🏕️┊Capítulo O3

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Ignorando que encontró su ventana
abierta la otra noche. Había pasado
casi una semana desde que llegó
al campamento, las cosas fueron
relativamente normales, pasando
de un lado a otro reparando
aparatos que los niños mimados
averiavan y mirando sus películas
de terror.

Salía a pasear de día o de noche. En
el día solo exploraba y saltaba de
piedra en piedra, buscaba buenos
lugares para ir en la noche y ver sus
películas. Tres días después de que
pasó su primera noche comiendo
golosinas en el pequeño lago,
encontró un poco más arriba una
casa en el árbol.

Se emocionó bastante por ello,
la madera era firme pero estaba
vieja y sucia, el piso con algunos
agujeros pequeños y al techo le
faltaba un pedazo, pero había una
esquina al frente de una ventana
sin vidrio que era perfecto. No
había escaleras para subir, pero
el mismo árbol tenía ramas que
funcionaban como una.

Estaba bastante en lo alto y
también estaba oculta por el
follaje verde, la casa estaba
llena de mojo por fuera, le hacía
camuflarse perfectamente. Solo
alguien con buen ojo observador la
podría identificar. Llevó cosas a la
pequeña casa en el árbol, mantas
y demás, miraba sus películas allí
en solitario, escuchaba el río y los
grillos alrededor.

También se la pasaba leyendo en
su habitación cuando no quería
salir, iba a la cocina por algo de
comer y a menos de que no fuera
necesitado o visto, podia regresar
sin problemas a su pequeño
santuario. Sin embargo, había algo
que lo tenía un poco intrigado.

De alguna manera se sentía
observado, cosas en su habitación
desaparecían, por ejemplo, cosas
de su basura y una ropa interior,
Jungkook podría haber jurado por
su vida que dejó sus bragas
en una cesta de ropa sucia
para lavarlas después y cuando fue
hacerlo no las encontró.

Era una de sus favoritas, le
apretaban lo suficiente como
para no ser incómodos, y eran
suavecitas con su piel, ¿En donde
estaban?, No lo sabía y por más
que las buscó no las encontró. Pero
aún así, Jungkook decidió no darle
muchas vueltas al asunto, pues
seguramente alguien se había
tomado la molestía de darse cuenta
de su existencia y le estaba jugando
una broma.

No podía esperar más, lo que le
daba lástima era que tendría que
gastar su dinero por más ropa
interior cuando volviera a casa,
nunca encontraría otras bragas
iguales.

La tarde del sábado de esa primera
semana allí en la mansión, el cielo
estaba claro por el sol, aunque era
más de medio día y hacía calor.
Jungkook tenía su mochila en el suelo
y revisaba el refrigerador buscando
botanas para la noche, estaba
tranquilo, hasta que escuchó a un
grupo de omegas hablar.

-¡Hoy vamos a lucir los mejores
trajes de baño! Vamos a ver quién
hace babear más alfas -Jungkook
rodó los ojos, a veces sentía que
era el único Omega con cerebro en
ese sitio– Mark no podrá resistirse a
mi ésta noche.

-¡Veremos! ¡Mark no te va durar
mucho conmigo como obstáculo,
Nayeon! -otra voz chilló y Jungkook
no pudo evitar burlarse para sus
adentros, se agachó para buscar
algunas papas fritas en los cajones
de abajo, había visto algunas allí
escondidas-pero bueno, ¿Alguien
a visto al ratito ese ? Mi celular
necesita una actualización.

-¿Jeon? No lo he visto,
seguramente estará leyendo
un libro en algún rincón como
siempre lo hace, el pobre parece
que no tiene una vida propia,
nunca hace nada más que estar de
cabeza en una computadora o un
cuaderno -Jungkook pudo reconocer
la voz venenosa de Nayeon, por un
momento, el castaño dejó lo que
estaba haciendo para prestar más
atención a las omegas.

del bosque 𓍢 ִֶָ  jikook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora