Capítulo 01: La llegada

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Felix mira por la ventana, con el corazón desbocado tras el ruido familiar de las garras en la roca y el aleteo de las pesadas alas, hasta el sonido de estas, al asentarse en tierra firme; una sonrisa acude a su rostro, su corazón tembloroso como un ciervo recién nacido, vibrando dentro de su piel. Cuando es consciente de sí, ya está saliendo, disparado de su alcoba.

Recuerda a su pequeño él, hace siete años, recorriendo el mismo camino, con un sentimiento de temor y el murmullo de los sirvientes.

"Ha vuelto" "Es él, ha vuelto"

En aquel entonces, Felix no entendió del todo a quien referían, una parte de él sospechaba de alguien, con curiosidad salió de su habitación, un nombre y hechos atroces que esta persona había hecho en un pasado que, hasta esos días, le mordían los tobillos; más que horror, su pequeño él, de ese entonces, sintió demasiada curiosidad.

A lo lejos, recuerda los gritos y discusiones feroces, y cenas interrumpidas, copas y loza rota, esparcidos como estrellas en el suelo, como destellos de sus recuerdos... cabello tan rubio, como sol líquido, como el suyo... recuerdos rotos de su propio llanto, los brazos de su madre, voces amortiguadas y luego todo diluyéndose en la oscuridad.

El Felix de ahora, agradece haber fallado en sus suposiciones.

Recorre el mismo camino, que lo lleva descender por las frías escaleras hasta llegar al primer nivel. La respiración ligeramente alterada, acomoda un mechón rubio, que voló libre ante su paso acelerado y, sobre todo, se nivela a un rostro estoico.

Las puertas dobles se abren ante él, dejando entrar la brisa marina y el sonido del exterior, el oleaje, las voces amortiguadas, el cielo claro, pálido en esa mañana.

Sus pasos descienden por las escaleras, escucha la algarabía de sus hermanos, a medida que se acerca y camina por la entrada, observa que su padre ya se encuentra ahí.

Con parsimonia se acerca, recibiendo saludos de otros lores que, hasta ese momento, desconocía que estaban en el castillo, un gesto practicado cubre su rostro; luego una sonrisa genuina se cuece en su faz juvenil, cuando alcanza al grupo de personas que rodean cerca del dragón recién llegado, trata de contener la sonrisa que hace su camino de florecer por completo en su rostro.

Debe hacer alguna clase de ruido o su sola presencia llama la atención del recién llegado, porque él alza la mirada, congelándolo, ojos violáceos de fuego que lo reconocen al instante y la sonrisa que trató de contener, inútilmente, estalla en su rostro, cuando los mismos ojos se conectan.

El cabello rubio platino azotado por el viento, con su envestidura y protectores de cuero para el azotador viento cuando permanece en vuelo y con el permanente olor a ceniza.

Felix jadea, cuando él tira en un afectuoso abrazo y luego el chico estalla en carcajadas cuando es alzado del suelo, en un cariñoso giro, como si aún fuese un niño pequeño.

La sangre luce bien en ti [Chanlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora