Mi Pequeña Lili (Jenlisa)

Pequeña Confesión

La morena buscaba un libro interesante, acabo el suyo hace poco así que quería iniciar uno nuevo. Mientras analizaba los libros espera a la alta que aún no llega. Unos brazos rodean su cintura y siente un leve peso en su hombro

_ Hola – dice suavemente
_ Hola – dice sorprendida, era la primera vez que la menor se atreve acercarse a ella, lo que no se esperaba era ese agradable abrazo de la chica - ¿Cómo estás? – Dice con una sonrisa de oreja a oreja
_ Bien, ¿y tú?, ¿llevas mucho esperándome? – Niega – vale – la mayor hace un puchero cuando la alta se aleja. Voltea su cuerpo quedando al frente de la rubia - y-yo lo siento – dice sonrojada – quería sorprenderte – y vaya que si lo hizo. Dice la morena mentalmente

_ Me agrada que me abraces – sonríe, la menor se pone más roja – ven quiero que leas este libro que terminé hace poco – la coge de la mano y la jala. La menor miraba las manos nerviosa, le gustaba el suave tacto de la baja – taran – lo coge
_ Jennie, te he dicho que no me gusta los libros de cuentos de hadas – la mira

_ Vamos Liss, solo lee un poco si no te gusta no insistiré – la menor mira el libro y asiente – gracias – la morena deja un beso en su mejilla. La alta dirige su mano a su mejilla y sonríe. Si siempre me vas a dar un besito por hacer lo que me pides, haré lo que sea. Piensa la menor – ven – asiente

La morena se sienta y abre el libro. Escucha como arrastran una silla. Levanta su mirada y ve como la alta acerca su puesto al de ella. Sonrojada la menor coge el libro y esconde su cara, la morena sonríe de ternura. Es la primera vez que la rubia se acerca por iniciativa propia a Jennie, le agrada ver la confianza que está tomando aquella chica

_ La historia es muy buena – susurra la baja – espero te encante – sonríe. La menor mira el libro y asiente. Lo abre y suspira

Erase una vez un tranquilo pueblo, donde la calma y amor existía, donde hasta los más pequeños podía jugar en las noches tranquilas acompañados por la luz de la luna. En el vivía la dulce princesa. Una mujer amada por su pueblo, su hermoso cabello castaño y preciosa sonrisa, tranquilizaba a las personas que la rodeaban.

Un día el pueblo tuvo que combatir con la oscuridad. Con espadas y escudos defendieron el reino de los malos demonios. El pueblo tuvo grandes pérdidas por aquella batalla pero la pérdida más grande fue cuando algunos demonios capturaron a la princesa, siendo arrebatada de las manos de sus padres los reyes...

La menor bosteza y estira su cuerpo. Acerca el libro al de la morena y a recuesta su cabeza en el hombro de la chica. Sus párpados se hacen pesados pero se obliga a mantenerse despierta
Para salvar a la princesa tenían que encontrar al guerrero. Uno de los humanos más fuertes del mundo...

La menor escucha el dulce sonido del ukelele cerca de sus oídos. La melodía que salía de él era fresco y tranquilo. La menor siente como el frío pasto acaricia sus manos y como una sombra la cubre del sol ardiente de la tarde. Sus ojos se abren encontrándose con un árbol de manzanas. Se sienta y bosteza, se extraña cuando ve que no es la biblioteca. Sigue escuchando aquella melodía cerca de ella. Mira a su alrededor hasta que baja su mirada. Un zorro tocaba tranquilamente las cuerdas

_ Oh... Señorita Manoban despertó – dice elegantemente el zorro
_ ¡Ahhhh! – Grita la menor
_ ¡Ahhhhh! – El zorro la sigue. La menor se para del pasto y se esconde detrás de él árbol _ ¿C-cómo es que puedes hablar? – El zorro asoma su cabeza
_ ¿Está bien señorita Manoban? – Se rasca la cabeza – creo que me equivoque de persona – ríe - ¿Lalisa Manoban? – Asiente – mucho gusto, soy el señor Zor – hace una reverencia

_ ¿Zor? – Alza la ceja
_ Sí, Zor de zorro. Lo sé es un asco de nombre – alza los hombros – culpa a mamá que se quedó sin ideas – ríe
_ ¿Dónde estoy? – El zorro la mira
_ Ehhh. Exactamente no lo sé pero yo vengo del pueblo – lo señala – el rey me mandó a buscarte – la menor se señala – creo que eres muy tonta – frunce el ceño
_ S-solo estoy confundida zorro tonto – dice tiernamente
_ ¡Claro! – Recoge la manzana – tuvo que doler ¿no? – La menor lo mira confundida – se te cayo la manzana – se ríe – hiciste una cara de tonta cuando cayó en tu cabeza – la menor se cruza de brazos y hace un puchero
_ Aún no entiendo que hago aquí – deja de reír
_ Claro el rey te necesita, ven vamos antes de que se enoje – la menor mira a su alrededor y suspira - ¡vamos! No te comeré, no soy el lobo en la historia – lo sigue inseguro