Serie de microrelatos sobre algunas parejas canon o no del videojuego de Apex Legends. No están conectadas entre sí.
Pueden hacer peticiones así como también escribiremos algunos cuantos nosotras.
Esperamos que lo disfruten.
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Sujetó su cabello lentamente, tratando de arreglarlo un poco, mientras veía de reojo en el espejo que Octavio la observaba.
Regresó su vista a su propio reflejo, asegurándose de que ya estaba lista y entonces dio media vuelta en su sitio, mirando directamente al chico.
—Sabes que siempre eres bienvenida a pasar la noche...
—Y tú sabes que mañana tendremos una partida importante, Octavio.
—Siempre hay primeras veces.
—Pero pocas son primeras veces en una nueva arena.
Observó detenidamente la mirada del chico, tratando de descifrar qué es lo que pensaba.
¿Hace cuanto se veían a escondidas? Siendo amantes que en realidad no lo eran. Fingiendo ante todos una amistad algo rota de la que empezaba a surgir algo más...
Ajay culpaba a esos ojos, aquellas tentadoras y curiosas prehnitas¹ que deseaban explorar todo el mundo sin hacer una sola parada. Aquella mirada que la tentó ese día, esa noche, en la fiesta...
Había tomado de más, no le importaba, sin embargo no sabía si era por pasarla bien o por olvidar su cobardía. ¿Qué sucede en su cabeza con tanta frecuencia que la hizo tomar hasta perder cualquier pudor en sus acciones? Lo mismo que la impulsó a hablar con el teñido sin saber con certeza lo que haría.
Objetivo: revelarle sus sentimientos más profundos a Octavio, el chico del que se había enamorado sin darse cuenta. Obstáculo: debió haberlo hecho sobria.
Contrario a ella, el acróbata se encontraba excelente; aunque bebiera alcohol, este no le hacía efecto por las constantes inyecciones que su cuerpo sufría diariamente, causando que su sangre estuviese en cambio constante, y que aquel líquido embriagador desapareciera tan rápido como entró.
Mientras miraba hacia ningún lado en particular en la habitación, apreció a una chica de dos molotes tambaleándose hasta él, y con cuidado fue hacia ella para poder tomarla de los brazos.
—Che, has tomado mucho esta noche... ¿o me equivoco? —preguntó mientras hacía el intento por mantenerla firme en su lugar.
—Estás en lo correcto, Silva —su respuesta fue más como un susurro, arrastrando sus palabras a sabiendas de que su amigo igualmente la comprendería.
—No creí que tomarías hasta este punto, hermana. Normalmente eres más responsable...
—¿Tú qué sabes, tarado? Si tú no estás igual que yo ahora mismo... es por tu dosis diaria de... d-de... —las palabras no fluyeron más por su boca, y un tanto avergonzada bajó la mirada.
