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"No, yo si quiero, solo.. no me lo esperaba"

Se repetirá una y otra vez en la mente de menor, no lograba concentrarse en nada más que oír la respiración calmada de Heeseung y compararla con la propia que de a poco se volvía aún más irregular. Sunghoon estaba tentado a decirle que él también lo deseaba, pero se sentía nervioso sin ningún motivo aparente.

ㅡ¿Realmente era una broma?ㅡ Cuestionó el mayor llamando la atención de su acompañanteㅡ Supongamos que la idea de usar el látigo se volvió mas atractiva ahora.

Los ojos de Sunghoon se abrieron en modo de sorpresa, sin saber qué decir atinó a aclarar su garganta fingiendo pensarlo solo para hacer que el mayor se ponga insistente y le pida lo que tanto quiere.

ㅡ¿No vas a responder?ㅡ Insistió viendo al contrario sonrojarse pero aún sin responder.

ㅡ¿Qué quieres que diga?ㅡ Preguntó sonriendo con picardia, moría por ver el rostro de Heeseung que seguramente se veía tan confundido y enojado, pero no iba a dar brazo a torcer.

Cuando el auto al fin se detuvo indicando que ya habían llegado, bajaron del auto caminando hacia el edificio, el tiempo en el elevador parecía no transcurrir y ambos necesitaban llegar a su piso lo más rápido posible.

Sunghoon entró al departamento cargando sus cosas sin la suficiente fuerza para mantenerlas al parecer pues estas cayeron como si nada cuando dio apenas unos pocos pasos hacía el interior de la casa del mayor.

Iba a quejarse pero los carnosos labios estampados contra los suyos se lo impidieron, y no pudo oponerse a ellos, ni quería.

Heeseung casi soltó un gemido cuando el menor apretó con fuerza su cintura para apegarlo más a su cuerpo, la lengua caliente de Sunghoon rozando sus labios como pidiendo permiso para adentrarse a investigar su cavidad bucal y claro que él iba a darle permiso para todo lo que quisiera hacerle.

Las grandes manos de Sunghoon recorrían su cuerpo, cada zona que el menor rozaba le daba la sensación de dejarle ardiendo, su piel quemaba bajo el tacto del más alto y amaba sentirlo de esa manera, su anatomía estaba sedienta y él tenía el deseo de que Sunghoon lo recorriera como el agua tibia en invierno, calmando su cuerpo de aquella extraña fiebre que lo consumía de pies a cabeza.

Sunghoon posó ambas manos en el trasero del mayor impulsándolo hacia arriba para cargarlo, Heeseung enredó sus largas piernas en las caderas del menor logrando que sus miembros se rocen en una fricción que les erizó la piel. Sus bocas rompieron la unión con los labios hinchados y un tono rojizo pintándolos, Sunghoon se concentró en lamer y morder la piel del cuello del mayor dejando notorias marcas en la zona.

El camino hacia la habitación no fue nada difícil porque ni siquiera le prestó atención ya que solo podía pensar en el chico que tenia entre sus brazos, podría observar a Heeseung toda la vida, sus largas y sensuales piernas, su cintura, su bonita piel y su rostro digno de ser admirado por la belleza tan peculiar que se apreciaba en el. La ropa del mayor desapareció en un abrir y cerrar de ojos, quedando totalmente expuesto ante los ojos del menor.

ㅡ Busca el látigo, está en ese cajón.ㅡ Le ordenó señalando a la pequeña mesita de luz junto a la cama, Sunghoon hizo caso a su petición, su boca se sintió seca cuando al tomar esa pequeña fusta se imaginó al mayor gimiendo con sus nalgas coloradas y esa imagen fue más que suficiente para comenzar a ponerlo duro.

Se encontró con Heeseung recostado boca abajo regalandole una maravillosa vista de su bonito trasero. Los dedos de los pies del mayor hormiguearon al sentir como Sunghoon comenzaba a acariciar su cuerpo con el látigo deteniéndose en sus nalgas para proceder azotarlo dejando la zona ligeramente roja, su espalda se arqueó y soltó un quejido de dolor, pero lo estaba disfrutando.

Cutie || heehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora