06| Competencia de Shots

1.9K 126 150
                                    

Aviso: este capítulo es
más largo de lo normal

El sol brilla a través de las cortinas de mi habitación, despertándome con su luz cálida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El sol brilla a través de las cortinas de mi habitación, despertándome con su luz cálida. Me froto los ojos y me estiro perezosamente antes de levantarme de la cama. Sin muchos ánimos me dirijo al baño para darme una ducha fría.

Al salir del allí dejo mi cabello húmedo, me pongo una remera cualquiera y un short deportivo. Es el primer día que la tía Fran no estará en la casa, se fue de viaje a Italia durante una semana, dijo que saludaría a mamá de mi parte, además de eso, antes de irse también nos dio algunas... pautas.



—Bien, escuchen. No quiero nada de desastres, hay suficiente comida para una semana, sin peleas ni discusiones. ¿Oyeron? —dijo la tía Fran mientras llevaba su maleta al taxi que esperaba frente a la casa—. Y una última cosa: nada de fiestas.

—Relájate mamá, todo estará bien. Luka y yo nos encargaremos de que la casa se mantenga... impecable. ¿Cierto, Luka?

Asentí en respuesta, y le sonreí a la tía para que ella pudiera estar tranquila. En eso, ella se acercó a mí y me abrazó.

—Confío en que cuidarás a Marco. A veces puede ser algo desastroso, pero supongo que eso ya lo sabes.

—Tranquila tía, puedes confiar en mí.

—Exacto, puedes confiar en Luka —agregó Marco.

Miré a mi primo con un tanto de desaprobación, él solo sonreía. Finalmente, la tía dio su última despedida y la vimos subir al taxi.

Ahora solo éramos Marco y yo. Mejor dicho, ahora solo éramos un chico algo intenso y yo en San Francisco.



Salgo de mi cuarto y bajo las escaleras, camino hacia la cocina hasta llegar a la nevera, de allí tomo un envase de leche. Me preparo una chocolatada fría y me siento en la butaca de la isla de la cocina.

Extrañamente hay un gran silencio. Se siente raro que no esté la tía diciéndome que me despierte temprano, o que me diga que ayude a limpiar la piscina.

Mientras tomo la chocolatada revisando las notificaciones en mi celular, oigo a Marco entrar a la casa. Lleva en sus manos varias bolsas con cosas que supongo son vasos para shots, y también algunos focos con luces de colores.

—Al fin despertaste, bello durmiente —dice al verme.

—Ja, ja. Que gracioso —contesto, girándome en mi butaca para verlo mejor—. ¿Y esas cosas? —inquiero, apuntando con la vista las bolsas que lleva.

—Algunas cosas para hoy en la noche —dice, sonriente—. Tenemos que limpiar la casa. Ordenar un poco, tirar algo de agua al piso, ya sabes.

—¿Yo? ¿Tengo que limpiar?

Qué Asco El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora