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Viernes

Por la tarde

UN AMABLE POLICÍA LLAMADO STEVE sacó a Kevin por detrás y lo llevó a la agencia Hertz de alquiler de autos. Veinte minutos

después Kevin tenía las llaves de un Ford Taurus, casi idéntico al Sable que ya no existía.

— ¿Está usted seguro de que está bien para manejar? —inquirió Steve.

—Puedo manejar.

—Está bien. Lo seguiré hasta su casa.

—Gracias.

Era una antigua casa de dos pisos que Kevin compró cinco años antes, cuando tenía veintitrés, usando algo del dinero de un fondo de inversiones establecido por sus padres antes del accidente automovilístico. Un chofer borracho chocó el auto de Mark y Ruth Little cuando Kevin tenía solo un año; según el informe murieron al instante. Su único hijo, Kevin, había estado con una niñera. El pago del seguro lo recibió la hermana de Ruth, Balinda Parson, quien obtuvo la custodia plena de Kevin y posteriormente lo adoptó. Con algunos trazos del bolígrafo de un juez, Kevin dejó de ser Little y se convirtió en Parson. No tenía recuerdos de sus verdaderos padres, no tenía hermanos o hermanas, ni posesiones de las que supiera. Solo una cuenta de un fondo de inversiones fuera del alcance de cualquiera hasta que cumpliera dieciocho años, para disgusto de la tía Balinda.

Resultó que Kevin no tuvo necesidad de tocar el dinero hasta que tuvo veintitrés años, y para esa época se había convertido en más de trescientos mil dólares... un pequeño regalo para ayudarle a conseguir una nueva vida una vez que descubrió que la necesitaba. Hasta entonces había llamado «madre» a Balinda. Ahora se refería a ella como su tía. Eso es lo único que ella era, gracias a Dios. Tía Balinda.

Kevin entró al garaje y salió del Taurus. Agitó la mano cuando pasó el policía, y luego cerró la puerta del garaje. La luz programada se apagó lentamente. Entró al cuarto de lavar la ropa, echó una mirada a una canasta repleta y se propuso mentalmente terminar de lavar la ropa antes de acostarse. Si había algo que odiaba era el desorden. El desorden era el enemigo del entendimiento. ¿Cuan meticuloso y organizado tendría que ser un químico para entender el ADN? ¿Cuan organizada había sido la NASA al ampliar nuestra comprensión de la Luna? Una equivocación y bum.

Montones de ropa sucia apestaban a desorden.

Kevin entró a la cocina y puso las llaves sobre el mostrador. Alguien acaba de volar tu auto por los aires y estás pensando en lavar ropa. Bueno, ¿qué se supone que debía hacer? ¿Arrastrarse hasta un rincón y esconderse? Acababa de escapar de la muerte... debería estar haciendo una fiesta. Brindemos, camaradas. Hemos enfrentado al enemigo y sobrevivimos a la explosión de la bomba en el Wal-Mart.

Contrólate por favor, estás balbuceando aquí como un necio. Sin embargo, a la luz de las horas pasadas, era una bendición estar vivo. Y la gratitud estaba garantizada. Grande es tu fidelidad. Sí, de veras, qué bendición hemos recibido. Larga vida a Kevin.

Tr3s.Ted Dekker.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora