—Por última vez, ¿En serio no vas a dejar que te maquille? —pregunta mamá desde el umbral de la puerta de mi habitación y por el tono de su voz sé que se ha ofendido.
Niego con la cabeza apretando los labios. Aunque no me agrade ir con el rostro lleno de moretones y amarillos voy a tener que soportarlo, porque es notablemente peor tener que pasar la noche entera con los productos de mamá, y el detestable aroma que tienen, impregnados en mi piel.
—No puedes ir así, Harry —agranda los ojos—. Van a tomar fotos y en todas saldrás con un ojo negro y la mandíbula toda asquerosa —sacude una beauty blender en el aire sonriendo—. Solo un poco de maquillaje y ya.
Suspiro dándome por vencido—. Solo un poco de base, mamá —No quiero pasar otra hora más negándome a esto y ella intentando a que acepte—. En cuanto Ander salga del baño nos vamos, así que sea lo que sea que pienses hacer tiene que ser rápido.
—Solo un poquito de base —asegura dejando ver su otra mano en la que tiene su neceser de maquillaje.
Recuerdo cuando tenía catorce y a los chicos y a mí se nos ocurrió disfrazarnos de payasos asesinos, lo que comenzó con tomar un poco de sombra blanca y roja acabó con una paleta entera completamente rota y mamá tomando una bocanada de aire antes de sonreírnos y desearnos que la pasáramos bien en la fiesta de disfraces.
—¿Para qué es eso? —pregunto viéndola sacar de su estuche una brocha enorme que no me brinda ni siquiera un poco de confianza.
—Cierra los ojos —ordena y hago caso temiendo que al volver a abrirlos mi rostro esté lleno de productos totalmente innecesarios.
—¿Por qué tenemos que ir? —pregunto y mi ceño se frunce un poco ante la clara molestia que me genera esta situación.
—¿No hacías berrinches siendo un niño y vas a hacerlos ahora, Harry? —dice sin dejar de pasar la brocha por mi rostro—. Es tu abuelo.
Arrugo la nariz—. Pasaron como ocho años desde la última vez que lo vi, mamá, si no fuera por las revistas y esas mierdas estoy seguro de que no podría recordar su rostro.
—Yo tampoco quiero ir, hijo, pero hay que hacerlo por tu tía y por la propia imagen de tu abuelo... —golpea las palmas de sus manos en sus piernas—. ¿Qué van a pensar sus socios si ningún Bianchi se aparece en su fiesta de bienvenida?
—¿Qué siembras lo que cosechas? —me encojo de hombros—. Nunca fue buen padre con ninguno de sus hijos, no ha sido buen abuelo y estoy seguro que tampoco una buena persona...
—No vas a morirte por asistir a una fiesta —me pega en la nariz con la brocha—. No seas malcriado.
—No sabía que tendríamos noche de chicas —dice Ander con un claro tono burlón y yo no puedo evitar abrir los ojos—, me habría exfoliado la piel antes, esas cosas se avisan.
—Llegas tarde, justo terminamos —mamá lo mira sonriendo mientras mete varios productos dentro del neceser y lo cierra.
—En mis tiempos los moretones de pelea se portaban con orgullo —Ander recuesta su espalda en la puerta cruzándose de brazos.
—Deja de mentir —Mamá rueda los ojos y yo sonrío de lado—. Jamás se metió en una pelea, los únicos moretones que pudo llegar a tener habrán sido por culpa de Pablo, Lucca y James en algún juego estúpido e infantil.
—Estuve seis meses solo en España, vida mía, en alguna que otra pelea me metí —se encoje de hombros cerrando los ojos un instante.
—Creo que no conozco suficientemente a la persona con la que voy a casarme, deberíamos posponer la fecha —Mamá se pone de pie y él se acerca a ella sonriendo para luego besarla tomándola por la cintura.
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Las canciones que quiero dedicarte [✓]
Romance[EL ARTE DE UN CORAZÓN ROTO #3 🎤] Una estrella volvió a encenderse; aunque parezca imposible, Melody Corbyn regresó de la muerte y ahora sus fans esperan ansiosos a que ocupe su lugar como lo que siempre fue: la princesa del pop newyorquino. Mient...