Eres Mi Mascota 🐶 |NaruHina|

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Había recibido un mensaje de su dueña, diciéndole que no llegaría pronto a casa porque iba hacer horas extras en el trabajo.

—Siempre trabajas mucho — musitó.

"Te compraré un juguete nuevo, cuídate Kyuubi"

Leyó el último mensaje que su dueña le había enviado. Suspiró.

—¿Cómo puedes dejar a tu mascota sin comer?

Al parecer no vería a Hinata por un tiempo. Fue a la cafetería de su mejor amigo, para poder quejarse con él y sobre lo solo que se sentía sin ella en casa.

—Si ella deja de trabajar, no podrás darte esa vida cómoda que has venido teniendo.

—No me quejo que trabaje — hizo un puchero — Admiro mucho que siempre se esfuerza, es solo que... Incluso saca tiempo para su novio.

—Te trata como su mascota.

—Oye las mascotas también merecemos atención y amor — protestó.

—Estas molesto, es tu orgullo hablando —Shikamaru trató de calmarlo.

—El orgullo complica las cosas. Si ella no me ve como algo más que una mascota, es posible que me termine yendo de ahí.

—Tranquilo viejo, sabes qué tal si vamos hoy a beber algo.

—Eso suena bien.

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La edición de la revista se había atrasado, por lo que no le quedaba de otra que hacer horas extras en el trabajo, la migraña la estaba matando, pero empeoró al enterarse que algunos de sus compañeros estaban enfermos, por lo que su trabajo aumentó.

Hace un par de días que no llegaba pronto a casa, por lo que siempre encontraba a Kyuubi dormido y ella muy cansada como para despertarlo. Ahora en su mente solo estaba sacar a tiempo la edición de la revista.

Su jefe la había llamado a ella y a Shion, al parecer hubo unos inconvenientes en el liderazgo de algunos artículos.

—La última edición se iba encargar Hinata — se defendía Shion.

—Hice eso, porque no recibí la confirmación de Shion, incluso la llamé.

—Pero yo si te lo dije. ¿No lo escuchaste? — una rabia hacia la chica rubia creció dentro de ella.

—¡Ya basta señoritas! Dejen de pelear y arreglen este error, que tiene que estar listo para mañana.

Su jefe salió de la oficina y Shion se volvió a su escritorio, ya no tenía su cara de damisela en peligro, apretó sus puños y decidió poner una montaña de carpetas sobre el escritorio de la rubia.

—¿Qué haces? — se quejó Shion.

—Es parte de tu trabajo. Hazte cargo.

—Eso es difícil para mí. ¿Sabes? No me pongas de malas — odio escuchar ese tono altanero que sintió como la sangre le hervía.

—Escucha Shion. Es un trabajo largo que tenemos que hacer y te estás portando como una niña chiquita. Si tienes algo en contra de mí, solo dilo. Tienes que dejar a un lado las cosas personales, porque este es tu trabajo.