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-Todos los guardaespaldas deben seguir estrictamente el programa de entrenamiento, y debe pasar las pruebas estándar cada mes. -Hablaba Guille. Mientras me enseñaba las diferentes plantas del edificio. -Ese es el campo de tiro de la familia principal. La habilidad de tiro es la habilidad más importante de todos los guardaespaldas-.

Tras salir de allí, subimos un piso más.

-La fuerza y la agilidad son fundamentales. No hay sitio aquí para nadie que esté fuera de forma. ¿Entendido?-.

-Entendido. -Respondí-.

-La primera regla. -Nos subimos al ascensor de vidrio. -Todos los guardaespaldas deben permanecer aquí. Solo podemos salir cuando estemos en misiones-

-¿Que pasa si me da hambre por la noche?-.

-Vamos, ¡Ese es tu maldito problema, no el nuestro! -Exclamó Guille-.

En la ultima planta el ascensor se paró, y se abrieron las puertas.

-La chica nueva está aquí. -Escuché que decía uno de los que estaban en aquella zona-.

Era una especia de sala de estar, con varios sillones, y un par de mesas. Serían unas 9 personas ahí reunidas.

Mi móvil comenzó a sonar, con lo que lo saqué del bolsillo y contesté.

-¿Por qué me llamas ahora, Irvin? Maldita sea, estoy trabajando ahora-.

Pero unas manos arrebataron mi móvil.

-La segunda regla, no se permiten todo tipo de dispositivos personales. -Habló Guille. -Excepto cuando estás en una misión. Si tienes que hacer alguna llamada urgente, utiliza el teléfono central. -Señaló una mesa con un teléfono muy antiguo, con cable. -Cada llamada no puede durar más de diez minutos. Y todas las conversaciones serán grabadas-.

-¿Esta es la residencia de los guardaespaldas o una cárcel?-.

-Cuida tu lenguaje. -Habló el chico que venía junto con Guille-.

-Cuídala tú. Me dejan estar a cargo de ti, y de ti también. -Les señalé a los dos-.

-¡Estúpida!-.

Intentó darme un puñetazo, me agaché, esquivándolo, y aproveché para tirar de sus pantalones y dejarlo en calzoncillos frente a todos.

-¿Qué te pasa? -Preguntó enfadado-.

-¡Oye! -Me apuntó con un arma Guille. -No estamos en la calle. Deja tus viejos hábitos por ahí-.

-¡EH! -Todos se pusieron firmes y Guille bajó el arma. -La tercera regla es...-.

-Todos los guardaespaldas deben estar en paz. Sin discusiones ni peleas. -Respondió Guille. -No nos gusta el caos-.

-Esto no es un patio de recreo. -Habló el hombre. -Si piensas en trabajar aquí, debes saber todas las reglas de memoria. ¿Comprendes?... Todos, de vuelta al trabajo. -Ordenó. -Y tú. Ven conmigo-.

Comenzó a caminar por aquella planta y yo lo seguí.

-Esta es la sala de sastrería para todos los guardaespaldas. Y esto, si tienes suerte de sobrevivir después de recibir un disparo. -Anduvo un poquito más adelante. -Hay médicos y enfermeras aquí para atenderte las 24 horas del día, los 7 días a la semana. Pero si mueres, que así sea-.

Seguimos caminando hasta llegar a una zona de muchas puertas, supuse de que eran habitaciones.

-La tuya es la 3520-.

Asentí y fui hacia aquella habitación, en cuanto llegué abrí la puerta y encendí la luz de la habitación.

Nada más pasar la puerta, pude ver un pequeño despacho junto con un pequeña sala de estar.

The Bodyguard 「Albalia G!P」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora