Serie de microrelatos sobre algunas parejas canon o no del videojuego de Apex Legends. No están conectadas entre sí.
Pueden hacer peticiones así como también escribiremos algunos cuantos nosotras.
Esperamos que lo disfruten.
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Y de repente, 𝐢𝐧𝐯𝐢𝐞𝐫𝐧𝐨 se volvió su época favorita del año.
Pues fue gracias al frío de diciembre que, por su propio descuido, pudo interactuar por primera vez con ella.
Realmente no había un interés inicial; sabían de la existencia del otro y lograban coexistir en un mismo espacio pero, nada que hablase de futuras interacciones como miradas o pensamientos nunca dichos.
Todo sucedió de forma natural, por la pequeña consideración que Ajay tuvo con Tae Joon al ver que el chico salió aprisa de su habitación sin llevarse con él su abrigo. Tal cual Octavio, el compañero de cuarto del azabache, pudo dejarlo pasar, comprender que era error suyo y esperar a ver que tal le iba pero, Ajay no era ese tipo de persona y realmente no tenía intenciones de ignorarlo.
Fue detrás de él a su mismo ritmo y en un punto lo alcanzó. Ambos coinciden que, aunque pareciese sumamente romántico, no lo fue para nada, pues, en ese entonces eran básicamente dos extraños intercambiando un par de palabras.
—Olvidaste esto... —le dijo la chica, extendiéndole su abrigo con una pequeña sonrisa.
Tae recibió la prenda un tanto sorprendido, descubriendo solo entonces que, por la adrenalina de llegar tarde a su examen, no había notado la falta de su abrigo. De esa forma, lo tomó entre sus manos y le devolvió la sonrisa con timidez—: Gracias.
—No hay de que —se dedicaron una última mirada y seguidamente ambos se separaron. Tae continuó con su camino y Ajay regresó al cuarto para ir junto a Octavio a sus respectivas facultades.
Y aún cuando no pasó mucho más, le abrió las puertas al interés.
Tal vez no fuese mucho; sonrisas escondidas entre saludos y despedidas las recibe e intercambia cualquiera pero, nuevamente, entre ellos se podría decir que era un gran paso. Porque había dejado de ser una obligación ante cada encuentro, sino una pequeña muestra de amabilidad. Curiosidad por saber del contrario, aunque no fuese con regularidad.
Fue así que 𝐩𝐫𝐢𝐦𝐚𝐯𝐞𝐫𝐚 llegó. Y con el nacimiento de flores, frutos y arboledas, tambien llegó el inicio de una amistad mucho más concreta.
Resulta que las facultades de Tae y Ajay no se encontraban tan lejos la una de la otra como podría parecer. Ninguno era consciente de ello, ya que jamás se habían cuestionado la carrera del otro. Fue hasta que, una mañana, la chica iba con tanta antelación a clase que inevitablemente reconoció a la figura del chico caminar por la acera del campus.
—¿Tae? —le preguntó en cuanto consiguió alcanzarlo. Al ir en patineta realmente no fue difícil, solo tuvo que coordinar su ritmo con el de él y disminuirlo al llegar a su lado.
