capitulo 25

229 38 9
                                    

Con ojos entrecerrados, Jessica maldice en silencio a los energéticos hermanos de Angela, quienes se arrojaron sobre ella con su caracteristico entusiasmo desbordante para despertarla.

"Ustedes dos..." la Stanley se muerde la lengua con fuerza, reprimiendo el deseo de lanzar insultos hacia los hermanos menores de su mejor amiga.

La risa unísona de ambos, un eco espeluznante que resuena en la habitación, se cierne sobre ella como un viento gélido, y es entonces cuando la rubia se obliga a pensar que esa inquietante sincronía es simplemente un producto de la naturaleza gemelar, en un intento por evitar pensar en lo verdaderamente aterrador que es esa perfecta armonía.

"Angela dice que bajes" avisa Isaac para luego salir corriendo de la habitacion junto con su gemelo.

La joven suspira con resignación, armándose de una determinación que parece provenir de lo más profundo de su ser, y se dispone a luchar contra las fuerzas gravitacionales que parecen conspirar en su contra. Con gran esfuerzo, logra levantarse de la cama, enfrentando la lucha contra la gravedad con cada paso.

Con movimientos lentos y cuidadosos, se cambia de ropa y hace un intento por arreglarse, aunque su reflejo en el espejo le devuelve la imagen de alguien que ha sido víctima de una fiesta. Desciende las escaleras, donde se percata de que su mejor amiga, Angela, se mueve en la cocina, ocupada en sus tareas matutinas cuando sus padres no estan.

La chica de rasgos asiáticos, con una mezcla de preocupación y diversión en sus ojos, observa a Jessica y le pregunta con un tono compasivo: "¿Cómo te sientes?"

Jessica se frota el cuerpo con gesto adolorido y responde con voz ahogada, "Como si dos elefantes hubieran pasado encima de mi cuerpo, si no es obvio, esos dos elefantes se llaman Josué e Isaac, tambien me duele la cabeza pero eso es culpa del acohol."

Angela, con una sonrisa compasiva, le tiende un vaso con agua y una pastilla, como si fuera la salvadora de la resaca. Jessica acepta el remedio con gratitud, pero no puede evitar preguntarse en voz baja. "¿Es posible ostigarse del alcohol?"

El eco de la risa de la pelinegra se mezcla con un ligero gesto negativo de su cabeza, ella sabia que su Jessica olvidaria ese sentimiento para la proxima fiesta a la que fuera. Luego Angela dirige su mirada detrás de Jessica y hace una señal con la cabeza.

La rubia, aún un poco aturdida por la resaca y el desconcierto, gira con torpeza hacia el lugar donde su mejor amiga enfoca su mirada.

El Cullen observa a la Stanley desde el sillón de la sala, y en su rostro, una paleta de emociones inusuales para él se manifiesta claramente: ansiedad, nerviosismo y anticipación.

"Edward", Jessica lo saluda con una sonrisa que ilumina su rostro mientras se acerca a él, pero sus ojos azules reflejan curiosidad y una pizca de estrañesa. "¿Qué haces aquí?"

El chico murmura su respuesta, su voz apenas un susurro. "Vine para llevarte a tu casa y también quería hablar contigo."

Jessica asiente, aunque no está segura de por qué siente un nudo en el estómago. Gira hacia su amiga y le hace un gesto de despedida. Angela responde con un gesto similar, y luego, con pasos silenciosos, el castaño y la rubia salen de la casa de la Weber.

La joven de ojos azules se mantuvo en silencio mientras caminaban y subian al auto, no supo porque pero de alguna manera algo se sentia diferente y no solo por la actitud de Edward sino tambien algo dentro de ella le decia que estaba olvidando algo importante pero ella no recordaba que era.

Jessica finalmente decide romper la tensión que se ha instalado en el auto, sintiendo la necesidad de restaurar la normalidad entre ella y Edward. Pero justo cuando se dispone a hablar, el chico de cabello castaño se adelanta, su mirada dorada y penetrante buscando respuestas en los ojos de Jessica.

Romeo, Julieta y la chica que arruinó el clichéWhere stories live. Discover now