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Ocultar la existencia de Jeonghan había sido bastante fácil teniendo en cuenta que vivía en una zona apartada y no tenía nadie que viniera a visitarme. Eso pensé hasta que alguien irrumpió en mi hogar una mañana. No pude hacer nada.

Cuando llegué a la sala mi primo, Seokmin, estaba hablando animadamente con Jeonghan.

—¿Qué haces aquí?

Sus cabezas giraron hacía mi. Traté de disimular mi malestar. No quería que nadie supiera de Jeonghan. No quería que algo malo le pasara.

—Buenos días para ti también, Joshua. No me habías contado que vivías con alguien más.

—Es algo reciente —dije yendo a la cocina, sonriendo levemente al ver una taza de café caliente. Jeonghan hacía esto por mi todas las mañanas, pero no podía evitar sonreír cada vez que me encontraba con ese detalle.

—¿De dónde eres? No reconozco tu acento.

—Mis padres son de aquí, pero yo me crié en otro país.

Volví a la sala y me senté junto a Jeonghan, tratando de pensar en una excusa para echar a Seokmin de nuestra casa. Cada segundo que pasaba era mortificante para mi. Seokmin no era estupido, en cualquier momento se daría cuenta.

—¿Tus padres saben que estás aquí?

De pronto escuché sollozos. Jeonghan estaba llorando. Miré mal a mi primero y lo jalé fuera de la casa.

—Sus padres muriendo, Seokmin —dije enojado.

—No lo sabía, dejame entrar a disculparme.

Tuvo la intención de entrar nuevamente, pero lo detuve antes de que lo lograra—. No hace falta, puedes irte. La próxima vez avisa antes de venir.

No esperé respuesta y cerré la puerta en su cara. Pude ver su casa de molestia, pero sinceramente no me importaba, estaba enojado por hacer llorar a Jeonghan.

Me sorprendió ver a Jeonghan leyendo un libro con tranquilidad, hasta hace unos momentos parecía como si alguien le hubiera destrozado el alma.

—¿Todo bien, Hannie?

Sus ojos se despegaron del libro y viajaron hasta mi. Quería tener esa bella mirada solo para mí. Para siempre.

—Si, Shua, solo quería que se fuera, te veías enojado.

Le dediqué una suave sonrisa y me recosté a su lado. Jeonghan volvió a su libro. Yo solo podía admirar su belleza. En cierto punto caí dormido sobre su hombro.

Vámonos a marte [JiHan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora