Capítulo 10

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Les llevó semanas limpiar todos los signos de la batalla y, tal como había previsto Seungmin, las cosas no se sentían iguales. No importaba lo limpio que estuviera todo, él siempre recordaría las marcas de quemaduras en el lateral del edificio, los cuerpos de sus compañeros de armas y los escombros del aparcamiento.

Se puso de pie bajo el chorro de la ducha, lavándose el sudor del trabajo de otro día duro. Estaba cansado, pero no quería dormir. Desde que se había mudado con Hyunjin tenían su ritual nocturno de hacer el amor antes de caer dormidos, y estaría condenado si fuera a romper esa tradición.

Seguro como el infierno que Seungmin esperaba que su compañero recordara que no todavía habían tenido esa actividad, porque estaba caliente como la mierda. Se agachó y tomó su dolorosa erección, un gemido se escapó de su garganta. Maldita sea, necesitaba que lo follaran y bien follado, y sólo había un Halcón que podía hacer el trabajo.

Cerró rápidamente el agua, se secó con la toalla, y la arrojó a un lado. Luego caminó desnudo hasta el dormitorio. Cuando se dio cuenta que Hyunjin estaba esperándolo, igualmente desnudo y tumbado en la cama, sonrió.

—Te acordaste —dijo Seungmin.

—Como si pudiera olvidar mi parte favorita del día. — Hyunjin bajó la mano y se acarició su propia polla, que estaba tan dura como la de Seungmin.

—Se quitó el cabestrillo. —Seungmin frunció el ceño.

—Eso está bien. Así tendrás que hacer todo el trabajo. A Seungmin le gustaba el sonido de eso. —Lo haré.

Se subió a la cama, a caballo entre las caderas de Hyunjin. Mirando hacia el hombre que amaba tan condenadamente, Seungmin se preguntó una vez más cómo había llegado a ser tan afortunado. En un momento, no había sido más que un humilde esclavo que raspaba letrinas. Ahora, estaba acoplado con uno de los más grandes guerreros de la bandada de mayor prestigio del país. Era increíble cómo funcionaba la vida a veces.

Hyunjin golpeó a Seungmin en el culo y luego le entregó la botella de lubricante. —Aquí, ayúdame a prepararte para que pueda follarte. Nada dice que no podemos arrimar el hombro para hacer el trabajo.

Seungmin podía sentir sus ojos ampliándose. —¿Ambos nosotros... juntos?

Hyunjin le dio su malvada sonrisa, la que acojonaba a todos los demás, pero hacía que el corazón de Seungmin corriera de emoción. —Sí, empieza y te seguiré.

Un estremecimiento de deseo corrió a través de Seungmin cuando abrió la botella y roció algo del líquido. Extendiéndolo por encima de sus dedos, llegó detrás de él y encontró su agujero. Presionó su dedo dentro lentamente. Al principio se sentía extraño hacerlo delante de público, incluso si era Hyunjin, pero pronto quedó atrapado en el momento y suaves gemidos se deslizaron más allá de sus labios.

Entonces sintió los dedos de Hyunjin participando y se volvió loco, su cuerpo se sacudió mientras se empujaba contra la intrusión. —Ah, eso se siente tan jodidamente bueno.

Fue Seungmin quien agregó un tercer dedo, y para ese momento, su pene estaba tan duro que empezó a gotear, dejando una mancha de humedad en el estómago de Hyunjin.

—Unta mi polla, bebé, tengo que estar en tu interior — ordenó Hyunjin.

—Ahora, ¿quién está siendo mandón? —Seungmin bromeó, su voz sin aliento.

Pero hizo lo que le ordenó. Deslizando sus dedos fuera de su culo, tomó el lubricante y apretó más en la mano. Agarró la polla de Hyunjin y lo extendió, untándola bien. Entonces la alineó con su culo y poco a poco se empaló en ella.

Serie de los CP 23 - La Salvación de HyunjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora