Leo codujo hacia un bonito vecindario bien acomodado al norte de la ciudad. Alexia nunca había estado ahí, pero le resultó tan curioso lo ordenado que todo se encontraba, y hasta cierto punto tranquilo. El sol ya había salido por completo, dando paso a la mañana que de cierta forma anunciaba el final de la Purga. Pero aun faltaban varios minutos para que sonara la sirena, oficialmente.
Unas calles más recorridas y Leo detuvo el auto junto a la acera. Se encontraban cerca del final de una calle, donde solo las casas mas bonitas de dos pisos eran visibles, además de sus envidiables patios delanteros.
El silencio se hizo en el interior de la camioneta. Cali y Eva parecían esperar que ella hablara, pero aparte de que Alexia se sentía demasiado cansada, sabía cómo tenían que lidiar con él. Lo habían hecho mal durante toda la noche y era momento de hacer las cosas bien.
—¿Puedes decirnos qué hacemos aquí? —preguntó Eva.
«¿Enserio no lo sabes?» pensó Alexia, que se mostraba calmada en su asiento, apoyando la cabeza en el respaldo, mirando el bonito vecindario y disfrutando de la claridad de la mañana.
Era mucho mejor a comparación de la noche.
—En esa casa de la esquina. —Señaló Leo la casa al final de la calle, detrás de unos setos altos que no les dejaban ver demasiado la estructura—. El dueño de esa casa mató a mi hijo, hace un año. Nicolas. Regresaba de la escuela y el salio del camino. Su nivel de alcohol era el triple del limite legal, entonces logró salir por un tecnicismo y él y su esposa y sus dos pequeños viven en esa casa. Felices para siempre. Hace dos semanas vine y deshabilité su barricada trasera, por eso estamos aquí.
—Lo mataron en la acera... —susurró Alexia, entendiendo ahora lo que Leo le había dicho cuando se conocieron.
—Quiero que las tres se queden aquí en el auto, ¿pueden? —Cali negó con la cabeza—. No quiero que se muevan. Estarán a salvo.
—No —dijo Cali—. No, espera. —Tomó con fuerza su brazo.
—Suéltame el brazo.
—Puedes quedarte aquí con nosotras. Podemos ir a otra parte y estaremos bien. Tía Alex ayúdame por favor.
—¡Ya suéltame el brazo!
—Yo sé —lloró Cali—. Realmente lo siento. Lo siento. Realmente siento lo que le pasó a tu hijo, pero esto...
—¡SUÉLTAME EL BRAZO! —gritó Leo y Cali saltó en su puesto, echándose para atrás.
Cuando desvió la mirada, Alexia extendió su brazo y le tomó la mano. Leo la miró, en busca de algún rastro de repulsión o enojo por las acciones que estaba a punto de realizar, pero ella solo le mostró una sonrisa. Aquella sonrisa característica que siempre lograba levantar hasta el mas desesperanzado ser humano, hundido en la miseria.
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The Purge: Anarchy [Leo Barnes]
Misterio / SuspensoGracias a la 'Noche de las bestias' el crimen en Estados Unidos ha descendido. Se trata de doce horas en las que cualquier actividad criminal, incluso el asesinato, es legal. Alexia Sanchéz ha pasado por muchos años de Purga, escondida en compañia d...