─── ∙ ~εïз~ ∙ ───
~Contenido +18~
Para entonces las alas del halcón ya habían crecido mucho más y su piel ya estaba sanada por completo, eso gracias a la curandera de la ciudad que tenía un don muy especial. Este sin demora llevó a su dama a la habitación mientras la besaba, obvio subió volando pues si corría con ella en brazos no iba a ver por donde andaba. Y es que las ideas azotaron su mente de inmediato, no sólo era lo que más deseaba sentir, el alcanzar el estado máximo de placer con su dama y al mismo tiempo sin tener que preocuparse por donde iba a eyacular. Quería tener un hijo y el que ella lo deseara de pronto le emocionó mucho.
Ya en la habitación la sentó sobre la cajonera para meterse entre sus piernas y besarla, ella se reía pues él parecía un chiquillo emocionado. Sus lenguas se encontraron prontamente y ella lo abrazó por el cuello. En esa postura él podía disfrutar de su cuerpo, acariciando sus piernas, sus caderas y sus nalgas, las abarcó con las manos y las apretó.
- Nada más no me rompa la yukata. -
- Le compraré diez. - Dijo para comenzar a soltar el Obi de su cintura. Y es que ahora el halcón trabajaba en una escuela de kendo, aunque el arte de espada estaba prohibido como uso bélico, como deporte se practicaba. Consiguió una plaza en la escuela local y enseñaba a niños y jóvenes, incluso su alumno vino a estudiar con él, ahora que ya no podía ser un ronin o trabajar en el Shinsengumi, vivía cuidando el dojo y ayudaba a atenderlo.
Así pues, con una solvencia económica fija, el halcón se regodeaba de comprarle lindas cosas a su dama, aunque usualmente llegaba a casa con postres para sorprenderla o la llevaba a cenar, también le había regalado un hermoso kimono. Pero lo que más le regalaba eran dulces y Fuyumi se quejó de haber subido un par de kilos de peso por su culpa.
Pero esos kilos de más Hawks los amaba, besaba cada recoveco de su cuerpo con deseo como la primera vez. No demoró en soltar la prenda y quitársela por los brazos y una vez tuvo su torso desnudo descendió con sus labios por su piel, besando y mordiendo está llegó a sus pechos que lamió suavemente.
- ¡Ah! - Se escuchó el eco por doquier y el sonrió, nada le daba más gusto que escucharla presa de placer por su culpa; con sus manos tomó cada pecho y los acarició en círculos para besar cada uno. Fuyumi le tomó los cabellos y le revolvió estos con las manos, se fijó en las hebras rubias y sonrió. - Quiero... que se parezca a usted. - Su esposo elevó la vista y sonrió, le tomó el mentón y le besó la nariz suavemente.
- Yo quiero que se parezca a usted. - Ella renegó arrugando el gesto y él ensanchó más la sonrisa. - Reniegue lo que quiera, pero no va a negar que los genes de su abuelo materno, son más fuertes. - Así que terminó molesta y se bajó del mueble empujándolo, lo obligó a caer en el futón quizás con exceso de fuerza y se puso sobre él para desamarrar su yukata. - Adoro que haga eso. - Dijo divertido y ella le puso un trozo de hielo tapando su boca.
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~La Historia del Halcón y el Pez Koi~
FanfictionEn el Japón antiguo, la hija única del clan Todoroki guardaba un gran secreto... ante tantas revueltas en la ciudad y con las continuas disputas, un joven apareció sediento en su puerta, nadie miraba, nadie veía, era peligroso, pero ella lo acogió...