ligera sonrisa.

Ambos jóvenes se dirigieron a la cocina para empezar a cocinar.

—¿Cuál fue su orden? — cuestionaron con mucha impaciencia Kenji y Lucy.

—Nada del otro mundo—dijo Atsushi con un poco de alivio, ya que esperaba que su orden fuera algo más exigente, hasta empezó a sospechar que ella no era una crítica de comida.

—Simplemente pidió un plato de sashimi—comentó Akutagawa.

—Chicos... ¿Cómo se dieron cuenta de que ella era una crítica de comida? —preguntó con mucha curiosidad Atsushi.

—Bueno... Es difícil de explicar—dijo un poco avergonzada Lucy mientas desviaba la mirada. Oficialmente Atsushi empezó a dudar.

—Entonces que lo diga Kenji— propuso Akutagawa, haciendo que todas las miradas se posaran en el rubio.

—Nosotros vimos que la señorita estaba tomando apuntes—mencionó Kenji con una hermosa sonrisa.

Atsushi y Akutagawa se sintieron decepcionados, ellos esperaban algo con más fundamento y no un "la vimos tomando apuntes".

—¿Y...? —dijeron ambos con mucha impaciencia.

—¡Y nada solo eso! — dijo con mucha alegría Kenji.

Lucy vio el rostro de Atsushi y Akutagawa, estos tenían una expresión de "¿Solo por eso?" e inmediatamente se enfadó con ambos.

—¡¿Por qué ponen esa cara, idiotas?! —se quejó Lucy, acción que les causó gracia a los demás, haciendo que suelten varias carcajadas.

—¡No se rían! —protestó Lucy con un leve sonrojo—Avancen, sea critica o no, igualmente tenemos que entregarle su orden—dijo Lucy con seguridad.

Y ahora tocaba la parte más difícil... designar a la persona que preparará el plato. 

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