Finalmente el día de la boda llegó, la servidumbre estaba de un lado a otro arreglando la iglesia, la habitación de la futura pareja, los chef cocinaban sus mejores platillos, todo parecía estar en forma correcta e impecable.
Mientras tu prometido se arreglaba sonriendo victorioso por casarse contigo, tu vivias un infierno en tu habitación.- No voy a perder esta oportunidad de negocio solo por tu maldita terquedad, así que espero y estés lista para antes de las 10:00 o yo mismo te jalare hasta ese altar, de que te vas a casar con el, te vas a casar.- Dijo el hombre azotando la puerta tras de sí, tu solo estabas acostada en tu cama, tratando de contener las lágrimas, realmente estabas aterrada. - Mi amor, tu papá tiene razón, vamos mi niña, has esto por nosotros, veras que todo será lindo, y nada nos va a faltar, por favor mi niña, solo vamos a hacer lo que dice tu papi, ven es hora de ponerte tu vestido.- Las palabras de tu madre sonaban como un pequeño sonido irritante, no entendias por que tenías que casarte. Ellos sólo pensaban en si mismos, y en lo mucho que ganaran humillandote de esa forma.
Las sirvientas te ayudaban a ponerte el vestido, mientras otras se encargaban de maquillarte, y otras más se encargaban de tu peinado, ¿no debería ser el día más feliz de tu vida? Claro, si en ves de estarte forzando, sea algo que tu decidiste, a lado de un hombre que realmente amas. La bella mirada de tus ojos estaba pérdida, como si realmente estuvieras cansada de todo esto. -Listo señorita, hemos terminado, realmente usted luce como toda una dama.- Dijo una de las sirvientas, mientras las otras asentían con la mirada.
- Eres la novia más hermosa mi niña, sabía que este día llegaría tarde o temprano, estoy más que feliz, pero es hora de irnos mi hermosa niña, tu prometido esta esperando.- Fueron las palabras de tu madre, quién te tomó de la mano para llevarte hacia abajo, en donde en el auto esperaba tu padrastro.
En todo el camino, tu mirada seguía pérdida, al parecer solo estabas imaginado el nuevo infierno que te esperaba a lado de ese hombre, pues ya sabias que ese hombre haría de todo sin tu consentimiento. Solo pensabas en la manera de morir en cuanto llegaras a su mansión, pues no dejarías que todos se salgan con la suya. Finalmente llegaron a la iglesia, muchas personas ya estaban dentro, al igual que tu prometido, tu padrastro entró, dándole indicaciones a tu madre de que esperarán afuera en lo que empezaba la ceremonia.
- Madre, tengo algo de náuseas, por favor puedes ir a la farmacia por una pastilla, realmente no me siento bien, no quisiera vomitar en la ceremonia, gracias.- mentias con eso, solo querias hacer tiempo para poder escapar de ese lugar, en ese momento, en donde todos estaban distraídos, ibas por la entrada trasera, buscando una forma de salir. - Este maldito vestido... - Por desgracia aquel vestido era una complicación para saltar.
- Mmm~ yo intentaría cortar ese vestido, si buscas cortar esas manzanas, además... ¿Qué clase de novia quiere una manzana en plena boda? - Una voz masculina a tus espaldas, te hizo saltar de susto, al voltear un chico de cabello rubio largo, ojos negros, y una clase de vestimenta callejera, te miraba algo confundido.
- ¿M-manzana? N-no, yo no quiero ninguna manzana, solo quiero escapar cuanto antes de aquí.- Por su vestimenta te daba algo de cierta confianza, ya que suponían que no era ningún invitado de tu padrastro o de tu prometido, este algo incrédulo, mordía una clase de galleta en forma de pez. - ¿Por qué quieres escapar de tu boda? Jaja, ya se, te diste cuenta de que tu novio es un asqueroso que no se baña. Jaja, vez por eso debes pasar mínimo una noche con el, tal vez tiene algo que no te gusta. Aunque es algo extraño, tu te vez como de mi edad, no sabía que podías casarte a temprana edad...-
A pesar de que aquel extraño quería ser muy gracioso contigo, la frustración había inundando tu mente, ya no podías más, habías llegado a tu límite, te caías al suelo de rodillas, comenzando a llorar con desesperación, el miedo, el terror, el odio y la desesperación solo hicieron que tu mente se volviera débil, en ese momento, aquel rubio te miraba con cierta confusión, se puso en cuclillas frente a ti, observandote.
- ¡Ah! Lo siento, creo que me excedí con los comentarios de tu novio, perdoname, no sabía que eso significa mucho para ti, creo que realmente soy un torpe como Shinichiro, perdóname si... no era mi in... ¿Eh? - Aquella disculpa fue interrumpida por un abrazo el cual habías dado al rubio.
- Y-ya no puedo, tengo mucho miedo, ese maldito me va a lastimar, no me quiero casar con el, no quiero, tengo mucho miedo.- Llorabas en aquel pecho ajeno, ya no te importaba di el chico te consideraba un loca o no, pero este en vez de apartarte, o alejarte, postró una de sus manos en tu cabello el cual acariciaba.- Si no te quieres casar... ¿entonces por que lo aceptaste? Si realmente no lo amas... ¿por qué te vas a casar con el? - Al parecer el rubio no entendía nada, tampoco no es como si le hayas explicado las cosas.
- Y-yo no me quiero casar, mi madre y su estúpido esposo me están obligando a casarme con alguien mucho mayor que yo, tengo miedo, solo quiero morir.- En ese momento aquel rubio había entendido por completo la situación, de forma suave, se alejaba de ti y se ponía de pie, caminando hacia la entrada principal. Tu solo lo mirabas irse, sabías que te había considerado una loca y por eso mejor se iba. - ¿Qué es lo que esperas? ¿Te vas a quedar ahí sentada o vas a venir conmigo? Te ayudaré a escapar.- Aquellas palabras fueron una esperanza para ti, lo viste subirse una moto algo prestigiosa, pero aún la desconfianza estaba en ti.- Vamos, sube... tu boda ya comenzó, y en cualquier momento ellos vendrán a buscarte.- Esas palabras fueron más que suficientes para hacerte tomar el valor y subir a la moto de aquel desconocido.
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¿Que pasará en el siguiente capítulo? ¿TN Logrará escapar con ayuda de ese desconocido?
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Mi Pequeña Obsesión ♡
RomanceUna chica obligada por sus padres a contraer matrimonio, es salvada a manos de un desconocido, un desconocido que poco a poco le enseñara las dificultades de la vida diaria.