Capítulo 10. Halloween

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Gia se sentó con una sonrisa malvada por la mañana en la mesa de Gryffindor, al lado de Ron. En el otro lado de la estancia, Malfoy los miraba asombrado. Apoyó el codo en la mesa, lo miró con malignidad y le sonrió coquetamente, saludándole. Incluso tuvo el atrevimiento de lanzarle un beso con la mano.

- Vas a vengarte, ¿verdad? - le preguntó su amigo.

- Por supuesto. - dijo con maldad.

Durante la mañana pensaron en el encuentro con el perro, considerándolo una excelente aventura, y estaban preparados para tener otra. Gia también le habló sobre el paquete que Hagrid había llevado de Gringotts a Hogwarts, y coincidió con ella en que debía ser algo muy valioso o peligroso.

Ni Neville ni Hermione demostraron el menor interés en lo que había debajo del perro y la trampilla. Lo único que le importaba a Neville era no volver a acercarse nunca más al animal.

Hermione se negaba a hablar con ellos, pero pese a que tenía que compartir habitación con ella, tampoco le parecía tan mal, salvo por tener que soportar sus miradas acusadoras mientras se acostaba. Lo que Gia realmente deseaba era vengarse, y encontró su oportunidad esa misma mañana.

Iba caminando sola por un pasillo cuando lo vio, junto con sus dos amigotes, entrando en un aula vacía. Con una sonrisa malvada, escondiéndose, les siguió. Entonces pensó en lo bueno que sería que la puerta se cerrase y que nadie les escuchase. Esta se cerró súbitamente de un portazo, alertando a los tres muchachos, que se giraron a mirar. Gia se apoyó contra la puerta, con los brazos y las piernas cruzados, mirándolos.

- Veo que te resistes a irte. - comentó. Gia sonrió.

- Creí que lo del tren y la clase de vuelo te había dejado claro que no debías jugar conmigo, pero veo que me equivocaba. Eres un poco lento de entenderas, por lo que veo. - dijo, yendo hacia ellos. Crabbe y Goyle se pusieron en posición, listos para defender a su amigo. - Patético. - no tardó dos minutos en noquear a los dos. Apartándose el pelo, miró fijamente a Draco.

- Eliges de culo a tus adversarios, y mucho mas a tus guardaespaldas. - repitió. - No vuelvas a meterte conmigo, o durarás menos que estos dos. - se dio la vuelta, dándole con el cabello en la cara, y abrió la puerta. Pero su mejor baza llegó una semana mas tarde, por correo.

Mientras las lechuzas volaban por el Gran Comedor, como de costumbre, la atención de todos se fijó de inmediato en un paquete largo y delgado, que llevaban seis lechuzas blancas. Gia estaba tan interesada como los demás en ver qué contenía, y se sorprendió mucho cuando las lechuzas bajaron y dejaron el paquete frente a ella, tirando al suelo su tocino. Se estaban alejando, cuando otra lechuza dejó caer una carta sobre el paquete.

Gia abrió el sobre para leer primero la carta y fue una suerte, porque decía:

NO ABRAS EL PAQUETE EN LA MESA. Contiene tu nueva Nimbus 2000, pero no quiero que todos sepan que te han comprado una escoba, porque también querrán una. Oliver Wood te esperará esta noche en el campo de quidditch a las siete, para tu primera sesión de entrenamiento.

Minerva McGonagall

- ¡Una Nimbus 2000! - gimió Ron con envidia. - Yo nunca he tocado ninguna.

Salieron rápidamente del comedor para abrir el paquete en privado, antes de la primera clase, pero a mitad de camino se encontraron con Crabbe y Goyle, que les cerraban el camino. Malfoy le quitó el paquete a Gia y lo examinó.

- Es una escoba - dijo, devolviéndoselo bruscamente, con una mezcla de celos y rencor en su cara -. Esta vez lo has hecho, Potter. Los de primer año no tienen permiso para tener una.

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