Capítulo 9. El duelo a medianoche

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La amistad entre Gia y Blaise cogió mucho por sorpresa a todo el colegio, especialmente a Ron y Draco, sobre todo a este último, quien no soportaba ver a uno de sus mejores amigos con alguien que le había humillado de una forma tan espantosa. Por su parte, Gia destacaba más por su inteligencia que por su fama, incluso con Snape, algo que hacía que la rivalidad entre ambos chicos aumentara. Y la cosa no mejoró cuando apareció una noticia en la sala común de Gryffindor. Las lecciones de vuelo comenzarían el jueves... y Gryffindor y Slytherin aprenderían juntos.

- Perfecto - dijo en tono sombrío - Va a estar burlándose de mi durante días. - protestó.

- No sabes si vas a hacer el ridículo. - dijo Ron razonablemente. - Siempre habla de lo bueno que es en Quidditch, pero seguro que es pura palabrería.

La verdad es que Malfoy hablaba mucho sobre volar. Se quejaba en voz alta porque los de primer año nunca estaban en los equipos de Quidditch y contaba largas y jactanciosas historias, que siempre acababan con él escapando de helicópteros pilotados por muggles, y recalcando el hecho de que las chicas no se les diese bien el Quidditch, algo que hacía a Gia hervir la sangre.

- Siempre puedes volver a tumbarle si se pone muy imbécil. - le animó Blaise. - ¿Dónde aprendiste eso?

- Conseguía puestos por mis notas en deportes en el colegio muggle. Hice boxeo y defensa personal, gané varias medallas intercolegiales. - le explicó.

- ¿Qué es el boxeo? - preguntaron los dos. Ron empezaba a acostumbrarse a la presencia del Slytherin, dado que ambos eran forofos del Quidditch.

- Es un deporte de contacto, consiste básicamente en defenderse con puños. Aprendes un montón de llaves y trucos.

Pero no podía negar a sus dos amigos lo nerviosa que le ponía la idea de volar. Y no era la única. Hermione, que compartía cuarto con ella, estaba igual de nerviosa. Gia supuso que era porque no podía aprenderlo en los libros. En el desayuno del jueves, aburrió a todos con estúpidas notas sobre el vuelo que había encontrado en un libro de la biblioteca, llamado Quidditch a través de los tiempos. Neville estaba pendiente de cada palabra, desesperado por encontrar algo que lo ayudará más tarde con su escoba, pero todos los demás se alegraron mucho cuando la lectura de Hermione fue interrumpida por la llegada del correo.

Gia no había recibido nada desde la nota de Hagrid, algo que Draco había notado, por supuesto. Su lechuza siempre le llevaba de casa paquetes con golosinas, y se aseguraba de restregárselo convenientemente cuando la veía charlando con su amigo.

Un lechuzón entregó a Neville un paquetito de parte de su abuela. Lo abrió excitado y les enseñó una bola de cristal, del tamaño de una gran canica, que parecía llena de humo blanco.

- ¡Es una recordadora! - explicó -. La abuela sabe que olvido cosas y esto te dice si hay algo que te has olvidado de hacer. Mirad, uno la sujeta así, con fuerza, y si se vuelve roja... oh... - se puso pálido, porque la recordadora súbitamente se tiñó de un brillo escarlata -... es que has olvidado algo...

Neville estaba tratando de recordar qué era lo que había olvidado, cuando Draco Malfoy, que pasaba al lado de la mesa de Gryffindor, le quitó la recordadora de las manos.

Gia saltó de su asiento junto con Ron.

- ¿Se te ha perdido algo? - le preguntó Gia. Antes de que respondiera, la profesora McGonagall apareció:

- ¿Qué sucede?

- Malfoy me ha quitado mi recordadora, profesora.

Con aire ceñudo, Malfoy dejó rápidamente la recordadora sobre la mesa.

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