Chapter 4: Military Attack

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 Primero escuchó el rugido del fuerte motor de un auto, o mas bien como de un camión

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Primero escuchó el rugido del fuerte motor de un auto, o mas bien como de un camión. Entre su llanto y desolación, Alexia pensó que podría ser parte de su imaginación o que ya se estaba volviendo loca, pero entonces aquel sonido aumentó de volumen hasta que se escuchó cerca del edificio. Su edificio. Incluso Alexia podía apostar que estaba enfrente o detrás. No estaba segura, pero muy cerca.

Su llanto cesó y levantó la cabeza, agudizando el oído. Se oían también voces lejanas y mucho alboroto. Alexia sintió que el corazón le iba a estallar, por lo rápido que palpitaba. ¿Y si eran purgadores que querían allanar el edificio?

Eva y Cali estaban escuchando lo mismo que ella, pero Alexia fue más rápida en levantarse, se limpió las lágrimas y corrió hacia la sala. Las otras dos la siguieron. Alexia se asomó por los pequeños resquicios que dejaban las tablas en las ventanas para poder ve la calle. Desde esa ventana en la sala, observaba la parte trasera del edificio, por el que no veía demasiado, pero si notaba el reflejo cercano de luces de un camión.

Solo estaba mirando del lado incorrecto.

Siguió a Cali, que regresó a la habitación de su padre y junto con Eva se asomaron por esas ventanas también tapadas. Ahora Alexia si vio algo. Eran como militares, uniformados y con cascos, portando sus largas armas en alto, que bajaban de la cabina trasera de un camión, estacionado junto al edificio.

Uno de ellos incluso llevaba una cierra eléctrica con la que seguramente tumbarían la puerta principal. Alexia sintió que las manos le temblaban un poco y casi notó por completo el recorrido que llevó la gota de sudor bajando por su espalda hasta su cintura. ¿Qué estaba sucediendo?

—¿Qué es eso? —Cali expresó justamente lo que pensaba, con el tono nervioso incluido.

Entre tanto, más militares se bajaban del camión. Parecían ser un ejército completo. ¿Pero qué país invadirían en aquel barrio de gente simple y trabajadora?

—¿Qué pasó? Parece un ejército, tía Alex, mamá...

—No tengo idea —respondió por fin Eva.

De repente una fuerte explosión, más cerca de lo que pensaron, las sobresaltó e hizo temblar la mitad del departamento. Se escucharon trozos del techo caer en la sala y cosas de vidrio rompiéndose. Las tres mujeres soltaron bajos gritos de sorpresa y se giraron hacia la puerta de la habitación, mientras se acercaban la una a la otra. Alexia de inmediato empuñó el arma y, aunque el pulso le tembló, se aferró a ella como su única esperanza.

—¿Serán esos hombres? —preguntó temblorosa Eva, que se apiñaba en la esquina de la habitación abrazada a Cali.

—No puede ser, todavía no entran —respondió su hija—. Eso fue en la otra habitación, mamá.

—En la sala —agregó Alexia, agudizando de nuevo el oído.

Aun con las bajas protestas de Eva, Alexia se fue acercando a la puerta, pegada a la pared, y se asomó al pasillo, solo un poco, empuñando con fuerza el arma. Sabía cómo usarla, pero si resultaban ser esos militares, no tenían oportunidad.

The Purge: Anarchy [Leo Barnes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora