Ya han pasado tres horas desde que salimos del juzgado, tres horas desde que mamá le dió el "sí" oficial a Ander, tres horas desde que la ví siendo feliz como nunca antes y todavía mis ojos siguen rojos a más no poder. Lloré desde que la vi entrar vestida con un traje blanco haciendo juego con su sonrisa, estaba hermosa y se la veía feliz, muy feliz. No sabría explicarlo con exactitud, pero verla así me generó una felicidad completamente nueva que no había experimentado nunca antes.
Ya en la fiesta llegó mi turno de dar el discurso en el que llevaba horas trabajando. Al pararme frente a todos a hablar sobre la familia, mamá y lo que Ander significaba para mí, volví a llorar, pero esta vez mamá y Ander lo hicieron conmigo. Está claro que un papel no nos hace familia, pero el momento y lo que significa para ellos sí.
Melody cantó mientras mamá y Ander, ahora siendo esposos, abrieron la pista de baile. No hubo ni un solo segundo en que pudiera quitar los ojos de encima de mi novia, en serio, ni siquiera uno. Se veía, se ve, tan perfecta que me es imposible dejar de verla. Es como si estuviera hipnotizado por su brillo, así como un animal indefenso a mitad de la carretera que queda encandilado por la luz de los faroles de un auto, solo que mi destino no es la muerte, todo lo contrario.
—¿Me la prestas un rato? —dice Ander tocando mi hombro y yo asiento apartándome—. Saca a tu madre de la mesa dulce antes de que le dé un coma diabético o algo así, a mí no me hace caso.
Sonrío dándome media vuelta en busca de mamá. Doy con ella, efectivamente, en la mesa de dulces que se extiende en uno de los laterales del lugar.
Mamá, Em y Sara se encargaron de organizar todo, Klara arregló las habitaciones en el hotel y así repartimos los quehaceres entre todos los adultos de la familia.
—¿Quieres bailar? —pregunto acercándome a ella.
—Pensé... —engulle un trozo de magdalena en su boca y lo traga a toda prisa para poder seguir hablando—. Creí que estabas con Melody.
—Estaba, hasta que Ander quiso bailar con ella —tomo un bombón y me lo mando entero a la boca.
—Le dije que no los interrumpiera —se queja cruzando los brazos.
—Mamá...
—¿Por qué usas ese tono? Si es una mala noticia no quiero saberla hasta después de la fiesta...
Río sabiendo que no se espera lo que voy a decirle pero ni por asomo—. Melody y yo estamos juntos otra vez.
Su mandíbula cuelga por el piso y yo solo puedo sonreír como idiota.
—¿Te recordó? —me abraza—. Dios, Harry, esto ha mejorado mi día al cien por ciento.
—No me recordó exactamente, pero sí algunas cosas y... vamos a volver a intentarlo.
—¿Cuándo pasó? ¿Cuándo volvieron si hemos estado en Las Vegas los últimos dos días?
—En Los Ángeles.
Golpea mi brazo sin delicadeza alguna atrayendo algunas miradas curiosas a las que les responde con una tremendísima sonrisa falsa—. Tienes que dejar de ocultarme cosas.
Carcajeo dándole otro abrazo—. Perdón, prometo que serás la primera en enterarte cuando vuelva a pasarme algo bueno.
—Más te vale, Harry Bianchi, o a modo de venganza voy a mostrarle la foto con el disfraz de vaquero.
La miro con los ojos entornados y una clara amenaza en ellos—. No te atreverías.
—Vuelve a ocultarme algo y verás —sube y baja las cejas—. Tengo muchas otras fotos que podrían interesarle.
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Las canciones que quiero dedicarte [✓]
Romance[EL ARTE DE UN CORAZÓN ROTO #3 🎤] Una estrella volvió a encenderse; aunque parezca imposible, Melody Corbyn regresó de la muerte y ahora sus fans esperan ansiosos a que ocupe su lugar como lo que siempre fue: la princesa del pop newyorquino. Mient...