Historia 8 - Protegido

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Alerudy.
Advertencia: Esta historia incluye a un personaje transgénero. Favor de no leer si no eres tolerante de este tema.
De ser lo contrario, disfruta.

La ciudad de Las Almas, una ciudad regida bajo el duro mandato del narco, que, como en otras partes de México, tenían alcance e influencia en todos los sectores de la sociedad de la urbe citadina, lo que significaba que quien gobernaba realmente no era el propio alcalde, sino quien lidere al narco.

Claro que los ciudadanos de Las Almas tuvieron que acostumbrarse a un régimen instaurado y del que el gobierno jamás quiso prestarle ni la más mínima atención, justo como sucedía en varias ciudades mexicanas en la actualidad, pues incluso en pleno siglo XXI, aún el narco es quien manda en varias ciudades de la nación norteamericana; y Las Almas jamás serían una excepción.

Pero incluso cuando había oscuridad en una de las ciudades más lindas y bellas del norte de México, aún yacía un movimiento de felicidad que se mantenía lejos y fuera del alcance e influencia del mismo enemigo de la sociedad en general.

Pero incluso cuando había oscuridad en una de las ciudades más lindas y bellas del norte de México, aún yacía un movimiento de felicidad que se mantenía lejos y fuera del alcance e influencia del mismo enemigo de la sociedad en general

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Aún incluso cuando se ve ese foco de resistencia, los miembros de estas organizaciones delictivas saben como incorporar de una manera pasiva a la gente que necesitan de su seguridad ante enemigos poco esperados.

Y por supuesto que había una familia en específico que sabía perfectamente que la protección del narco era su última salvación y oportunidad para ser libres de su enemigo.

Y por ello, una noche lluviosa de primavera, un joven de 26 años se hallaba corriendo por una calle concurrida de la ciudad, huyendo de un pequeño equipo de seis hombres, que lo seguían con armas en mano y con aspectos bastante intimidantes, haciendo que nadie pudiera o intente acercarse.

— Mierda, mierda, ¿por qué esos cabrones tuvieron que seguirme? — Decía muy asustado y nervioso el joven, quien procuraba no caerse, pues de hacerlo, lo más probable es que aquellos hombres le hagan daño.

— Oh carajo, tuve que haberle hecho caso a mi madre y no salir con mis amigos — Se recriminaba sin rechistar el joven hombre, quien seguía corriendo, a pesar que la intensidad de la lluvia que azotaba a la ciudad iba incrementando, lo que ciertamente le dificultaba el poder ver bien al hombre de cabello negro.

A pesar del inconveniente, el hombre logró doblar en una calle, logrando divisar la entrada de un parque, por lo que él corrió más rápido, no sin antes revisar por encima de su hombro si aún los hombres lo seguían y para su enorme desgracia, ellos aun lo seguían, pero esta vez más rápido que antes.

Así que el hombre siguió corriendo hasta que por fin logró entrar al parque, logrando rodear la fuente y dirigirse corriendo por uno de los callejones que llevaban hasta una pequeña zona de restaurantes en donde aún habian personas con las que podría camuflajearse o bien, poder pedirles ayuda. Sea cual sea la decisión, el chico estaría dispuesto a tomar una opción que pudiera ayudarle.

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